Este sitio web utiliza Cookies para mejorar la experiencia de usuario, además de mejorar la velocidad y la seguridad del sitio durante su visita. Estas cookies se utilizan para adaptar el contenido de la web a las preferencias del Usuario del Servicio y optimizar el uso del sitio, las cuales permiten que el dispositivo reconozca al usuario y muestre adecuadamente el servicio ofrecido, adaptada a sus necesidades individuales. Puede retirar su consentimiento u oponerse al procesamiento de datos basado en intereses legítimos en cualquier momento haciendo clic en "Configuración" o en nuestra Política de Cookies en este sitio web. Te invitamos a leer nuestra política de privacidad
FACEBOOK
TWITTER
WHATSAPP
TELEGRAM
Categoría: Caminando en la fe

La desesperación para que tu hijo regrese a la Iglesia puede llevar a emplear métodos equivocados. 3 cosas que NO DEBES hacer

Si quieres que tu hijo regrese a la iglesia, por favor por ningun motivo pongas en práctica estas 3 cosas. Son cosas que no debes hacer y que te mostraremos el por qué.

Si tu hijo o hija se ha alejado de la Iglesia, no estás solo. La Iglesia Católica está perdiendo fieles jóvenes. La mitad de los jóvenes americanos que fueron criados como Católicos (50% exactamente) no se identifican más como Católicos hoy en día. Aproximadamente 8 de cada 10 (79%) dejan su fe antes de los 23 años.

Historias de hijos que dejan la Iglesia.

Algunos hijos se alejan desde adolescentes de la Iglesia mientras buscan su propia identidad. Algunos han sido heridos por personas dentro de la misma Iglesia. Otros se ven envueltos en estilos de vida que tienen conflictos con las enseñanzas de la Iglesia. Muchos se van a la universidad, se relacionan con profesores ateos o no-Cristianos y lentamente pierden su fe. Algunos se mueven en el mundo, comienzan una familia y se dejan llevar por el trabajo, los pasatiempos y la vida familiar, perdiendo su fe en el transcurso del tiempo.

Hay muchas historias pero la mayoría de ellas comparten el mismo resultado: los jóvenes terminan dejando la Iglesia.

Por supuesto, todos estamos desesperados por querer que los hijos regresen a la Iglesia. Desafortunadamente esa desesperación puede llevar a veces a buscar la meta correcta pero con los métodos erróneos.

3 cosas que NO DEBES hacer para que tu hijo regrese a la Iglesia.

Si quieres que tu hijo regrese a la Iglesia Católica, veamos estas tres cosas que NO DEBES HACER ni usar en ningún momento. Cada uno de estos errores crearán una barrera entre tu hijo y su regreso a la Iglesia.

(Para ser claros, cuando digo hijo en este artículo, me refiero principalmente a jóvenes adultos, no a adolescentes)

1. Oblígarlo a ir a Misa.

María, lamentándose de su hijo adolescente, se quejó conmigo diciéndome:

  • "¡Si tan sólo pudiera hacer que él comenzara a ir a Misa de nuevo!".

  • "No importa qué haga, pedirle, implorarle, ordenarle, llorar, nada parece funcionar".

  • "Unas cuantas veces fui capaz de forzarlo a ir amenazándolo con quitarle el internet en el teléfono o cortarle su mesada pero aún así sólo se sentó en el banco y evidentemente no quería estar ahí".

Aquí hay un consejo que puede resultar crucial y tal vez sorprendente: deja de obligarlo de ir a Misa.

¿Contra intuitivo? Seguro. Pero si quieres tener un progreso perdurable con tu hijo, ir a Misa debería ser la última pieza del rompecabezas, no la primera. Es el destino final, el fruto y consecuencia de una relación personal con Jesucristo, no la causa de la misma.

Primero debes colocar otros bloques de construcción antes de que la Misa pueda beneficiar el alma de tu hijo. Un sacerdote me hizo notar recientemente lo siguiente:

"Si alguien viene a Misa, en contra de su voluntad y sin prepararse, él está entonces en gran peligro de contraer una enfermedad espiritual. Mientras nuestra intención sea solamente llevar a gente a Misa, si eso es todo lo que estamos tratando de hacer, si ningún paso intermedio, es probable que estemos causando que su enfermedad se agrave, desde una perspectiva espiritual".

Puede que la idea sea molesta, pero debemos referirnos a San Pablo, en su primera carta a los Corintios. Él escribió:

"Cada uno, pues, examine su conciencia y luego podrá comer el pan y beber de la copa. El que come y bebe indignamente, come y bebe su propia condenación por no reconocer el cuerpo. Y por esta razón varios de ustedes están enfermos y débiles y algunos han muerto" (1 Corintios 11,28-30).

