Evangelio de hoy Jueves, 2 de Febrero, 2023. Lecturas de hoy y Reflexión del Papa Francisco (Lucas 2,22-40): Señor, mis ojos han visto la salvación que preparaste
¡Mis ojos han visto la Salvación!.
Santo Evangelio de hoy explicado del Jueves, 2 de Febrero, 2023 y las Lecturas de hoy para reflexionar. Palabra diaria con el Evangelio del día según San Lucas 2,22-40: "Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación". Meditación del Evangelio (IV Jueves del Tiempo Ordinario). Reflexión del Papa Francisco para hoy: "¿Qué mueve nuestros días? ¿Cuál es el amor que nos hace seguir adelante? ¿Es el Espíritu Santo, o la pasión del momento, o algo más?"
Índice de lecturas de hoy.
Celebración del día:
Fiesta de la Presentación del Señor.
Antífona de hoy.
Tu amor misericordioso, oh Dios, lo hemos recibido en medio de tu templo. Tu alabanza, oh Dios, como tu nombre, llega hasta los confines de la tierra; tu diestra está llena de justicia salvadora. (Cfr. Salmo 47,10-11)
Oración colecta.
Dios todopoderoso y eterno, suplicamos humildemente a tu majestad que, así como tu Hijo Unigénito, fue presentado en este día en el Templo en la sustancia de nuestra carne, así, por tu gracia, podamos ser presentados ante ti con mentes purificadas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Lecturas de hoy Jueves.
Primera Lectura para el Evangelio de hoy Jueves. Lectura del Libro de Malaquías 3,1-4: "El Señor que buscáis entrará de repente en su Templo".
El Señor Dios dice esto: Mirad, voy a enviar a mi mensajero para que prepare un camino delante de mí. Y el Señor que buscáis entrará de repente en su Templo; y el ángel de la alianza que esperáis, sí, ya viene, dice El Señor de los ejércitos. ¿Quién podrá resistir el día de su venida? ¿Quién permanecerá en pie cuando él aparezca? Porque él es como el fuego del refinador y el álcali de los bataneros. Él se sentará como refinador y purificador; purificará a los hijos de Leví, y los refinará como el oro y la plata, y entonces harán la ofrenda a El Señor como debe hacerse. La ofrenda de Judá y de Jerusalén será acogida entonces por El Señor, como en los días pasados, como en los años de antaño
Salmo de hoy Jueves.
Salmo Responsorial de las lecturas de la Santa Misa de hoy, tomado del Salmo 24(23),7-10:
"¿Quién es el rey de la gloria? El Señor, él es el rey de la gloria". (R).
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Oh puertas, alzad la cabeza, alzaos, puertas antiguas. Dejad entrar al rey de la gloria.
"¿Quién es el rey de la gloria? El Señor, él es el rey de la gloria". (R).
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¿Quién es el rey de la gloria? El Señor, el poderoso, el valiente, El Señor, el valiente en la guerra.
"¿Quién es el rey de la gloria? El Señor, él es el rey de la gloria". (R).
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Oh puertas, alzad vuestras cabezas; alzaos, puertas antiguas. Dejad entrar al rey de la gloria.
"¿Quién es el rey de la gloria? El Señor, él es el rey de la gloria". (R).
-
¿Quién es el rey de la gloria? El Señor de los ejércitos, él es el rey de la gloria.
"¿Quién es el rey de la gloria? El Señor, él es el rey de la gloria". (R).
Segunda Lectura de hoy.
La segunda lectura para el evangelio de hoy es tomada de la Carta a los Hebreos 2,14-18: "Tomó para sí la descendencia de Abrahán".
Puesto que todos los hijos participan de la misma sangre y de la misma carne, también Cristo participó igualmente de ella, de modo que, con su muerte, pudo eliminar todo el poder del diablo, que tenía poder sobre la muerte, y liberar a todos los que habían estado esclavizados toda la vida por el miedo a la muerte. Porque no tomó para sí a los ángeles, sino que tomó para sí la descendencia de Abrahán. Era esencial que de este modo se asemejara completamente a sus hermanos, para que pudiera ser un sumo sacerdote compasivo y digno de confianza de la religión de Dios, capaz de expiar los pecados humanos. Es decir, por haber pasado él mismo por la tentación, es capaz de ayudar a los demás tentados.
Aclamación de hoy.
¡Aleluya, aleluya! Luz para iluminar a los gentiles y dar gloria a Israel, tu pueblo. ¡Aleluya! (Aclamación del Evangelio de hoy tomada de Lucas 2,32)
Evangelio de hoy: Lucas 2,22-40.
Evangelio de hoy explicado - Lecturas de hoy Jueves, para el Santo Evangelio del día: "mis ojos han visto la salvación".
En aquel tiempo, cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: "Todo varón primogénito será consagrado al Señor". También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor. Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo: "Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel". Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: "Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos". Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido. Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea. El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él". Palabra del Señor.
