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Categoría: Aprende a orar
Boletín diario del Evangelio de hoy por email

La oración por un hijo enfermo es la oración pidiendo recuperación de la salud de un niño. Dios no se queda indiferente ante el pobre que suplica con humildad

Oración por un Hijo Enfermo. Oración por la salud de los Niños.

Queremos traerte una oración por un hijo enfermo, la oración para la salud de hijo, ya que quiebra un poco el corazón, cuando nos encontramos ante una de las peores tragedias que le puede pasar a los padres de familias: tener a un hijo enfermo gravemente. El dolor arropa, el frío envuelve el alma y la esperanza parece casi marchita. Aun así, y atravesando por esta dura prueba, nuestra confianza debemos ponerla siempre en Dios, quien sabe consolar, proteger, amar y sanar, sobre todo cuando se invoca con fe por la sanación de los niños enfermos.

De eso no hay ninguna duda, no hay enfermedad que no quede doblegada ante el poder de Dios, no hay mal que no corra de espanto ante la poderosa luz que todo lo disipa, por eso te invitamos a acudir a la oración por un hijo enfermo para que su salud sea restablecida.

Sabemos que la condición de tener un hijo enfermo puede afectar mucho los sentidos de la persona, es por ello que debes recurrir a la fe, a los momentos de silencios con Dios si te es posible para que te abandones en sus brazos de Padre.

La oración para salud de un hijo enfermo.

Dios está atento a los humildes, a los que prestan su corazón y lo abren a su amor. Jesús dijo en una oportunidad: "Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan", esta es una exhortación para que los padres presenten a sus hijos a Dios.

La siguiente reflexión del Padre Jose Luis Aguilar, publicado en su Blog personal Padre José Luis Aguilar, te hará meditar en tu interior sobre este proceso de la oración para la salud de un hijo.

Podrás encontrar la Palabra que Jesús hoy quiere regalarte a ti, que pasas por esta terrible prueba.

"Fue, pues, Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había en Cafarnaúm un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo. Cuando oyó aquel que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a él y le rogó que descendiera y sanara a su hijo, que estaba a punto de morir. Entonces Jesús le dijo: Si no veis señales y prodigios, no creeréis. El oficial del rey le dijo: "Señor, desciende antes que mi hijo muera". Jesús le dijo: "Vete, tu hijo vive". El hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue. Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirlo, y le informaron diciendo: "Tu hijo vive". Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a mejorar. Le dijeron: "Ayer, a la hora séptima, se le pasó la fiebre. El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: "Tu hijo vive". Y creyó él con toda su casa. (Juan 4, 46-53)

Después de haber leído la Lectura del Evangelio de Juan, te invitamos a realizar un momento de silencio para que la Palabra de Dios con su poder penetre en su corazón y se sienta movido a un acto de fe.

Dios puede hacerlo otra vez y en tu vida, al realizar una petición humilde con la oración para la salud de hijo enfermo, no te olvides que Él los ama, a ti y a tu hijo.

Oración por un hijo enfermo.

Amado Señor, tú conoces el corazón de tus hijos, y no te quedas indiferente ante el pobre que te suplica. Tú sabes lo que nos aflige, el bienestar de nuestros niños, tú comprendes la preocupación de los papás ante la enfermedad de alguno de sus hijos.

Señor Jesús, vengo hoy, como el funcionario real del Evangelio, a pedirte que desciendas y sanes a nuestro niño(a) de todas sus heridas emocionales, mentales y físicas que le afectan su salud.

Nombre aquí al niño(a) enfermo por quien se está orando.

Aún desde la preocupación que nos causa su enfermedad, desde el dolor y el desconcierto, si esta enfermedad está dentro de lo que tú permites, aceptamos este momento como ocasión de purificación, de abandono en tus manos, de ofrecimiento generoso de nuestras vidas. Aceptamos este momento como una ocasión para unirnos desde el sufrimiento a los dolores de Cristo por la salvación del mundo

(Tómese unos minutos y, en calma, que su corazón se una a lo que acaba de decir con sus labios: "con este sufrimiento, me uno, Señor, a tu pasión.")

