Evangelio de hoy meditado por Papa Francisco. Juan 1,29-34. Evangelio del día. El amor del Cordero de Dios supera cualquier otra fuerza
Evangelio de hoy - Juan 1,29-34
Meditación del Evangelio de hoy - (Jesús es el Hijo de Dios, el Cordero de Dios): En aquel tiempo, al día siguiente, Juan vio acercarse a Jesús y dijo: "Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. A él me refería, cuando dije: Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes que yo. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que él fuera manifestado a Israel". Y Juan dio este testimonio: "He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquel sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautiza en el Espíritu Santo". Yo lo he visto y doy testimonio de que él es el Hijo de Dios". Palabra del Señor.
Reflexión del Papa Francisco
Sobre el Evangelio de hoy - El Evangelio nos presenta la escena del encuentro entre Jesús y Juan el Bautista, cerca del rio Jordán. Quien la describe es el testigo ocular, Juan Evangelista, que antes de ser discípulo de Jesús era discípulo del Bautista, junto con el hermano Santiago, con Simón y Andrés, todos de Galilea, todos pescadores.
El Bautista ve a Jesús que avanza entre la multitud e, inspirado del alto, reconoce en Él al enviado de Dios, por esto lo indica con estas palabras:
"¡Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!". (Juan 1,29)
El verbo que viene traducido con "quitar", significa literalmente "levantar", "tomar sobre sí". Jesús ha venido al mundo con una misión precisa: liberarlo de la esclavitud del pecado, cargándose las culpas de la humanidad. ¿De qué manera? Amando.
No hay otro modo de vencer el mal y el pecado que con el amor que empuja al don de la propia vida por los demás.
En el testimonio de Juan el Bautista, Jesús tiene las características del Siervo del Señor, que "soportó nuestros sufrimientos, y aguantó nuestros dolores" (Isaías 53,4), hasta morir sobre la cruz. Él es el verdadero cordero pascual, que se sumerge en el rio de nuestro pecado, para purificarnos.
En el Evangelio de hoy, el Bautista ve ante sí a un hombre que se pone en fila con los pecadores para hacerse bautizar, si bien no teniendo necesidad. Un hombre que Dios ha enviado al mundo como cordero inmolado.
En el Nuevo Testamento la palabra cordero se repite varias veces y siempre en referencia a Jesús. Esta imagen del cordero podría sorprender; de hecho, es un animal que no se caracteriza ciertamente por su fuerza y robustez y se carga un peso tan oprimente.
La enorme masa del mal viene quitada y llevada por una creatura débil y frágil, símbolo de obediencia, docilidad y de amor indefenso, que llega hasta el sacrificio de sí misma.
El cordero no es dominador, sino dócil; no es agresivo, sino pacifico; no muestra las garras o los dientes frente a cualquier ataque, sino soporta y es remisivo.
¿Qué cosa significa para la Iglesia, para nosotros, hoy, ser discípulos de Jesús Cordero de Dios? Significa poner en el lugar de la malicia la inocencia, en el lugar de la fuerza el amor, en el lugar de la soberbia la humildad, en el lugar del prestigio el servicio.
Ser discípulos del Cordero significa no vivir como una "ciudadela asediada", sino como una ciudad colocada sobre el monte, abierta, acogedora y solidaria.
Quiere decir no asumir actitudes de cerrazón, sino proponer el Evangelio a todos, testimoniando con nuestra vida que seguir a Jesús nos hace más libres y más alegres. (Reflexión del Ángelus sobre el Evangelio de hoy, 19 de enero de 2014)
Oración para el Evangelio de hoy.
Padre amado, quiero que vengas hoy sobre mí, con todo tu poder, con todo tu amor, y hazme sentir el gozo de vivir entre los que te adoran y te convierten en su primera opción de vida.
Hoy, quiero que hagas saltar de alegría a mi alma como lo hiciste con San Juan Bautista. Quiero sentir tu fuego abrazador, tu grandeza, tus Palabras llenas de esperanzas que me hacen salir de mis propios desiertos.
Me gustaría aprender a proclamar tu amor y tu verdad aunque a muchos no les agrade. Quisiera tener la valentía y la fe como la de Juan el Bautista, que señaló tus caminos entregado a tu proyecto de vida.
Que pueda yo aprender de su ejemplo, a imitarlo en esa coherencia de fe que no se doblega ante las amenazas o improperios. A que, con la ayuda de tu amor, sea fuerte y valiente en la prueba y las dificultades.
Quiero también sentir que disminuyo a medida que te doy a conocer, porque sólo Tú debes brillar, sólo Tú eres grande, quien debe resaltar desde todos mis entrañas hasta donde me alcance la voz.
Quiero ser testimonio de tu amor y que todas mis acciones estén llenas de Ti, de tu bondad. Que quien esté a mi lado, pueda reconocerte a Ti, reconocer tu rostro de compasión.
Ayúdame, con tu poder, a superar todos mis obstáculos en mi interior, que no me permiten anunciarte en todos mis ámbitos.
Ven y silencia mi mente, rompe toda atadura mundana y libérala de todo aquello que me separa de una vida de gozo junto a Ti. Amén
Propósito para hoy
Hacer un balance sobre mi actitud ante las leyes de todo tipo. ¿Busco evadirlas? ¿Cumplo sólo lo que me conviene? Rectificar lo que sea necesario
Frase de reflexión
"La misericordia es la acción concreta del amor de Dios que, perdonando, transforma y cambia la vida". Papa Francisco
Evangelio de hoy
Audio comentario del Evangelio de hoy:
🎧 Evangelio de hoy | Evangelio del día
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