En el Evangelio de Lucas, hay una cita bíblica muy particular en la que Jesús nos dice cómo encontramos el Reino de Dios:
"En aquel tiempo, los fariseos le preguntaron cuándo llegaría el Reino de Dios. Jesús les respondió: "El Reino de Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir: "Está aquí" o "Está allí". Porque el Reino de Dios está dentro de ustedes". (Lucas 17,20-21)
Es necesario tener la precaución de no tomar la riqueza espiritual de la Iglesia como un mercado de prácticas o labores piadosas
¿Cuál es el mejor modo de vivir en santidad? ¿Dónde podemos hallar el camino seguro para estar en el Reino de Dios e ir un día al cielo?
Algunos preguntan qué será mejor, ¿qué movimiento es mejor, qué pastoral, qué devoción, el rosario, la coronilla de la Misericordia, la de la Sangre Preciosa o la del Divino Niño? ¿Será mejor el escapulario o la medalla de San Benito? ¿Será mejor ser devotos de San José o de San Judas? ¿Me compro una imagen de la Virgen de Guadalupe o de la Virgen de San Juan de los Lagos? ¿Uso agua bendita o aceite bendito? ¿Qué predicador es mejor para ir a escucharlo?
No hay que buscar el Reino de Dios en lo exterior, efectivamente muchas prácticas de piedad, ministerios y sacramentales fomentan la vida espiritual y preparan la vida de la Gracia, pero el modo más sencillo de estar en el Reino de Dios es la vida cristiana, si, la vida cristiana, ser un buen padre, una buena madre, un buen esposo, esposa, hijo, ser un buen abuelo, un buen ciudadano, un buen profesionista, un buen amigo.
La vida cristiana no tiene que ser reinventada, tiene que ser re-descubierta, aquella misma que ha llevado a los santos a hacer de las cosas ordinarias cosas extraordinarias, estudiar bien, trabajar bien y con honestidad, amarse como esposos, obedecer a los padres, ser tiernos con los nietos, evitar los vicios, ser responsables en las obligaciones ciudadanas, ser castos en el noviazgo, prontos en la caridad especialmente con los más necesitados.
Es en estas cosas sencillas donde realmente se cumple el Reinado de Dios, en el corazón.
No busquemos la salvación en cosas externas que solo son ayudas, porque el Reino de Dios se da en los actos sencillos de nuestra vida, porque ese Reino es el Espíritu Santo y está dentro de nosotros.