Este sitio web utiliza Cookies para mejorar la experiencia de usuario, además de mejorar la velocidad y la seguridad del sitio durante su visita. Estas cookies se utilizan para adaptar el contenido de la web a las preferencias del Usuario del Servicio y optimizar el uso del sitio, las cuales permiten que el dispositivo reconozca al usuario y muestre adecuadamente el servicio ofrecido, adaptada a sus necesidades individuales. Puede retirar su consentimiento u oponerse al procesamiento de datos basado en intereses legítimos en cualquier momento haciendo clic en "Configuración" o en nuestra Política de Cookies en este sitio web. Te invitamos a leer nuestra política de privacidad
FACEBOOK
TWITTER
WHATSAPP
TELEGRAM
Categoría: Aprende a orar
Boletín diario del Evangelio de hoy por email

La oración debería ser vista como una conversación y toda conversación exitosa tiene momentos para escuchar y momentos para hablar

¿Te ha sucedido que durante la oración te encuentras pendiente del tiempo? Personalmente, he caído en esta trampa muchas veces, especialmente durante las Horas Santas.

Me he visto apurado tratando de orar por todo lo que quiero como en una carrera contra reloj o por el contrario, he batallado tratando de realizar oraciones con sentido durante una hora y revisando el reloj cada 5 minutos. Sabía que necesitaba encontrar una manera de quitar la distracción del tiempo de mis ratos de oración y poder finalmente orar libremente.

Afortunadamente tuve un excelente mentor hace algunos años que me pasó el secreto para orar sin preocuparme del tiempo.

1.- Prepárate con anticipación

Puede que esto parezca obvio pero en una sociedad donde todo avanza a un ritmo acelerado, puede que no encontremos el tiempo para prepararnos con anticipación y terminemos obviando este paso. Terminaremos ya sea buscando un libro para llevar con nosotros a la Hora Santa o luchando por lograr poner todo lo que queremos en nuestra oración sin lograrlo.

La clave es el balance de nuestro tiempo de oración con la cantidad suficiente de lectura espiritual, devociones y oración mental. He aprendido que orar es más un arte que una ciencia.

La oración debería ser vista como una conversación y toda conversación exitosa tiene momentos para escuchar y momentos para hablar. No debería ser nunca una cuestión donde solamente es un lado el que participa: no deberíamos sentarnos o arrodillarnos y comenzar a "disparar" peticiones o a leer un libro todo el tiempo sin detenernos a escuchar lo que Dios nos quiere decir.

Como un ejemplo, si me puedo permitir tener una hora completa de oración, me preparo para ella teniendo una idea de aquello por lo que quiero conseguir orar, mientras a  la vez me voy dando cuenta que Dios tiene Su propio plan en mente. De esta manera, divido la hora de la siguiente forma:

  • Ofrecimiento del tiempo de oración por intenciones específicas
  • Rezar la Liturgia de las Horas
  • Oración mental
  • Lectura espiritual
  • Oración mental
  • Ofrecimiento de una oración en acción de gracias

No siempre tengo una hora completa para orar, así que a veces ajusto cada parte de acuerdo al tiempo que tengo disponible.

Pienso que el prepararse anticipadamente me ayuda a no preocuparme por el tiempo dado que mi atención no está en "qué voy a hacer durante esta hora".

Además trato de no ser muy ambicioso con mi oración, sino que por el contrario trato de mantenerla simple y razonable.

Otro aspecto de la preparación anticipada es la programación activa de la oración como parte de tu horario. Si tú eres de los que revisa constantemente su reloj porque te preocupa llegar a tiempo a tu trabajo, entonces deberías buscar otro tiempo para orar.

Debemos hacer de la oración una prioridad y no deberíamos hacerla cuando nos sentimos estresados por tener que invertir una hora (o media hora) en ella.

Nuestra oración debería ser programada para cuando esté bien si nos pasamos un poco del tiempo destinado para ella. En algunas ocasiones, Dios nos habla de una manera muy poderosa y la restricción del tiempo podría dificultar una conversación fructífera.

2.- Si es posible, fija una alarma

Otro secreto que he aprendido es que al fijar una alarma que suene al momento de terminar la oración. Obviamente esto no lo podemos poner en práctica cuando se ora en una capilla de adoración con más gente a tu alrededor pero sí funciona de maravilla en casa o en una iglesia vacía.

Al fijar una alarma sabes cuándo terminará tu oración y así no debes estar constantemente pendiente de tu reloj. En cierto sentido, se asemeja a la práctica que se realiza en algunos monasterios donde un monje o monja está encargada de sonar una campana al final de la oración.

Esto fue, seguramente, una práctica mucho más común antes de la invención de los relojes de muñeca o de pared. Los monjes iban a la oración, rezaban y luego eran notificados de que el tiempo se había terminado. Ellos no se preocupaban acerca del tiempo (excepto por aquél monje que estuviese encargado de hacer sonar la campana).

3.- La oración no se trata solamente de ti

El paso final para tener una hora santa fructífera es darse cuenta de que la oración no se trata solamente de nosotros. Algunas veces puede que vayamos a orar y leamos una letanía de devociones que queremos "cumplir" y luego nos molestamos cuando no terminamos nuestro rosario.

En realidad, Dios tiene un plan para ti y puede que no incluya orar las veinte décadas del rosario en ese momento.

Es muy probable que Dios mueva tu corazón durante una lectura espiritual o durante una letanía a nuestra Santísima Madre y te detengas y respondas a Su invitación. Esto es, de hecho, algo muy bueno y no deberíamos limitar la acción de Dios.

No deberíamos frustrarnos con nosotros mismos o con Dios si no oramos por todo lo que queríamos orar. La oración no se trata solamente de nosotros.

Recuerda, la oración es una conversación y no debe ser solamente un lado el que participe. Incluso Dios sabe esto y nos hablará, pero siempre dejará espacio para una respuesta.

RESUMEN

Resumiendo, para dejar de estar pendientes del reloj durante la oración debemos prepararnos anticipadamente, fijar una alarma (de ser posible) y recordar que la oración no se trata solamente de nosotros y de nuestras peticiones.

Dios quiere hablarnos y por esto debemos hacer nuestro mejor esfuerzo para no permitir que sea el tiempo quien dicte nuestra oración.

Traducción y adaptación: María Mercedes Vanegas, PildorasdeFe.net. Con información extraida de: Philipkosloski.com

pildorasdefe maria mercedes venegasMaría Mercedes Vanegas, Nicaragüense viviendo en Alemania, soltera, ingeniera y - a ejemplo de San Francisco Javier - misionera en esta era tecnológica. Identificación evangelizadora: Ay de mí si no predico el Evangelio, pues muchos cristianos se dejan de hacer, por no haber personas que se ocupen en la evangelización

Contenido publicado en Píldoras de fe - Para compartir de forma correcta este contenido use los botones de compartir en redes sociales disponibles para ello. Lea nuestro aviso para cualquier otra información: Términos legales - Pildorasdefe.net
Boletín diario del Evangelio de hoy por email
Apoya esta misión


Si crees que este apostolado ha sido de bendición para tu vida, y si está en tus posibilidades hacer una ofrenda voluntaria, de modo que sigamos llevando de forma gratuita esta buena obra, puedes hacerla a continuación.

Recursos de Utilidad