San Pablo se refería a dolores físicos que los Corintios padecieron como resultado de no celebrar la Misa con la debida reverencia, y especialmente por no reconocer la Presencia Real de Jesús en la Eucaristía.

Hoy en día, es raro que Dios golpee a alguien con alguna enfermedad o la muerte sólo por quedarse dormido en Misa o por recibir casualmente el Santísimo Sacramento.

Pero si vamos a Misa sin prepararnos, desconcentrados, sin voluntad de participar, entonces podemos sufrir serios efectos espirituales. En lugar de unirnos a Dios, la Misa puede causar distanciamiento en la relación.

Por supuesto, ésas no son las intenciones de la mayoría de los padres. Cuando obligan a su hijo a ir a Misa, están actuando con buenas intenciones y saben que 1) Jesús está presente en Misa de una manera especial, así que 2) ellos deberían hacer todo lo posible para que su hijo vaya.

Este énfasis está impulsado por la cultura protestante que nos rodea, en la cual el servicio de adoración en general es visto como una puerta de entrada a la completa participación en la vida Cristiana.

Si nuestros hermanos y hermanas Protestantes quieren llevar de regreso a un amigo alejado del Señor, su primer movimiento es llevarlo a la Iglesia. Una vez allá, ellos saben que recibirán una calurosa bienvenida, un poderoso y relevante mensaje y una invitación a unirse a un pequeño grupo comunitario. En otras palabras, si el camino del discipulado es un embudo, los Protestantes ponen el servicio eclesial al comienzo de este embudo, mientras los Católicos ponemos la Misa al final.

Así que la próxima vez que te veas tentado a empujar e incitar a tu hijo a ir a Misa, incluso cuando sabes que él se resiste profundamente, abstráete un poco de hacerlo. No lo obligues, y no le reiteres que el no ir a Misa es un pecado mortal, es verdad, pero de muy poca ayuda en esta etapa. Planta otras semillas primero. Esta es una de las peores cosas que NO DEBES hacer para que tu hijo regrese a la Iglesia.

2. Criticar su estilo de vida.

Abraham Piper, que se alejó de la iglesia siendo adolescente, tiene un buen consejo para los padres de hijos que han tomado malas decisiones morales: "no trates de guiar por medio del reproche moral".

"Si a tu hijo le resulta difícil creer en Jesús, no tiene mucha importancia que admita que es malo emborracharse por ejemplo. Lo quieres proteger, sí, pero su problema más grande es su falta de fe, no el irse de fiesta. No importa cuánto pruebe el estilo de vida de tu hijo su falta de fe, siempre asegúrate de concentrarte más en la enfermedad de su corazón que en los síntomas".

Comenzar con mandamientos morales es usualmente poco producente con los jóvenes. Si lo primero que tu hijo escucha es "deja de hacer eso" o "cambia tu vida" o "termina esa relación", te ignorará rápidamente.

Nunca tendrás oportunidad de hacer un caso más convincente para su regreso a Dios y a la Iglesia. Esto no significa que debas simplemente observar en silencio y pasivamente como tu hijo toma malas decisiones. Por el contrario, significa que tu primer acercamiento debe estar marcado por la sutileza y la paciencia, no el criticismo.

El Papa Francisco ha hablado muy a menudo acerca de dicho aproximamiento con los mandamientos morales. En su primera entrevista como Papa, él explicó cómo presentarle a alguien a Jesús antes de seguir con los requerimientos morales que proceden después de ese encuentro:

Lo más importante es el anuncio primero: "¡Jesucristo te ha salvado!"… El anuncio misionero se concentra en lo esencial, en lo necesario, que, por otra parte es lo que más apasiona y atrae, es lo que hace arder el corazón, como a los discípulos de Emaús.

Tenemos, por tanto, que encontrar un nuevo equilibrio, porque de otra manera el edificio moral de la Iglesia corre peligro de caer como un castillo de naipes, de perder la frescura y el perfume del Evangelio.

La propuesta evangélica debe ser más sencilla, más profunda e irradiante. Sólo de esta propuesta surgen luego las consecuencias morales… el anuncio del amor salvífico de Dios es previo a la obligación moral y religiosa. Hoy parece a veces que prevalece el orden inverso". (Entrevista al Papa Francisco, 19 de Agosto de 2013)

La mayoría de los jóvenes hoy en día creen en algo llamado "deísmo terapéutico moralista" que pone un fuerte enfoque en lo que se debe y no se debe hacer de acuerdo a la fe (de ahí el término "moralista"). Pero como padre, tu meta no es sólo la mejora moral o la modificación del comportamiento.

