Domando la Lengua. 10 abusos fatales que no debemos cometer

Santiago Apóstol nos advierte que debemos ser tardos para hablar y prontos a escuchar. Hay que ir Domando la Lengua para así eviatar estos 10 abusos fatales que no debemos cometer en ningún momento, porque pueden traer consuencias muy dañinas para ti mismo como pra nuestro prójimo.

El libro "La Imitación de Cristo" asegura que son pocos los que se arrepienten de refrenarse de hablar. Por otro lado, muchos lamentan haber abierto sus bocas cuando debieron mantenerla cerrada. Incluso, Jesús nos advierte que seremos juzgados por cada palabra que sale de nuestra boca; también nos dice: "De la abundancia del corazón habla la boca"

Finalmente San Buenaventura asegura que deberíamos abrir nuestra boca únicamente por tres motivos: para alabar a Dios, para aceptar nuestras culpas y finalmente, para edificar a otros. ¡Ojala que este sea nuestro criterio para hablar! El propósito principal del don de la palabra que Dios nos ha entregado es que los seres humanos podamos comunicar la verdad con amor.

Entonces nos gustaría repasar brevemente diez terribles faltas que resultan de hablar inapropiadamente. En cada instancia, nuestra meta es encontrar una medicina preventiva y  no una curativa. La razón de esto es que una vez las palabras han salido de nuestra boca, no pueden devolverse. Algo así como cuando lanzamos una piedra contra una ventana, no puede retornar a la mano, en cambio vuela y quiebra el vidrio en un instante.

Domando la Lengua. 10 abusos fatales que no debemos cometer

Así que cuando se trata de domar nuestra lengua, es mucho mejor prevenir las piedras de nuestras palabras que tratar de reparar los daños que estas puedan hacer.

1. Las mentiras.

Las mentiras deben ser evadidas a cualquier costo. Una mentira pervierte el adecuado y verdadero fin del don de la palabra humana, al falsificar la verdad que debería ser pronunciada. Si todos mintiéramos la solidaridad y unidad del mundo sería imposible porque nadie podría confiar en la palabra de los demás y entonces todos viviríamos con la sospecha de que la palabra de los demás es engañosa.

Jesús dijo que el diablo es el padre de todas las mentiras. Entonces, en un sentido bastante real los mentirosos son hijos del demonio. Suena fuerte decirlo, pero es verdad.

2. Decir mentiras "piadosas".

Muchos nos justificamos al mentir diciendo que es una mentira piadosa, una mentira inofensiva, una mentira blanca que no le hará daño a nadie, o incluso que es una mentira que fue dicha para no hacerle daño a otra persona.

Hay un momento en el que Charlie Brown le dice a Lucy que lo que había dicho era una mentira blanca, a lo que Lucy responde "Charlie no sabía que las mentiras venían por colores".

En suma, tu hablar siempre debe comunicar la verdad en las cosas importantes y en las menos importantes. Jesús nos recuerda que aquellos que son fieles en lo poco lo serán también en lo mucho.

3. Gritar y vociferar.

Las personas frustradas que tienen poco auto-control muchas veces recurren a gritar y vociferar, con la Esperanza de hacer que quienes los escuchan les hagan caso; este puede ser al caso de algunos padres para con sus hijos.

El objetivo final es que los que reciben los gritos se sometan y obedezcan, lo cual rara vez resulta de esa forma. Al contrario, la gente pondrá menos atención al demasiado emocional y descontrolado grito.

En lugar de perder el control de nuestras emociones, es mucho mejor dar una corrección fraternal pero con calma y paz. En esta forma mostramos nuestro amor, aun mientras damos corrección paternal o fraternal, mientras mantenemos control de nuestra lengua.

4. Injuria o Calumnia.

A cualquier costo, debemos de procurar mantener y defender, no solo nuestra buena reputación, sino además la buena reputación de otros. Todos tenemos derecho a defender nuestro buen nombre. ¡Pero es tan fácil deshacer el buen nombre de alguien con la injuria de otro!

Por lo tanto, la injurio o calumnia puede ser definida como "asesinato de carácter", lo cual quiere decir, matar el buen nombre de otra persona

De hecho, a la luz de esto, la injuria no solo viola el Octavo Mandamiento: "No dirás falso testimonio ni mentiras", sino también puede ser visto como una violación al Quinto Mandamiento: "No mataras".

El Libro de los Proverbios nos habla acerca de cómo es el daño hecho con la injuria o la calumnia:

"Mazo, espada, flecha puntiaguda, ¡eso es quien declara en falso contra su amigo!". (Proverbios 25,18)

5. Chismear.

Son muy frecuentes en nuestra sociedad aquellos que se han convertido en chismosos. Estas personas siempre encuentran lo negativo en los actos y motivaciones de otras personas y luego hablan a sus espaldas.

