Si vamos a ser rebeldes, rebelémonos contra el mundo y abracemos el camino hacia el Cielo que nos ha trazado la Iglesia
Vamos, todos sabemos más que la Iglesia, ¿no es cierto? Después de todo, éste es el Siglo XXI y los tiempos han cambiado. El hombre moderno es completamente capaz de decidir en qué estar de acuerdo con la moral y en qué no por su propia cuenta, ¿verdad? T
oda la gente muy inteligente en los medios de comunicación, en los gobiernos y en el ámbito académico que nos dicen que aceptemos el aborto, la contracepción, la eutanasia y el matrimonio gay no pueden estar equivocados, ¿o sí? Después de todo, todos sabemos que ideas nuevas y frescas deben claramente predominar sobre los más de dos milenios de enseñanzas de la Iglesia, ¿correcto?...
¡Equivocado!
Desafortunadamente, mi facético párrafo introductorio representa cómo muchos Católicos ven las enseñanzas de la Iglesia hoy en día.
Muchas personas han caído en las mentiras que el mundo nos alimenta incitándonos a rebelarnos contra la autoridad de la Iglesia y del Papa en lugar de decidir por nosotros mismos qué enseñanzas seguir y cuáles no.
Nuestra creciente apatía y relativismo moral, fuertemente influenciado por una cultura ebria con el materialismo y la falta de una guía moral, están poniendo a la Iglesia y al mundo en grave peligro.
La Iglesia Católica es una de las últimas líneas de defensa en contra del mal y no debemos permitir que se dé una rebelión insensata que transforme su interior.
La Iglesia no se debe conformar nunca ni debe ser adaptada al mundo. Nosotros estamos en el mundo, pero no somos del mundo y debemos mantener nuestros ojos firmemente enfocados hacia nuestra casa celestial.
Los verdaderos rebeldes Católicos
Sí, debemos ser rebeldes, ¿por qué no redireccionar esta energía hacia algo más positivo, hacia el Cielo? Es fácil criticar a la Iglesia y conformarnos con las influencias del mundo, pero quizás el verdadero Católico rebelde de hoy puede resaltar entre la multitud abrazando las enseñanzas de la Iglesia, no rechazándolas, siguiendo el liderazgo del Papa, no socavándolo.
Si realmente queremos seguir las enseñanzas de Cristo, ¿no deberíamos hacerlo a través de la misma Iglesia que Él fundó? Si vamos a ser rebeldes, rebelémonos contra el mundo y abracemos el camino hacia el Cielo que nos ha trazado la Iglesia Católica.
5 formas positivas para que los Católicos nos rebelemos contra el mundo
1.- Evita el "Auto-Servicio" en el Catolicismo.
Nosotros no podemos elegir en qué creer y aún seguir siendo auténticamente Católicos.
Sigamos el Magisterio y practiquemos auténticamente nuestra fe, confiando en que dos milenios de historia y enseñanzas de la Iglesia son por mucho superiores a lo que nosotros queramos "idear" por nuestra cuenta.
"Sé Católico, realmente, fielmente, inexcusablemente Católico y el futuro tendrá el tipo de líderes articulados y moralmente maduros que necesita" (Arzobispo Charles Chaput)
2.- Pon a un lado tu orgullo y ríndete.
"Pocas almas entiende lo que Dios podría alcanzar con ellas si se abandonaran a sí mismas, sin reservas, en Él y si le permitiéramos moldearnos de acuerdo a Su gracia" (San Ignacio de Loyola)
¡Se necesita tener un gran orgullo para decirle NO a Cristo y a Su Iglesia! Lo que necesitamos es más humildad, completa entrega y un compromiso sincero para poner la voluntad de Cristo antes que la nuestra.
Sé, por experiencia personal, que el querer hacer las cosas a mí manera no trae buenos resultados.
3.- Practica la Santidad Personal.
