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Categoría: Evangelio dominical

Dios premia nuestra fidelidad. Nos pasa al banquete celestial cuando hemos sido fiel en lo poco. Al que tiene se le dará; y al que tiene poco, se le quitará

Si has sido fiel en lo poco, Dios te confiará mucho más.

Cuando Jesús nos enseña a través de su parábola que premia a los que han dado más fruto, y dice: "has sido fiel en lo poco se te confiará mucho más", no está revelando una gran enseñanza, que tiene profundas implicaciones en nuestra vida diaria y que puede ser una fuente de inspiración para todos los que hemos decidido seguir sus pasos. Demostrar fidelidad en lo poco es una forma de ganarnos la confianza de los demás. Si Jesús, nuestro Divino Maestro, puede hacernos responsables para cumplir con las tareas más simples, y cumplamos con esa misión, es más probable que Él nos confíe responsabilidades más importantes en el futuro.

Has sido fiel en lo poco, te confiaré mucho más.

Dios nos recibe con alegría y nos hace pasar al banquete celestial cuando comprueba que hemos sido fiel en lo poco. Y eso es lo que habla el Evangelio de Mateo en lo que se refiere a este tema.

"En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: "El Reino de los cielos se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a tierras lejanas; llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco talentos; a otro, dos; y un tercero, uno, según la capacidad de cada uno, y luego se fue. El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió un talento hizo un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo regresó aquel hombre y llamó a cuentas a sus servidores. Se acercó el que había recibido dos talentos y le dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; aquí tienes otros dos, que con ellos he ganado". Su señor le dijo: "Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor". Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y le dijo: "Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que quieres cosechar lo que no has plantado y recoger lo que no has sembrado. Por eso tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo". El señor le respondió: "Siervo malo y perezoso. Sabías que cosecho lo que no he plantado y recojo lo que no he sembrado. ¿Por qué, entonces, no pusiste mi dinero en el banco para que, a mi regreso, lo reviera yo con intereses? Quítenle el talento y dénselo al que tiene diez. Pues al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que tiene poco, se le quitará aún eso poco que tiene. Y a este hombre inútil, échenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación". (Mateo 25,14-30)

Meditando este Evangelio observamos que Dios premia nuestra fidelidad hasta en lo poco que le ofrecemos. A continuación, algunos puntos a tenerlo en cuenta.

¿Me pedirá cuenta Dios de los talentos que me ha dado?

Cuando uno hacía un viaje, tenía que ver dónde dejar el dinero. No había bancos tan grandes ni con tantas garantías como los de ahora. Tampoco existía el papel moneda. Las monedas antiguas pesaban demasiado. ¿Cómo llevarlas en los viajes? ¿Y si se las robaban?

Por eso un rico de entonces llamó a tres de sus empleados y los dejó encargados de su dinero: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno; a cada cual según su capacidad; luego se marchó. (Un talento era un tesoro).

¿Cómo responden los empleados?

Los dos primeros cumplieron. Fueron en seguida a negociar con los talentos y ganaron otro tanto. Y el señor les premia con responsabilidades mayores.

Pero en el cuento de Jesús hay un tercer empleado desconfiado y perezoso: el que, por miedo al patrón, cavó un hoyo, escondió allí el talento y lo dejó improductivo. Este tercer empleado es condenado simplemente por no haber hecho nada.

¿Cómo se aplica esta parábola a nosotros?

El señor rico representa a Dios, los empleados somos nosotros. Él nos confía un capital de acuerdo a la capacidad de cada uno y nunca por encima de nuestras fuerzas. Nos da muchas cosas: dinero, tiempo, sonrisas, amor, vida, familia, el mensaje de Cristo, las cualidades personales. Nos confía el mundo y el cuidar a los demás. Nos da a cada uno nuestro talento para que nos realicemos como humanos, como hijos y como hermanos. Lo mejor que podemos hacer con él es ponerlo al servicio de los demás. Pero Él aparece de forma imprevista y exige rendir cuentas.

Y ya vemos cómo nos va: egoísmo y desperdicio de la propia vida; guerras, injusticias, terrorismo, bombas atómicas, caída de las Torres Gemelas de Nueva York.

Dios nos pide que practiquemos la justicia, las obras de misericordia, el mandamiento del amor. Dios nos quiere activos, responsables, creativos, eficientes. Somos sus administradores.

¿Qué lecciones aprendemos de la parábola?

El propósito de la parábola no es atemorizar. Solo nos quiere recordar que el Reino de Dios tiene también sus exigencias. Los siervos de la parábola son los cristianos que deben hacer fructificar los dones recibidos para el desarrollo del Reino (cf. Lc 19,12-13).

