Para asegurar el uso correcto del poder procreador, Dios fundó la institución del matrimonio: la unión permanente e irrevocable de un hombre y una mujer. La necesidad de tal unión es evidente, ya que es esencial no sólo que los niños nazcan, sino que sean criados y cuidados amorosamente por el padre y la madre que los traen al mundo
"La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo Nuestro Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados". (CIC 1601).
Creemos en que el matrimonio es para siempre y esta fue una de las enseñanzas clara de Jesucristo: cuando afirmó explícitamente la permanencia del matrimonio: "Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre" (Mateo 19,7)
"En virtud de la sacramentalidad de su matrimonio, los esposos quedan vinculados uno a otro de la manera más profundamente indisoluble. Su recíproca pertenencia es representación real, mediante el signo sacramental, de la misma relación de Cristo con la Iglesia." (San Juan Pablo II, Familiaris Consortio)
A continuación una serie de nuestros últimos artículos sobre matrimonio y familia que están hechos con el propósito de fortalcer los matrimonios..