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Categoría: Caminando en la fe

Tal vez todos somos imposibles. Pero Dios, en muchas ocasiones, escoge a los débiles y pequeños para hacer cosas maravillosas. Es el Dios de lo imposible

Jesús, es el Dios de los casos y personas imposibles.

Ben y yo hemos creado el Sagrado hábito en nuestra casa, de rezar al menos una parte del Rosario con nuestras hijas cada noche antes de ir a la cama; si tenemos suerte y todos estamos complacientes y participativos, seriamos capaces de rezar el Rosario completo. Sería una ocasión tan rara, que nunca olvidaría.

Al anunciar el Tercer Misterio Glorioso: La Venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, Sarah, orgullosa e inocentemente, añadió: "¡Es sobre los imposibles, mamá!" Todos compartimos una risita familiar, luego continuamos con nuestras oraciones. Pero esa palabra se me pegó, aunque solo fuera por el encanto proveniente de una niña de cuatro años.

Somos del grupo de los imposibles

Tal vez los Apóstoles fueron los "imposibles" como Sarah lo dijo. Tal vez todos somos imposibles. De hecho, sé que lo somos. Al menos yo lo soy. Yo soy un imposible, porque no puedo hacer algo bueno por mí misma "Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible" (Mateo 19,26).

Los Apóstoles, también, conocían su debilidad. Cada uno de ellos a veces exhibía fuertes defectos de carácter que solo hacían que Jesús los quisiera más, estoy segura. Es porque Jesús se siente atraído por nuestra miseria. Lo que es imposible para nosotros por nuestra concupiscencia nos hace candidatos a la grandeza.

Dios escoge a los débiles para cosas maravillosas.

Si leo sobre los Apóstoles y los Santos, recuerdo que Dios escoge a los débiles y pequeños para hacer cosas maravillosas en este mundo para Su gloria. Es fácil quedar atrapado en el mundo moderno en el que a más elogios, premios, bonificaciones y promociones más nos convierten en alguien importante y digno de conocer.

El renombre por sí solo no revela grandeza, sin embargo. Es solamente cuando nuestras debilidades se hacen evidentes a otros que la gloria de Dios se revela completamente en nuestras vidas.

Digo esto, porque hay personas que se acercan a mí -la mayoría de las cuales no conozco bien- y declaran claramente que admiran a nuestra familia por el testimonio de fe que mostramos.

Esto después de la Misa, en la cual Sarah se arrastra debajo del banco y tengo que regañarla para que se levante; Felicity se mueve y mira detrás de ella constantemente en vez de participar en las respuestas y cantar los himnos; Y Verónica acaba de pasar los últimos cinco minutos jugueteando sin ninguna razón aparente.

Estos comentarios también llegan después que Ben y yo compartimos miradas de exasperación e irritación, todas precipitadas por la privación total de sueño. Después de los hostiles saludos que hago rápidamente antes de salir corriendo desde la banca de la Iglesia tras mis hijas, desesperadamente, esperando que podamos llegar a la furgoneta sin una rabieta o pelea.

Y es cuando la gente que apenas conozco se detiene momentáneamente con un golpecito en el hombro para decirle a Ben y a mí que se conmueven por el testimonio de fe que demostramos. A veces dicen que han sido inspirados por nuestra familia o han sido tocados profundamente de alguna manera permanente y significativamente.

Ben y yo agradecemos los comentarios, pero nos quedamos desconcertados ante ellos. Nos rascamos la cabeza, reflexionamos con confusión acerca de cómo esto podría ser cierto cuando todo lo que vemos son las exhibiciones públicas de nuestra debilidad humana en toda su grandeza.

Creo que es porque la gente está más inclinada a ver a Dios brillando a través de nuestras vidas, porque ya no pueden vernos a nosotros. Ellos ven más allá de nosotros.

Dios es nuestra grandeza.

Nosotros, como los Apóstoles en el Cenáculo de Pentecostés, somos los "imposibles". Somos imposibles, porque somos incapaces de tener grandeza sin Dios. De todos nuestros esfuerzos humanos para aparecer juntos, equilibrados y perfectos, todavía nos quedamos cortos y fallamos miserablemente.

Pero a medida que terminamos ese decenario del Rosario, me doy cuenta de que ser un "imposible" es lo que me hace un verdadero embajador de Cristo.

Ser un "imposible" permite que Dios me moldee.

Mis miserias y mis errores se convierten en el modelo sobre el cual Dios hace Sus marcas, suaves y persuasivas, en mi corazón. Él me moldea, me corta, y me perfecciona de una manera que parece en vano para el mundo. Sus marcas pueden ser dolorosas. Con frecuencia implican innumerables oportunidades de humildad a través de humillación, y me hacen oculta e invisible para el mundo.

A veces soy rechazada. Me desprecian, se burlan como lo hicieron de los primeros Apóstoles. Soy el hazmerreír. Pero habrá algunos que verán más allá de toda esa suciedad y, más allá de mí, verán a Dios trabajando en y por mí.

Así es como Dios hace una obra maestra de la materia ordinaria. Él me escoge precisamente porque no soy nada sin Él. Y si Él decide hacer grandes cosas en mí cuando soy una persona "imposible", entonces otros necesariamente lo verán más a Él que a mí.

Vivir como un "imposible" en toda su extensión es el cumplimiento del mensaje de San Juan Bautista en el Evangelio: "Es necesario que él crezca y que yo disminuya" (Juan 3,30).

Observé a Sarah mientras terminábamos las cinco decenas de los Misterios Gloriosos, y me sentí honrada por su profunda revelación. Cuando la vi, ya no veía sus imperfecciones. Mientras sonreía a Felicity, no noté sus cambios de humor y dramatismo. Y capté la mirada de Ben con un brillo en mis ojos mientras él me devolvía la sonrisa con la suya. En ese momento, convertirse en los "imposibles" parecería una manera muy útil de traer a Dios al mundo. 

Traducción y adaptación: Janet García, PildorasdeFe.net. Con información extraida de: Catholic Exchange

pildorasdefe janet garcia firmaJanet García, Mexicana, soltera, ingeniera, aspirante a la vida eterna. Dios te ama, solo confía en Él, si logro que una persona crea en ello, seré feliz; si hago que muchas personas lo crean mi misión de vida estará completada

Contenido publicado originalmente en Píldoras de fe, bajo el Link: https://www.pildorasdefe.net/aprender/fe/jesus-el-dios-de-los-casos-y-personas-imposibles - Puede copiar esta información en su Blog citando siempre la referencia a esta fuente consultada. Para compartir en sus redes sociales, utilice los botones compartir. Conozca términos legales - Pildorasdefe.net
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