Todos somos vulnerables a ese tipo de miedo que es malo. Lo importante es aprender cómo superar el miedo malo cuando lo enfrentamos
¿Sabías que también Jesús sintió miedo? Sabemos que Él experimentó todos los aspectos de su condición humana, y el miedo es definitivamente una emoción humana común.
En el Huérto de Getsemaní, antes de su arresto y crucifixión, la Biblia describe a Jesús como que estaba sufriendo un "agonía". Esto proviene de la palabra griega "αγωνία", que significa "lucha", "combate", y se usaba para transmitir un gran temor o angustia.
A menudo sufrimos por el temor a lo desconocido, pero Jesús tenía pleno conocimiento de todo lo que estaba por sucederle en su pasión
Debido a que Jesús era completamente humano y completamente Dios, sus dos naturalezas habitando entre sí, este miedo podría haberlo influenciado para que tomara una decisión basada en este miedo. Pero la fe nos da valor, y Jesús actuó por encima de su miedo. Él sintió mucho miedo, una angustia desesperante: pero no dejó que este miedo lo controlara y se apoderara de Él.
Las decisiones basadas en el miedo nunca cumplen con la voluntad de Dios. Es por eso que Jesús siguió el camino de la cruz.
El Evangelistas San Lucas nos dice que Jesús oró de esta manera:
"No se cumpla mi voluntad, sino la tuya". (Lucas 22,42)
Tipos de miedo
No todo miedo es malo. Hay algunos tipos de miedo que son buenos. Por ejemplo, si used está conduciendo y alguien se desvía en su carril, inmediatamente sentirá un tipo de miedo instintivo y agudo. Ese tipo de miedo te hace reaccionar hacia tu auto-preservación.
Eso es buen miedo. Es algo circunstancial. Pasa casi tan rápido como llega.
Pero el tipo de miedo que es malo es una herramienta que el demonio usa para evitar que hagamos la voluntad de Dios, y es el tipo de miedo que se mantiene en el tiempo, puede volverse perpetuo y terminar colgándose alrededor de ti sin que puedas vislumbrar alguna salida.
- El miedo bueno es protector. Te hace desviarte para evitar una colisión.
- El miedo malo es paralizante. Te detiene en tu camino de vida.
- El miedo bueno es instructivo. Te ayuda a hacer lo correcto.
- El miedo malo es confuso y fatalista. Hace que te preguntes en cada momento qué va a ocurrir mañana. Te mantiene a la expectativa hasta la próxima pisada.
- El miedo bueno es empoderamiento. Te llena de adrenalina, acelera tus reflejos y te prepara para lo que viene.
- El miedo malo es esclavizante. Te roba la paz y te influye para hacer lo incorrecto. Te impide seguir a Dios y su voluntad.
Superando el miedo malo
Todos experimentamos ese tipo de miedo bueno, un miedo que es útil. Pero como somos humanos, también somos vulnerables a ese tipo de miedo que es malo. Lo importante es aprender cómo superar el miedo malo cuando lo enfrentamos.
1.- Admitir el miedo.
Primero, admite tu miedo sin vergüenza. Eso es lo que hizo Jesús cuando estaba en Getsemaní:
"Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz" (Lucas 22,42a)
Sabemos que Dios es luz pero el demonio es oscuridad. Satanás quiere que mantengamos nuestros miedos escondidos, que no salgan a la luz
El miedo termina cuando lo exponemos a la luz. Necesitamos llevar el miedo a la luz de la sanación. La verdad nos hará libres.
2.- Hacer la voluntad de Dios.
Segundo, tenemos que someter nuestros temores a Dios. Jesús dijo:
"No se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lucas 22,42b)
Jesús admitió las emociones que estaba sintiendo, pero confió en la fuerza que Dios le dio para elevarse por encima de esas emociones.
Todos experimentamos miedo, pero las grandes personas actúan por encima de sus temores.
3.- Confiar en la presencia de Dios.
Finalmente, enfócate en la presencia y el amor de Dios. El Salmo 23 dice:
"Aunque cruce por quebradas oscuras, no temeré ningún mal, porque Tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden confianza"
La presencia de Dios está contigo. Él va delante de ti. Su amor te sostiene. Él puede ayudarte a cambiar de opinión sobre el miedo ¡Ánimo!