Jesús confía en que yo puedo aportar algo al Reino de Dios. Pero hay que trabajar, hay que usar lo que tengo y lo que he recibido para que llegue el «Reino de los Cielos».

Nuestra responsabilidad como hombres y mujeres de fe es, por una parte, preservar y guardar la fe, y, por otra, promoverla. Estamos en peligro de perder la fe, como el tercer empleado que perdió su talento. La forma de preservar la fe o cualquier otro talento que Dios nos ha dado, es ponerlo a trabajar y hacer que produzca fruto.

¿Cómo se explica el comportamiento del tercer siervo?

El tercer siervo es el que ocupa la mayor atención y espacio en la parábola. Es un pobre hombre. No es un genio. Tiene miedo de perder el talento, si se pone a negociar con él. Sin embargo, el dueño le quiere dar la oportunidad de que haga rendir ese talento.

Pero este siervo no se siente identificado con su señor ni con sus intereses. En ningún momento actúa movido por el agradecimiento y el cariño. No ama a su señor, le tiene miedo.

Este siervo no entiende en qué consiste su verdadera responsabilidad. Piensa que está respondiendo a las expectativas de su señor, conservando su talento seguro, aunque improductivo. No conoce lo que es una fidelidad activa y creativa. No se implica en los proyectos de su señor.

Dios da talentos a todos sus hijos. Depende de estos que los hagan fructificar.

¿Somos como este tercer siervo?

A veces somos inactivos. Solo pensamos en «conservar» lo que tenemos. No buscamos, con coraje y confianza en el Señor, caminos nuevos para acoger, vivir, y anunciar su proyecto del Reino de Dios, Y así estamos olvidando cuál es nuestra verdadera responsabilidad. Debemos sentirnos llamados a seguir las exigencias de Cristo más allá de lo enseñado y mandado siempre. Debemos arriesgamos a hacer una Iglesia más fiel a Jesús.

No debemos tener miedo a complicarnos la vida.

El libro de los Proverbios (31,10-13.19-20.30-31) dice que una mujer hacendosa es difícil de encontrar. A esta mujer ideal le pone estas cinco características:

 

  1. Es una mujer trabajadora fuera y dentro de casa. Compra lana y lino, y los trabaja con sus propias manos. Así, ella también aporta dinero a la casa. Ella gana más de lo que gasta.
  2. Su marido se fía de ella. Es fiel.
  3. Abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre.
  4. Teme al Señor. Tiene amor y respeto a la palabra de Dios, a su voluntad.
  5. No hace caso de la hermosura, pues piensa que es engañosa y pasajera.

 

Lo más hermoso de la mujer son sus virtudes morales. Ojalá en tu casa, en el carro, donde escuches este programa, puedas decir: "Sí, la encontré: es mi mujer, es mi mamá".

Características de la mujer ideal de hoy.

La mujer moderna de ciudad, quizá podría describirse así:

 

  • Pasa ella más tiempo fuera de casa trabajando. En muchos casos es una mujer ejecutiva y bien preparada para su trabajo profesional.
  • Puede atender a la Oficina y al hogar, pero su preocupación más importante no es el negocio ni la oficina, sino su hogar: sus hijos y su esposo. (Esa es también la preocupación más importante del esposo ideal: sus hijos y su esposa).
  • No se siente discriminada en su trabajo.
  • Se preocupa por los más necesitados de la sociedad y del mundo.

 

Como ejemplo de mujer ideal actual se suele poner a la Madre Teresa de Calcuta, que atendía los pobres de Calcuta. Pero hay muchos ejemplos más.

En resumen, la frase "has sido fiel en lo poco se te confiará mucho más" nos insta a ser conscientes de la importancia de nuestras acciones cotidianas, a ser fieles y comprometidos en las tareas que el Señor nos encomienda, y a mantener una actitud de aprecio por las oportunidades que se nos presentan. Esta actitud puede abrir puertas hacia un mayor crecimiento en la fe.

Redacción y edición: Padre José Martínez de Toda, S.J., PildorasdeFe.net

pildorasdefe padre jose todaPadre José Martínez de Toda, S.J., Coordinador del Sector Comunicación de la CPAL (Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina) Venezuela

Contenido publicado originalmente en Píldoras de fe, bajo el Link: https://www.pildorasdefe.net/liturgia/Muy-bien-Has-sido-fiel-en-lo-poco-pasa-al-banquete-de-tu-senor - Puede copiar esta información en su Blog citando siempre la referencia a esta fuente consultada. Para compartir en sus redes sociales, utilice los botones compartir. Conozca términos legales - Pildorasdefe.net
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