Ahora, Señor Jesús, a ti que quieres que tengamos vida en abundancia, te pido que por el poder del misterio de tu infancia y tu vida oculta en el hogar de Nazaret, sanes al niño(a) a quien tú conoces y amas.

Cuida de su cuerpito y de su alma. Pasa tu mano sanadora sobre él para que sienta tu alivio, tus cuidados y se restablezca prontamente, según tu voluntad. Sana sus heridas emocionales y físicas.

Tú, que recibiste los amorosos cuidados de María y José, consuela y reanima a su papá y a su mamá, no dejes que caigan en la desesperación, en la duda, en la depresión, sino que desde su dolor y preocupación recurran a ti como fuente de verdadera, plena, y duradera sanación del cuerpo y del alma.

Te presentamos el lugar donde se encuentra el niño, reviste ese sitio con tu fuerza y gracia. Aleja de allí todo lo que, material o espiritualmente, puedan ser un obstáculo para la pronta recuperación.

Te presentamos los profesionales médicos que atienden al niño, revístelos con tu sabiduría, ilumínalos para que logren dar con acierto en el diagnóstico y encuentren la medicación y tratamiento indicado. Tómalos como instrumentos de tu sanación.

María, madre de Jesús y madre nuestra, que con esmero y constancia, cuidabas de tu niño, mira el corazón de la madre e infúndele confianza, para que también ella, como tú, pueda ver crecer a su hijo en estatura, sabiduría y gracia, delante de Dios y de los hombres.

Querido San José, tú que fuiste el protector de la Sagrada Familia, y la defendiste de todos los peligros y hasta de la muerte segura en la persecución de Herodes, te presento al papá de esta criatura, intercede ante tu amado Hijo Jesús, para que logre mantenerse fuerte aún en el dolor y la preocupación.

Que logre conseguir los medios necesarios para la buena atención de su hijo(a). Ayúdalo a no decaer y a mantenerse lúcido a la voluntad de Dios.

Señor, tú dijiste que creyéramos que ya hemos obtenido lo que te pedimos con fe en oración, ahora levanto mi voz y mis brazos y te doy gracias por la salud que recibirá este niño por el poder de tu amor que escucha esta oración confiada. Reconocemos que ya estás actuando y sanando. Te doy gracias, Jesús, por tu amor sanador.

Como el funcionario del Evangelio, nosotros también reconoceremos que es en este mismo momento que estás restableciendo salud y bienestar.

Te alabo en fe. Te reconozco Señor y Salvador de nuestras vidas, sin Ti estamos perdidos. Te amamos, Señor, y reconocemos tu grandeza. A Ti la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Reza un Padrenuestro, Ave María, Gloria.

Esperamos que la oración por un hijo enfermo te haya devuelto las esperanzas. Si es posible, realiza esta oración cada mañana al despertar durante 30 días consecutivos y agrégale esta pequeña letanía al finalizar.

Letanía y oración para la salud de un hijo enfermo.

  • Señor, por tu misericordia, dale sanación a mi hijo enfermo.
  • Señor, por tu bondad, devuélvele la salud a mi hijo enfermo.
  • Señor, por tu poder, sana toda herida de mi hijo enfermo.
  • Con tu consuelo, acaricia sus heridas,
  • Con tu ternura, lava su corazón,
  • Con tus manos, toca, siente y sana su cuerpo,
  • Te muestro Señor el tamaño de mi fe y sé que Tú me mostrarás el tamaño de tus milagros.

Sabemos que no es fácil encontrarse en una situación así. Puede ser desesperante, pero, la oración por un hijo enfermo es un ruego al amor de Dios, quien también mira a tu hijo como a su propio hijo. Ánimo y ten fe.

Recursos y oración pro los hijos.

Adaptación y contenido agregado: Andrea Pérez, PildorasdeFe.net | Con información de extraída de: El blog del Padre José Luis Aguilar

pildorasdefe andrea perez de quero firmaAndrea Pérez, Venezolana viviendo en Ecuador, hija de Dios, mujer de fe, madre y esposa. De profesión ingeniera, y de corazón misionera. Trabajando día a día en mi crecimiento espiritual y buscando la coherencia, tomando como guía la frase de San Pablo: Cambia tu manera de pensar y cambiará tu manera de vivir (Ro 12,2)

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