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Categoría: Reflexiones

La maternidad es un maravilloso misterio y milagro del Cielo, que nos hace instrumentos de Dios y ayudantes en la multiplicación del amor

El maravilloso misterio de la Maternidad y el embarazo son unas experiencias inigualablemente ricas y más bellas del mundo. Es un regalo divino de un sabio y amoroso Padre en el Cielo. Nuestro Padre sabía exactamente lo que sus hijas necesitaban en nuestro viaje terrenal para aprender a amar incondicionalmente, una habilidad que necesitamos para volver a Él un día.

El maravilloso regalo de la maternidad.

Para muchas mujeres, la maternidad puede llegar a ser una de las etapas más hermosas de sus vidas. Abrazar a un bebé en tus brazos, ya sea que el bebé te haya sido dado a través del proceso de nacimiento o a través del maravilloso y hermoso regalo de la adopción, hace que tu corazón se desborde de profunda alegría y gratitud.

Comienzas un viaje eterno con tu hijo, una oportunidad increíble para nutrir, enseñar y amar a uno de los preciosos hijos de nuestro Padre a lo largo de la eternidad. ¡Qué tarea tan asombrosa e inspiradora!

Portar un hijo en las entrañas y ayudar a traerlo al mundo son verdaderos y gratuitos regalos que nos ha dado la naturaleza: por nada se nos da todo, y todo es el misterioso don de la vida, de la existencia, única, portentosa y maravillosa.

Para muchos el desarrollo de una vida dentro del vientre sigue siendo un misterio. ¿Cómo explicar que de la unión de un óvulo y un espermatozoide surja la vida?, y que esta pequeña célula en multiplicación explosiva empiece a tener un corazón, unas manos, unos ojos…, sólo ocho semanas después del encuentro entre las dos células. Así, como si recibiera soplos maravillosos de vida, se inicia la existencia.

Se forma un ser único e irrepetible

Y mientras la barriguita de la madre se va abultando, al tiempo que se abultan sus sueños, su felicidad y su agradecimiento por la nueva vida, se va formando el nuevo ser: un nuevo ser único, irrepetible, con toda su carga genética, con todo su misterio interior, pero que podría no haber existido de no haber sido por ese encuentro amoroso de este hombre y esta mujer concretos, en aquel momento concreto.

La espera casi siempre suele terminar con ese ¡momento maravilloso!, que es el alumbramiento. Por primera vez, el padre y la madre pueden ver a ese "desconocido" que ha convivido con ellos durante nueve meses. Han sido hasta ahora como dos cuerpos en uno, que, al final, se dirán adiós por siempre, porque aquella pequeña semilla que creció de manera tan natural ya está preparada para seguir creciendo en su propia parcela.

Es difícil describir con palabras lo que se siente al saber que se lleva a alguien dentro; y que ese alguien crece día a día, gracias a que la madre le está dando la vida, parte de su vida. Es algo así como una mezcla de orgullo y de alegría incontenible, por saber que dentro de sí está él, ¿ella?, respirando, moviéndose, mientras se siente cómo se funden los sonidos uniformes de los dos corazones.

Unos padres que acogen al nuevo ser

Y mientras pasan los días, los padres planean, preparan y sueñan con la llegada de aquel pequeño ser, a quien este "cubículo", que tiene por morada, cada día le resulta más incómodo.

Los padres saben que, a pesar de los tiempos que corren, lo único que sigue siendo indispensable para el recibimiento del nuevo miembro es su amor incondicional, su sí de aceptación definitivo, radical y sin restricciones. Un sí de amor con el que los padres acogen al nuevo ser y le dicen: "te quiero, te quiero tal como eres y no te cambiaría por nadie".

Al contemplar a un bebé recién nacido nos damos cuenta de que, aunque pequeño, él tiene ya una semilla de libertad, de inteligencia y de capacidad de amar. Tomará sus opciones y será él mismo, con su personalidad e independientemente de nuestras expectativas respecto a él.

Dios confía el misterio de la Maternidad.

¡Nuestro Padre nos ha confiado tanto! Sé que cometemos muchos errores en el camino, pero aún así nuestro Padre nos ama y confía en nosotros y nos da fuerzas en el camino.

Todos los elogios que el mundo puede dar a una mujer nunca se compararán en importancia con el privilegio de criar y alimentar a un niño hasta la madurez. Nada de lo que el mundo ofrece puede igualar la importancia de esta tarea de nuestro Padre Eterno.

Miles de millones de mujeres en el mundo han recibido este don que es dar la vida, pero el maravilloso misterio de la Maternidad nunca deja de ser una novedad, un milagro, un misterio, algo inexplicable, que nos hace instrumentos de Dios y ayudantes vitales y esenciales en la conservación de la raza humana.

Oración por un buen embarazo.

Padre amado, gracias por el regalo de la vida que has puesto en mi vientre y por este maravilloso regalo de la maternidad.

Gracias, Señor, por predestinar a este niño a ser traído al mundo por mi esposo y por mi persona. Danos la gracia de ser buenos padres y ayúdanos a criar a este niño de una manera que traiga frutos para tu Reino.

Sé un escudo de protección alrededor de este niño mientras se desarrolla en mi vientre. Protégenos de toda clase de enfermedades que las mujeres embarazadas somos vulnerables a contraer. En el nombre de Jesús, te lo pido. Amén.

Oración por una buena maternidad.

Dios de la bondad infinita, vigila a las mujeres embarazadas mientras esperan el nacimiento de su hijo. Concede a estas mujeres la confianza y la fuerza para disipar su ansiedad y miedo. Bendícelas con el coraje y la fe de María, siempre escuchando tu voluntad y confiando en tu amoroso cuidado. Mientras se preparan para traer nueva vida al mundo, Concédeles la gracia de tener buena salud y gran alegría.

Y cuando haya venido esa vida, dales las fuerzas y la esperanza para que vivan una maravillosa maternidad. Que sepan educar a sus hijos en el amor hacia Ti.

Te miramos a ti y a tu Hijo, Jesucristo, como un signo de misericordia y alegría. Te lo pedimos por la intercesión de Nuestra Señora de Lourdes en nombre de tu Hijo, Jesús y el Espíritu Santo, ahora y por siempre. Amén.

Adaptación y contenido agregado: Andrea Pérez, PildorasdeFe.net | Con información de extraída de: Fraynelson.com

pildorasdefe andrea perez de quero firmaAndrea Pérez, Venezolana viviendo en Ecuador, hija de Dios, mujer de fe, madre y esposa. De profesión ingeniera, y de corazón misionera. Trabajando día a día en mi crecimiento espiritual y buscando la coherencia, tomando como guía la frase de San Pablo: Cambia tu manera de pensar y cambiará tu manera de vivir (Ro 12,2)

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