La sociedad ha permitido que jóvenes vulnerables sean corrompidos y sufran abusos en un excesivo intento de cuidar sus derechos sexuales.
Uno de los conceptos favoritos del filósofo político Edmund Burke es el de los "pequeños pelotones": Todas esas organizaciones pequeñas, voluntarias y autorreguladoras que florecen en una democracia sana y que se unen por el bien común.
Pensaba en esta frase al leer el libro "Desprotegido: Cómo la normalización del sexo de menores de edad está exponiendo a niños y a jóvenes al riesgo de explotación sexual", escrito por Norman Wells y publicado por el Family Education Trust, llama la atención sobre la vulnerabilidad de los jóvenes en la sociedad ultra liberal de hoy en día.
El Family Education Trust es exactamente uno de estos pequeños pelotones: Una organización dedicada a defender los derechos de los padres y las familias dentro de una sociedad que a menudo son despojados de prioridades.
La lectura de este delgado libro resalta la profunda diferencia entre lo que dice la ley en esta área y cómo se aplica en general. Por ejemplo, la ley establece que 16 años es la edad en la cual un niño se convierte en un adulto y puede consentir legalmente relaciones sexuales, por lo tanto las relaciones sexuales cuando una de las partes es menor de 16 años es completamente ilegal.
Vida sexual de jóvenes menores de 16 años.
A pesar de esto, los médicos de familia, las enfermeras escolares, las clínicas de planificación familiar y los químicos, en otras palabras, toda la cultura en la que viven los jóvenes, aceptan que la actividad sexual de menores de edad es una parte "normal" del crecimiento y se considera relativamente inofensiva cuando es de manera consensuada.
Esto plantea muchas preguntas: ¿Es normal que un niño de 12 años comience a tener relaciones sexuales? ¿Es inofensivo para su bienestar psicológico y emocional? ¿Qué significa la palabra consensual en este contexto?
Como lo señala Desprotegido, esto lleva a una situación absurda en la que los padres deben ser informados cuando se les da a sus hijos pastillas anticonceptivas en la escuela, pero donde debe existir confidencialidad cuando un niño pida anticonceptivos poderosos o la píldora del día siguiente por sus propios medios.
Conduciendo al abuso.
También puede conducir a un abuso real: Los escándalos terribles como los de Rochdale, Oxfordshire, Rotherham y otros lugares no eran sólo situaciones en las que predominantemente los hombres adultos paquistaníes explotaban vulnerables jóvenes blancas, eran situaciones donde las autoridades locales hacían la vista gorda ante estas atrocidades, no sólo porque no querían ser racistas, sino porque creían en el mantra de las relaciones consensuales.
Como lo demuestra Norman Wells en su libro, una cultura en la que la respuesta de los profesionales ante el sexo de menores de edad se limitaba a menudo a la provisión confidencial de anticonceptivos, a fin de reducir el riesgo de embarazo o de infección sexualmente transmitida, llevará a que los jóvenes de 16 años sean sexualmente activos, lo que significa que el acceso a los servicios de salud sexual ha disminuido la edad de consentimiento, considerándola como normal y positiva, y por lo tanto, no dar lugar a la consideración de que las niñas podrían estar sufriendo abuso. Esto ha conducido a la destrucción generalizada y ha arruinado vidas.
Esencialmente, la sociedad ha permitido que los jóvenes más vulnerables, en particular las niñas, sean corrompidos y abusados en un excesivo intento de salvaguardar su autonomía y sus derechos sexuales, al tiempo que socavan, obstruyen e ignoran el papel tradicional de los padres.
Impartiendo la importancia de la vida familiar y el matrimonio.
Entre las recomendaciones de Wells está la de que el Crown Prosecution Service debe asegurarse de que se restablezca el rigor en la ley sobre la edad de consentimiento y que no se condonen las relaciones sexuales consensuales entre niños y jóvenes menores de 16 años.
La prestación de asesoramiento en materia de anticonceptivos a los jóvenes menores de 16 años debe cesar y que, cuando se solicite asesoramiento, los padres o tutores legales deben ser notificados.
Argumenta con firmeza que las escuelas deben alentar a los alumnos a tener debidamente en cuenta las consideraciones morales y el valor de la vida familiar y enseñar la naturaleza del matrimonio y su importancia para la vida familiar y la educación de los hijos.
Seguramente tales recomendaciones son sólo sentido común. ¿Queremos seriamente vivir en una sociedad en la que niños de hasta 12 años puedan tener acceso confidencial a los anticonceptivos sin que se le hagan preguntas? Family Education Trust es uno de esos pequeños pelotones que todos debemos apoyar.
