El Papa Francisco celebró la Misa en la Capilla Paulina del Palacio Apostólico para celebrar el aniversario número 25 de su consagración como Obispo
Ciudad del Vaticano. 27/06/17.- El Papa Francisco celebró la Misa de este martes por la mañana en la Capilla Paulina del Palacio Apostólico, junto con los miembros del Colegio de Cardenales presentes en la ciudad, para celebrar el aniversario número 25 de su ordenación episcopal.
El Decano del Colegio de Cardenales ofreció saludos y felicitaciones al Santo Padre en la ocasión, recordando las palabras de San Pablo Apóstol en su Segunda Carta a los Corintios:
"Háganme un espacio en sus corazones".
Al cual respondió, prometiéndole amor y reverencia al Sucesor de Pedro:
"Santo Padre, no necesitas pedirnos que hagamos un espacio en nuestros corazones".
Siguiendo con las Lecturas del Día, la primera de las cuales fue tomada del Libro de Génesis, se habló sobre el episodio en el cual Abraham y Lot se separan, el Papa Francisco se enfocó en los tres imperativos que Dios le da al Padre de Fe: ¡Levántate! ¡Mira! ¡Ten esperanza!
Debemos seguir el viaje, mirar el horizonte.
Papa Francisco dijo a los ancianos estadistas de la Iglesia:
Cuando Abraham fue llamado, tenía más o menos nuestra edad. Se iba a jubilar, iba a retirarse para descansar un poco. Era un anciano, con el peso de la vejez, esta misma vejez que trae dolor y enfermedad, pero, Dios le dijo, como si fuera un joven: ¡Levántate, ve! Y como si fuera un explorador: ¡Vete! ¡Ten cuidado y no pierdas la esperanza!"
El mensaje que Dios le dio a Abraham aquel día, también nos lo da hoy a cada uno de los presentes: debemos mantenernos en el camino, estar en movimiento, seguir el viaje, mirar el horizonte y a pesar de todo, esperar sin restricciones.
Somos abuelos llamados a soñar.
Hay quienes no nos aman, dicen que somos la gerontocracia de la Iglesia. Esto es pura burla. Quien lo diga no sabe lo que dice.
No somos viejos tontos y cansados. Somos abuelos. Y si no sentimos esta gracia, debemos pedirla para sentir que así es. Somos abuelos, abuelos que sus nietos ven. Abuelos que, con experiencia, debemos compartir el sentido de lo que realmente es la vida, abuelos no cerrados en la melancolía, abiertos a dar el don del sentido.
Debemos tener la vitalidad de dar a los jóvenes, y la vitalidad de llevar adelante la profecía.
Para nosotros, entonces, también aplica el triple imperativo: ¡Levántate! ¡Mira! ¡Ten esperanza! A esto se le llama soñar.
Somos abuelos llamados a soñar y a transmitir nuestro sueño a la juventud de hoy. Lo necesitan para sacar adelante nuestros sueños de poder profetizar y continuar el trabajo.
Después de la Misa, el Santo Padre saludó a los cardenales concelebrantes uno por uno.
También saludó a los miembros del personal doméstico y al personal profesional de la Secretaría de Comunicaciones, que había transmitido y traducido en vivo la liturgia, desde la Radio Vaticana, en varios idiomas, incluido el inglés.
