La oración no es un esfuerzo de último recurso, es la respuesta efectiva cuando la tragedia se presenta. Demos fuerza a nuestros hermanos.
El huracán Harvey golpeó a Texas, Estados Unidos, el 25 de agosto de 2017. Desde ese día, el sureste de Texas se encuentra inundado por más de un metro de agua de lluvia, y pronosticadores meteorológicos predicen que otro metro más de lluvia caerá antes de que la tormenta termine.
Al menos treinta personas han muerto a causa de la tormenta tropical, y muchos más están varados por las aguas de las inundaciones que siguen aumentando cada día más.
El gobernador Greg Abbott, de Texas, está llamando a la tormenta "uno de los mayores desastres que Estados Unidos haya enfrentado".
Entonces, ¿qué podemos hacer para ayudar a nuestros hermanos y hermanas en Texas que se encuentran amenazados por el huracán Harvey? ¿Cómo les damos fuerza para afrontar la increíble proceso de recuperación que deben enfrentar cuando la tormenta termine?
Podemos encontrar una lista de organizaciones legítimas que están recolectando donaciones para lograr con esfuerzo un poco de alivio. Pero no podemos olvidar orar por los afectados por esta tormenta.
La oración no es un esfuerzo de último recurso, es la primera y más efectiva respuesta cuando una tragedia se presenta.
Oración para los afectados por el huracán Harvey:
Oh Dios, Maestro de este mundo pasajero, escucha las voces humildes de tus hijos.
El mar de Galilea obedeció tu orden y volvió a su antigua quietud. Todavía eres el Maestro de la tierra y el mar.
Vivimos bajo la sombra de un gran peligro sobre el cual no tenemos control: el Golfo, que como un enojado e irritado gigante, puede despertar de su aparente letargo, sobrepasar sus límites convencionales, e invadir nuestra tierra, extendiendo el caos y el desastre.
Durante esta temporada de huracanes nos dirigimos a Ti, oh Padre amoroso.
Evítanos revivir las tragedias pasadas cuyos recuerdos están aún tan frescos y cuyas heridas parecen rehusarse a sanar con el paso del tiempo.
Oh Virgen, Estrella del Mar, Nuestra amada Madre, te pedimos que implores con tu Hijo en nuestro favor, para que, ahorrándonos las calamidades comunes en esta área y animando nuestro verdadero espíritu de gratitud, caminemos en los pasos de tu Divino Hijo para llegar a la Jerusalén celestial, donde nos espera una eternidad sin tormentas.
Amén.