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Categoría: Aprende a orar

¿Cómo orar bien si la verdadera oración procede de la paz del corazón? Cómo orar en medio de las preocupaciones de la vida que quitan la paz

A muchos, nos cuenta enfocarnos en la oración, cuando atravesamos por algunos momentos de crisis o angustias. Es difícil, por supuesto, lograr esa concentración mientras que, parece que todo a nuestro alrededor, se derrumba y se nos viene encima. Vamos a aprender cómo orar en medio de las preocupaciones de la vida diaria, así que sigue leyendo.

En las Sagradas Escrituras podemos encontrar una exhortación de San Pedro que nos invita a poner nuestras cargas y preocupaciones en Dios y que debemos poner nuestros cuidados en Él

"Humíllense bajo la mano poderosa de Dios, para que él los eleve en el momento oportuno. Descarguen en él todas sus preocupaciones, ya que Él se ocupa de ustedes". (1 Pedro 5,6-7)

La palabra "DESCARGUEN" significa echar hacia ÉL. Como se usa en la Escritura, implica más que una colocación casual de nuestras preocupaciones a los pies de Jesús. Echar nuestros cuidados sobre Dios nos da una imagen de lanzar hacia Él nuestros cuidados y problemas tan lejos de nosotros, confiando en que, el Dios que nos ama, puede tomarlos para sí y sabe exactamente cómo tratar con todo lo que nos concierne y nos preocupa.

Debemos ser conscientes de todas esas pequeñas cosas que nos roban la paz y la alegría y entregarlas a los pies de Jesucristo, a través de la oración.

Cómo orar en medio de las preocupaciones.

El Padre Juan Antonio Ruiz, de la-oracion.com, nos trae un enseñanza sobre este tema.

"La oración no es el efecto de una actitud exterior, sino que procede del corazón. No se reduce a unas horas o momentos determinados, sino que está en continua actividad, lo mismo de día que de noche. No hay que contentarse con orientar a Dios el pensamiento cuando se dedica exclusivamente a la oración; sino que, aun cuando se encuentre absorbida por otras preocupaciones […] hay que sembrarlas de deseo y el recuerdo de Dios" (San Juan Crisóstomo, Homilía 6 sobre la oración).

El corazón es, tal vez, la parte del cuerpo a la que más hacemos referencia. Frases como: "sigue los impulsos de tu corazón" o "me has roto el corazón" se han convertido ya en clichés para describir ciertos aspectos de nuestra existencia.

Y no importa qué diga la razón: si "el corazón está sano", creemos que todo va viento en popa en nuestra vida. Incluso llegamos a dar valor moral a acciones que "sentimos" que están bien, sin importarnos lo objetivamente mal que esté.

Tal vez esta es la razón por la cual muchos, al leer el texto de San Juan Crisóstomo de arriba, sienten algo de desánimo.

En su tristeza, esas personas pueden argumentar algo así:

"¿Cómo puedo orar bien si la verdadera oración es la que procede del corazón? El mío está lleno de preocupaciones, debilidades; incluso de pecado. ¡Nunca podré orar bien!".

El experimento.

Para aprender a orar en medio de las preocupaciones de la vida, permítanme dar un paso atrás y hacer un pequeño experimento: Supongamos que te llaman de la policía citándote en la comisaría, dado que alguien te ha denunciado por ciertas acciones penales. ¡Vas a ir a juicio! Más aún: ¡puedes ir a la cárcel! ¿Cuál es tu primera reacción? O mejor: ¿a quién llamas para contárselo? Tu esposo o esposa, alguno de tus padres, hermanos. Tal vez un amigo…

Siempre hay alguien ahí en quien confías plenamente y con el que vas para desahogarte.

La oración debe ser justamente esto.

Si nuestro corazón está lleno de inquietudes por diversas preocupaciones de nuestra vida, ¡qué mejor que platicarlo con Dios! ¿O es que Dios sólo escucha padresnuestros y avesmarías? ¿Ésa es la única oración que me sé?

Volvamos al ejemplo.