Los chismosos hacen daño:

• Ellos lastiman a Dios, la fuente de la verdad que todo lo escucha.
• Ellos se lastiman a sí mismos al pecar con sus palabras.
• Ellos lastiman a las personas que escuchan sus chismes.
• Finalmente y de manera más obvia, lastiman a la persona en contra de la cual están hablando chismes.

Si te has vuelto un chismoso, o si tan siquiera escuchas los chismes de otros, détente ahora mismo. La Santa Biblia es muy clara en que debemos evitar esto:

"No anduvieras de calumniador entre tu pueblo", (Levítico 19,16).

Recuerda que Jesús dijo que seremos juzgados por las palabras que dejamos salir de nuestra boca. Debes estar preparado para el día del juicio.

6. Sarcasmo al hablar.

El sarcasmo es utilizar ironía y burla para mostrar desprecio. Utilizar el sarcasmo va en contra de la Caridad; es como poner sal en una herida. Duele, quema y daña.

La persona sarcástica ridiculiza, ve de menos y hace burla de los demás, hace que los que escuchan rían y degraden la dignidad de otros.

Antes de caer en el sarcasmo, aplica la Regla de Oro. ¿Cómo te sentirías si tú fueses el objeto de un chiste sarcástico? Haz con otros como te gustaría que te tratasen a ti mismo. Así que habla a otros como te gustaría que te hablaran a ti.

7. Romper la confianza.

Si lo que escuchaste debe ser mantenido en confidencia, no ser revelado o mantenerlo en secreto, entonces lo mejor es mantener tus labios sellados.

Los sacerdotes deben mantener el secreto de confesión. Los profesionales son obligados a mantener la confidencia en muchos casos. En este caso, el proverbio común de que el silencio es oro, es realmente verdadero.

Por lo tanto, al domar la lengua, prevenimos esta terrible falta, a veces nos vemos obligados a simplemente mantenernos en silencio. ¡Al hacerlo somos verdaderamente elocuentes con nuestro silencio!

8. Blasfemia.

Una de las más serias faltas de la lengua es la blasfemia. ¿Pero qué es verdaderamente la blasfemia? En el "Diccionario de bolsillo Católico" del padre John Hardon podemos leer:

Blasfemia.

"Hablar en contra de Dios en forma desdeñosa, irrespetuosa o abusiva. Se incluye como blasfemia las ofensas que se cometen de pensamiento, obra o acción, el irrespeto y desdén que ridiculiza a santos, objetos sagrados o a personas consagradas a Dios es también blasfemia pues ataca de forma indirecta a Dios. La blasfemia es una grave violación de caridad contra Dios. La gravedad puede ser juzgada con castigos capitales en el Antiguo Testamente, penas severas en la Iglesia y en muchos casos también por el Estado".

Un concreto y reciente ejemplo de esto fue el abuso y profanación de la estatua de la Santísima Virgen Maria a la cual le lanzaron sangre falsa en Noche Buena en Oklahoma. De esta forma se burlan de la Iglesia y atacan a la Madre de Nuestro Señor. ¡Que Dios se apiade de nosotros!

9. Lenguaje abusivo y vulgar.

Si bien no es tan grave como la blasfemia, una gran falta de la lengua es la tan frecuente proliferación del lenguaje vulgar.

A menudo las palabras son utilizadas para degradar al ser humano y también al acto íntimo que Dios diseño para la procreación del ser humano. Esto está mal y debemos poner un alto para los que tienen el hábito de usar un lenguaje tan feo e indecente.

No deberíamos nunca olvidar que somos templos del Espíritu Santo. Como católicos, nuestras lenguas reciben el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo cada vez que recibimos la Santa Comunión.

Como parte de nuestra preparación para recibir la Sagrada Comunión deberíamos domar nuestra lengua y estar listos para recibir tan gran regalo.

Debemos actuar de acuerdo a la dignidad de lo que somos, Templos del Dios viviente. Debemos también actuar de acuerdo a nuestra dignidad como futuros ciudadanos del Cielo, ¡nuestro hogar eterno con Dios!

10. Alardear y jactarnos.

Otra forma de hablar de la que debemos alejarnos es alardear y jactarnos.

¿Qué es esta forma de hablar? Es cuando nos auto-ensalzamos y nos colocamos por encima de los demás,  alabando y reconociendo nuestra supuesta grandeza. Al hacer esto nos atribuimos nuestro éxito, méritos y recompensas a nuestra propia capacidad. ¡Esto realmente desagrada a Dios porque es el epíteto del orgullo!

Dios levanta a los humildes, pero desprecia a los orgullosos de corazón. Nuestra Señora en el Magníficat expresa esta verdad:

"Porque ha mirado la humillación de su esclava….Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes".

La actitud de nuestro corazón debe ser lo que el Salmista dice:

"No nos glorifiques a nosotros, Señor: glorifica solamente a tu Nombre, por tu amor y tu fidelidad". (Salmo 115,1)

Así que entonces, vamos a ir domando la Lengua desde ya para evitar estos 10 abusos fatales y dejar de conseguirnos problemas por eso.