Si hay amor hay fe, y con fe ocurren grandes milagros
Ten fe, lucha por tus sueños y arrójate sin miedo a las dificultades, Si hay amor hay fe, y con fe ocurren grandes milagros
Cree que si hay amor hay fe, y con fe ocurren grandes milagros inesperados para tu vida. El milagro de la fe y del amor es un acto de la gracia divina de Dios, que no debe tomarse a la ligera. Es importante que uno entienda el tema de la sanación en el contexto de toda la Biblia. Si nos acercamos a las referencias en las Escrituras sobre la sanación sin apreciar el contexto bíblico completo, podemos interpretar cosas que no son.
Entre las bendiciones que Dios ofreció a la nación de Israel estaba la eliminación de enfermedades. Varias declaraciones hechas a los israelitas en el desierto muestran esto; quizás el más familiar es Éxodo 15,26:
"Si de veras escuchas la voz de Yahveh, tu Dios, y haces lo que es recto a sus ojos, dando oídos a sus mandatos y guardando todos sus preceptos, no traeré sobre ti ninguna de las plagas que envié sobre los egipcios; porque yo soy el Señor, el que te sana"
Debes apreciar que esta promesa reúne una condición esencial; y esta se basa en la obediencia. Debemos ser obedientes a Dios, pero no por obligación sino por amor
Si hay amor hay fe, y con fe ocurren grandes milagros.
Tienes que convencerte de que el Señor, el Dios de lo imposible, no fallará a su promesa de amor en tu vida y te ayudará siempre en los momentos de mayor dificultad.
La vida podrá traerte problemas enormes y quizás llegues a la desesperación, pero Dios siempre será más fuerte, Él vendrá en tu auxilio en el momento que menos lo aguardes ¡Confía!
Abre tu corazón y repite en este momento:
"Señor, sé luz y fortaleza en todas mis dificultades y problemas, dame sabiduría y entendimiento para tomar las mejores decisiones y abre caminos de soluciones".
Ten fe, lucha por tus sueños. Si hay amor hay fe, y con fe ocurren grandes milagros. Arrójate sin miedo a las dificultades, puedes estar seguro que la gracia de Dios te sostiene, te impulsa, te protege y con ella saldrás triunfador.
"Señor, escucha mi oración y llegue a ti mi clamor; no me ocultes tu rostro en el momento del peligro; inclina hacia mí tu oído, respóndeme pronto, cuando te invoco". (Salmo 102,2-3)
Recuerda esto y grábala en lo profundo de tu corazón:
"Donde hay amor, hay esperanza y fe, donde hay fe y esperanza ocurren grandes milagros inesperados"
¡No te rindas jamás!