Reflexión del Papa Francisco.
"¿Qué mueve nuestros días? ¿Cuál es el amor que nos hace seguir adelante? ¿Es el Espíritu Santo, o la pasión del momento, o algo más?". Papa Francisco.
En el Evangelio de hoy, vemos dos ancianos, Simeón y Ana, que esperan en el Templo el cumplimiento de la promesa que Dios hizo a su pueblo: la venida del Mesías. Pero la suya no es una espera pasiva, sino llena de movimiento. Veamos lo que hace Simeón. Primero, es movido por el Espíritu; después, ve la salvación en el Niño Jesús y, por último, lo toma en sus brazos (cf. Lc 2,26-28). Consideremos simplemente estas tres acciones y reflexionemos sobre algunas cuestiones importantes para nosotros y, en particular, para la vida consagrada.
En primer lugar, ¿qué nos mueve? Simeón va al Templo "movido por el espíritu" (v. 27). El Espíritu Santo es el protagonista de esta escena. Él hace que el corazón de Simeón arda en deseos de Dios. Mantiene viva la espera en su corazón: Le impulsa a ir al Templo y hace que sus ojos reconozcan al Mesías, incluso bajo la apariencia de un pobre niño. Eso es lo que hace el Espíritu Santo: nos permite discernir la presencia y la actividad de Dios no en las grandes cosas, en las apariencias externas o en las demostraciones de fuerza, sino en la pequeñez y la vulnerabilidad. Pensemos en la cruz. Allí también encontramos pequeñez y vulnerabilidad, pero también algo dramático: el poder de Dios. Esas palabras "movidos por el Espíritu" nos recuerdan lo que la teología ascética llama "movimientos del Espíritu": esos movimientos del alma que reconocemos dentro de nosotros mismos y que estamos llamados a probar, para discernir si proceden o no del Espíritu Santo. Estad atentos a las mociones interiores del Espíritu.
También podemos preguntarnos, ¿quién nos mueve principalmente? ¿Es el Espíritu Santo, o el espíritu de este mundo? Es una pregunta que todos, y en particular las personas consagradas, debemos hacernos. El Espíritu nos mueve a ver a Dios en la pequeñez y vulnerabilidad de un niño, pero a veces corremos el riesgo de ver nuestra consagración solo en términos de resultados, objetivos y éxito: buscamos influencia, visibilidad, números. Es una tentación. El Espíritu, en cambio, no pide nada de eso. Quiere que cultivemos la fidelidad cotidiana y que estemos atentos a las pequeñas cosas que se nos confían. ¡Qué conmovedora es la fidelidad de Simeón y Ana! Cada día van al Templo, cada día velan y rezan, aunque pase el tiempo y no parezca ocurrir nada. Viven a la expectativa, sin desaliento ni quejas, perseverando en la fidelidad y alimentando la llama de la esperanza que el Espíritu ha encendido en sus corazones.
Hermanos y hermanas, podemos preguntarnos, ¿qué mueve nuestros días? ¿Cuál es el amor que nos hace seguir adelante? ¿Es el Espíritu Santo, o la pasión del momento, o algo más? ¿Cómo nos "movemos" en la Iglesia y en la sociedad? A veces, incluso detrás de la apariencia de buenas obras, puede esconderse el cáncer del narcisismo, o la necesidad de destacar. En otros casos, aunque hagamos muchas cosas, nuestras comunidades religiosas pueden parecer movidas más por la repetición mecánica, actuando por costumbre, solo para mantenerse ocupadas, que por una apertura entusiasta al Espíritu Santo. Todos nosotros haríamos bien hoy en examinar nuestras motivaciones interiores y discernir nuestros movimientos espirituales, para que la renovación de la vida consagrada pueda surgir, ante todo, de ahí... (Homilía del Papa Francisco sobre el Evangelio de hoy)
Frase de reflexión.
"¿Cuál es el camino más corto para encontrar a Jesús? Hazte necesitado. Hazte necesitado de gracia, necesitado de perdón, necesitado de alegría. Y Él se acercará a ti". (Papa Francisco)
Reflexión del Evangelio de hoy.
Al meditar las lecturas y el Evangelio del día explicado, escuchemos ahora la meditación en audio del Santo Evangelio de hoy Jueves, según San Lucas 2,22-40: "Porque mis ojos han visto la salvación".
Pidamos ayuda al Espíritu Santo, para que nos ayude a meditar lo que nos ha dicho a cada uno de nosotros, la reflexión del Evangelio de hoy.
Intenciones del día.
Reflexión del Santo Evangelio de hoy Jueves, 2 de Febrero, 2023, según San Lucas 2,22-40: "Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación". La oración del día nos ayuda con la meditación. ¿Qué pudiste reflexionar con el Evangelio del día? Escribe en los comentarios tus peticiones de oración.
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