"La vocación a la santidad hunde sus raíces en el Bautismo y se pone de nuevo ante nuestros ojos en los demás sacramentos, principalmente en la Eucaristía. Revestidos de Jesucristo y saciados por su Espíritu, los cristianos son «santos», y por eso quedan capacitados y comprometidos a manifestar la santidad de su ser en la santidad de todo su obrar. El apóstol Pablo no se cansa de amonestar a todos los cristianos para que vivan «como conviene a los santos» (Ef 5,3)" (San Juan Pablo II, Christifideles Laici, N°16)
4.- ¡Siéntete dichoso!
Es muy fácil perderse en los problemas y olvidarse de cuán dichosos somos me ha sucedido a mí y prácticamente a todos los que conozco.
Sin embargo, recuerdo que estamos rodeados de personas que nos están observando. Puede que ellos lo estén buscando a Él y estén buscando alguien, algo que les muestre el camino hacia Cristo.
Ellos podrían aprender de nuestro buen ejemplo, sentirse inspirados por nuestra dicha y animados por nuestro viaje de fe si tan sólo recordáramos que estamos llamados a llevar la Buena Nueva.
Si nos sentimos pesimistas, frustrados, ensimismados y críticos de la Iglesia no vamos a poder ayudar a los demás e incluso pondremos nuestra propia salvación en peligro.
5.- Busca el Cielo, rechaza al mundo.
El Cielo es nuestro destino último y no este lugar llamado Tierra. ¿Nos ayudarán nuestros críticos a llegar al Cielo? ¿Nos defenderán durante los malos tiempos? No, ellos nos halarán a una manera de vida secular que no deja espacio para Dios y donde el materialismo y la popularidad son los ídolos modernos.
Hacer lo correcto no siempre es fácil, pero a largo plazo es claramente más beneficioso. ¿Por qué no habríamos de escoger el Cielo?
Hay aún otra manera de ser un verdadero rebelde Católico en el mundo de hoy y es, de hecho, el hilo que corre a lo largo de las otras acciones que mencioné: ¡orar fielmente cada día!
Empieza el día con una oración de agradecimiento para Dios por las bendiciones que ha puesto en nuestra vida.
Ora para conseguir ayuda y el coraje para enfrentar las pruebas que el mundo nos pone. Haz la señal de la cruz y ora por cada comida, de forma pública o privada. Reza un rosario diario y pide la ayuda e intercesión de Nuestra Madre y ora por nuestra familia todas las noches.
No me puedo imaginar a alguien rebelándose seriamente en contra de la Iglesia si está fielmente comprometido con la oración diaria.
Podría ser fácil leer esta publicación y pensar que no aplica para ti, pero yo diría que todos somos culpables hasta cierto punto de la rebelión negativa que vemos cada día.
Puede que tomemos la salida fácil en la práctica de nuestra fe cuando se nos exija un poco más de esfuerzo o que ignoremos lo que se nos pide en las vocaciones que Dios nos ha dado.
Puede que nos contengamos de hacer lo que sabemos que es correcto por miedo a las opiniones negativas de otros o a la falta de coraje para confrontar las situaciones difíciles.
Una de las cosas que encontré más atractivas de la Iglesia Católica cuando me convertí fue que no es fácil ser Católico. Crecí con la idea de una "fe fácil" en la iglesia Bautista, la abandoné cuando era adolescente y no tuve fe alguna durante 23 años hasta que vine a casa en el Verdadero Catolicismo en el año 2005.
Estoy increíblemente agradecido por mi fe Católica y no veo motivos para perder tiempo discutiendo en contra de las enseñanzas de la Iglesia.
Ya malgasté dos décadas diciendo "no" a Dios y mi rebelión llena de orgullo fue desgastante. Cuando me rendí a Su Voluntad en el año 2005, empecé a decir "Sí" y eso hizo una gran diferencia en mi vida.
Reflexiona sobre la imagen de San Miguel Arcángel de pie sobre un Lucifer derrotado. En el Paraíso Perdido de John Milton, Lucifer declaró su rebelión contra el Cielo y contra Dios con el grito "¡Non Serviam!" (¡No serviré!).
El Arcángel Miguel defendió lealmente a Dios con su grito "Serviam" y derrotó a Lucifer enviándolo al Infierno con todos sus demonios.
Así que, ¿qué gritaremos nosotros? ¿Serviam o Non Serviam?