Imagínense que llamas a tu amigo de toda la vida para platicar. Todos tus pensamientos están cargados de la preocupación del posible juicio. Llegas a la cafetería en donde te están ya esperando, y en vez de confiarle todo esto, empiezas a hablar del último coche que ha sacado la Ferrari. ¿No es algo ridículo?

Pues nuestra oración a veces se vuelve así de ridícula: teniendo mil preocupaciones, forzamos nuestro interior meditando tal vez pasajes del Evangelio bellísimos, pero que nada tienen que ver por lo que mi alma está pasando en ese momento!

Y así sí que estaría de acuerdo con la objeción: ¡nunca se podrá orar! Entonces me pregunto: "¿Cómo orar en  medio de las preocupaciones de la vida diaria?"

"La oración no es el efecto de una actitud exterior, sino que procede del corazón". (San Juan Crisóstomo)

Y por eso, las preocupaciones que lo llenan pueden ser una excelente oportunidad para crecer en mi oración. Después de todo, ¡quién mejor que Dios para confiarle nuestras inquietudes, nuestros propósitos!:

  • ¿Voy a hacer un examen en la Universidad? Se lo confió a Dios.
  • ¿Empiezo a salir con una chica muy guapa y que no sé si puede ser mi futura esposa? Se lo platico a Dios para que nos ilumine a los dos.
  • ¿Mi hijo está teniendo problemas en la escuela y no sé qué hacer? Le pido luz a Dios.
  • ¿Voy a ver un partido de fútbol? Invito a Dios a que venga a disfrutarlo conmigo…

Todo puede ser oración si a cada etapa de mi vida sé sembrarla, con sencillez y cariño, de ese deseo y recuerdo de Dios de los que habla San Juan Crisóstomo. Es lograr, a fin de cuentas, que Él sea un Amigo íntimo: Alguien en quien siempre puedo confiar, con quien siempre puedo platicar de lo bueno y lo malo. En resumen, el centro de mi corazón, y perdón por el cliché.

Soltar tus preocupaciones a Dios.

"No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a Dios. Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús". (Filipenses 4,6-7)

Arroja todas tus preocupaciones, con todas tus fuerzas a los pies de Jesús, a los pies de su Cruz de amor. Reza con fe, creyendo que a Dios le importa y que es totalmente capaz de atehder tus peticiones. ¿Seguirán surgiendo preocupaciones en tu vida? Por supuesto que sí, claro que vendrán nuevas, pero lo que cambiará ahora es la forma de enfrentarlas con la mano de Dios como aliada.

Oración para soltar tus preocupaciones a Dios.

Querido Padre amado, hay tantas cosas en mi vida que me están perturbando. Algunas han logrado robarme la paz y siento que no tengo el contro. Siento que hay algo que se ha quebrado en mi interior, como consecuencia de no confiar plenamente en Ti y dejarma abrumar por todas las preocupaciones.

Sufro de tantas angustias Señor, muchas cosas son las que me agobian y me llenan de ansiedad. Mientras que deseo echar mis preocupaciones sobre ti, encuentro que normalmente vuelven a mí, y sólo añaden más ansiedad y estrés.

Por favor, ayúdame a encontrar la manera de SOLTAR y CONFIAR, de aprender a confiar más en ti mientras aprendo lo que significa descansar en tus manos y confiarte todas mis preocupaciones. En el nombre poderoso de Jesucristo, te lo suplico. Amén.

A medida que dediques tiempo para orar y entregar todas tus preocupaciones a Dios de formada confiada y perseverante, comenzarás a ver hasta qué punto la ansiedad, el miedo, el estrés o la preocupación en sí, se alejan de usted a medida que aprende a confiar en Él.

Lee más sobre vencer las preocupaciones.

Aquí tienes algunos otros artículos que pueden ayudarte a vecer esas preocupaciones y angustias mediante la oración y meditación.

Adaptación y contenido agregado: Qriswell Quero, PildorasdeFe.net | Con información de extraída de: La-oracion.com

pildorasdefe qriswell quero firma autorQriswell Quero, Venezolano, esposo y padre de familia, servidor, ingeniero y misionero de la fe. Comprometido con el anuncio del Evangelio. Creyente sólido de que siempre existen nuevos comienzos. Quien a Dios tiene nada lo detiene.

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