Tu meta es la reversión, atraer a tu hijo a una próspera relación con Jesús en su Iglesia. Una vez que hayas logrado eso, los cambios morales se darán inevitablemente a continuación.

Pero seamos honestos: esto no es fácil. Esto requiere que te muerdas la lengua muchas veces cuando sientes la urgencia de reprender a tu hijo, pues sabes que probablemente el hacerlo lo vaya a alejar aún más. Sin embargo, como Bert Ghezzi afirma de manera concisa:

"¡La cicatriz que deja la herida valdrá la pena!".

Algunas veces el reproche moral es necesario para el regreso de un hijo a la iglesia. Algunas veces los hijos caprichosos o rebeldes requieren de alguien que los saque de su confusión moral y les diga "Estas decisiones están destruyendo tu vida" o "Tú puedes ser mucho más si escoges un camino diferente".

Pero usualmente es mejor cuando esa corrección no es lo primero que escuchan, e, idealmente, cuando proviene de alguien en quien confíen, un amigo, un mentor, o alguien importante para ellos.

Tu relación con tu hijo rebelde probablemente es ya frágil, por lo tanto debe ser protegida a toda costa. No la pongas en riesgo por hacer un fuerte reproche.

3. Fastídiarlo.

Muchos padres fastidian, molestan y hostigan a sus hijos, incluso cuando ya son adultos, para obligarlos a que vayan a la iglesia o cambien su estilo de vida. Estas estrategias casi nunca funcionan y, de hecho, tienen el efecto opuesto: muchas personas permanecen alejadas de la Iglesia Católica adrede, sólo porque sus padres les insisten sobre esto.

Así que comprométete ahora mismo a dejar de hacer preguntas como "¿Por qué nos estás haciendo esto?" o "¿Cuándo vas a dejar de ser tan perezoso y regresar a la iglesia?".

Es casi imposible que tu hijo sienta tu dolor completamente o que sepa cuán desesperadamente deseas que él regrese a la Iglesia. Así que no vale la pena gastar energías en fastidiarlo o sofocarlo intentando que se sienta culpable.

Aún peor que fastidiarlo en general, es fastidiarlo de una manera pasiva-agresiva. Sara, una joven adulta que había dejado de ir a Misa, me dijo:

"No soporto cuando mi mamá me fastidia acerca de la Iglesia y odio aún más cuando hace pequeños comentarios, o muecas, o cuando chasquea la lengua. Ella sigue diciéndome cómo mi hermana va a Misa y el sentimiento que me queda es que ella es una mejor hija. ¡Me molesta tanto! Es incluso peor que si viniera y me dijese lo que pensara en lugar de pretender que estaba tratando de ayudar".

San Juan Pablo II, tal vez el evangelista más efectivo del siglo XX, resumió una mejor y alternativa estrategia. Él dijo simplemente

"La Iglesia propone, ella no impone nada".

Los padres que han atraído exitosamente a sus hijos de regreso a la Iglesia no fastidian o imponen la religión en sus hijos. Todo lo contrario, ellos los invitan, gentil y respetosamente, a través de conversaciones afectuosas y amor incondicional.

No caigas entonces en estas cosas que NO DEBES hacer para que tu hijo regrese a la Iglesia. No te quejes de las deficiencias de tu hijo, invítalo a algo mejor. Propón, pero no impongas.

Traducción y adaptación: María Mercedes Vanegas, PildorasdeFe.net. Con información extraida de: Word on Fire

pildorasdefe maria mercedes venegasMaría Mercedes Vanegas, Nicaragüense viviendo en Alemania, soltera, ingeniera y - a ejemplo de San Francisco Javier - misionera en esta era tecnológica. Identificación evangelizadora: Ay de mí si no predico el Evangelio, pues muchos cristianos se dejan de hacer, por no haber personas que se ocupen en la evangelización

Contenido publicado originalmente en Píldoras de fe, bajo el Link: https://www.pildorasdefe.net/aprender/fe/cosas-que-no-debes-hacer-para-que-hijo-regrese-a-la-iglesia - Puede copiar esta información en su Blog citando siempre la referencia a esta fuente consultada. Para compartir en sus redes sociales, utilice los botones compartir. Conozca términos legales - Pildorasdefe.net
Apoya esta misión


Si crees que este apostolado ha sido de bendición para tu vida, y si está en tus posibilidades hacer una ofrenda voluntaria, de modo que sigamos llevando de forma gratuita esta buena obra, puedes hacerla a continuación.
Deja tus comentarios

Tus palabras importan, te invitamos a dejar tus comentarios sobre este tema. (Espera un momento que se cargue el sistema de comentarios)

Recursos de Utilidad