Jesús sana a la suegra de Pedro. Sanó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios. El amor de Dios sana y consuela a todos los enfermos
El amor de Dios sana y consuela a todos los enfermos, sin descanso.
En el Evangelio de San Marcos (1,29,29), nos encontramos con un curioso evento en la que narra que Jesús sanó a la suegra de Pedro y además, tomó todo ese día completo para sanar enfermedades y dolencias, expulsar demonios y escuchar a todos y luego de madrugada se iba a orar. El amor de Dios sana y consuela a todos los enfermos, a los afligidos y abatidos, y de paso, sin descanso.
Todos estos sucesos, al parecer, se narran de una forma en la que parece que toda esta jornada de sanación realizada por Dios, se desarrolló sin descanso.
"Cuando Jesús salió de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama, con fiebre, y enseguida le avisaron a Jesús. Él se acercó, y tomándola de la mano, la levantó. En ese momento se le quitó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando el sol se ponía, le llevaron a todos los enfermos y poseídos del demonio, y toda la gente se apiñó junto a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios, pero no dejó que los demonios hablaran, porque sabían quién era Él. De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús, se levantó, salió y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar" (Marcos 1,29-35)
1. ¿Dónde ocurrió la sanación de la suegra de Pedro?
La sanación de la suegra de Pedro ocurrió en Cafarnaún, junto al mar de Galilea. Jesús había vivido de niño y de joven en Nazaret, pero ahora hace de Cafarnaún su hogar. Era sábado.
Jesús había estado por los pueblos enseñando y curando enfermos. Esa mañana llegó a Cafarnaún e inmediatamente se fue a la Sinagoga. Allí la gente comentaba que enseñaba con autoridad, y vio cómo expulsó un espíritu malo.
A mediodía, Jesús va a la casa de Simón Pedro, donde él vivía. Pero se encontró con que la suegra de Pedro estaba enferma. Jesús se acerca, la toma de la mano y "la fiebre la dejó". Y ella se puso a servirles
2. ¿Por qué se puso a servirles?
Había un grupo de mujeres que "seguían y servían a Jesús cuando estaba en Galilea (Marcos 15, 41). Ellas eran, por tanto, discípulas y diaconisas en la primera comunidad de seguidores de Jesús. Quizá la suegra de Pedro era una de esas discípulas y servidoras de Jesús, que después fueron con Él hasta la cruz: un grupo fiel, servicial y comprometido.
En el Evangelio, las mujeres sirven más que los hombres. A ellos Jesús tiene que enseñarles que quien quiera ser el más grande y el primero, tiene que ser el servidor de todos. Así se parecerán al Maestro, que no vino a ser servido, sino a servir (Marcos 10,45).
La suegra de Pedro, una vez sanada, se puso el delantal y les sirvió. La esencia del seguidor es el servicio. Jesús es el ideal de mi búsqueda.
Las noticias de las curaciones de Jesús se riegan por Cafarnaún, y al atardecer, cuando acaba el descanso sabático, traen a los enfermos donde está Jesús, para que los sane. Cafarnaún estaba conmocionada: La población entera se agolpaba en torno a Jesús.
Jesús tiene que descansar en la noche. Pero Él se levanta temprano, todavía estando oscuro, entre las tres y las seis de la mañana, mucho antes del amanecer y va a orar.
3. ¿Por qué no descansar?
¿Por qué? ¿No debería descansar para poder seguir caminando, predicando y atendiendo a los enfermos?
Cuando nos paseamos por la calle, vemos a las personas, celular en mano, comunicándose con sus papás, amigos, novios, compañeros de trabajo... Hay una necesidad imperiosa de estar conectados.
Para Jesús, Dios Padre es lo más importante. De Él depende su Misión. Él lo orienta sobre lo que tiene que hacer en la tierra. Por eso, Él ora.
Hay un tono de reproche en la declaración "todos te buscan". Como si Jesús hubiera errado, al buscar tiempo para orar a solas. Como si le dijeran: "Ya habrá tiempo de sobra para orar, pero en este momento está la gente, mucha gente, que está ilusionada por verte".
El ministerio de Jesús es nuevo, y los discípulos están emocionados por tanta multitud que lo busca ansiosa. Le quieren decir: "¡Ven, Jesús! ¡El deber llama! ¡Oportunidades como esta no aparecen todos los días! Puedes orar mañana. Ven ahora y encárgate de esta multitud".
Es la tentación del triunfalismo, del éxito y del espectáculo. Pero ese no es el camino de Jesús. Jesús no se deja programar desde fuera por el entusiasmo popular. Solo piensa en el proyecto de su Padre. Nada ni nadie lo apartará de su camino. Hay aldeas que todavía no han escuchado la Buena Noticia de Dios: "Vamos para predicar también allí"
El mundo de Jesús es su Abba, su padre, y la oración es su celular, su medio de conexión con Dios. La oración es la manera de decir a su Padre: "Me importas, te quiero".
También a nosotros nos conviene abrir el corazón de par en par a Dios. En la mañana darle gracias por el nuevo día. Pedirle fuerza para enfrentarse a la vida. Pedirle sabiduría para hacer su voluntad. Pedirle amor para encajar las pedradas y sentir compasión por los necesitados.
En medio de su intensa actividad de profeta itinerante, Jesús cuidó siempre su comunicación con Dios en el silencio y la soledad. Jesús solía retirarse de noche a orar.
4. ¿Cómo aplicar esto hoy en día?
Hay teólogos, predicadores y catequistas, que hablan mucho de Dios, pero comunican poco con Él. No saben estar a solas con el Padre. Caen en el activismo, el desgaste y el vacío interior. Asisten a muchas reuniones de trabajo, pero les cuesta retirarse a descansar en la presencia de Dios y llenarse de su paz.
Necesitamos tener la fuerza espiritual necesaria para enfrentar tantos problemas que nos rodean. Afortunadamente, hoy día en el cristianismo contemporáneo se va despertando la necesidad de cuidar más la comunicación con Dios, el silencio y la meditación, la vida contemplativa, la oración. Para esto hay varios modelos: los Ejercicios Espirituales en retiro o en la vida corriente, la Lectura Orante de la Biblia, etc.
El amor de Dios sana y consuela a todos los enfermos, sin descanso. Jesús nos invita no solo a buscarle, sino a imitarle. Quiere que cualquier día nuestro sea como el de Él: con el celular de la oración, la predicación de la palabra y de la vida, y el servicio a los demás. Hay una bella poesía sobre el servicio. Es del poeta Rabindranath Tagore (de la India). Se titula "Dormía y soñaba". Dice así: "Yo dormía, y soñaba que la vida era alegría. Desperté, y vi que la vida era servicio. Serví, y vi que el servicio era alegría". (R. Tagore)
