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Categoría: Evangelio dominical
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Carecer de Jesús en nuestra vida es carecer de la vida misma. Aquí tienes 8 razones para comprender por qué Jesús es el Pan vivo bajado del Cielo

8 claves para comprender por qué Jesús es Pan vivo bajado del Cielo.

En las Sagradas Escrituras, el Pan era un alimento muy básico en tiempos de Jesús, tan básico que es sinónimo de alimento en sí mismo. El Pan sigue siendo hoy tan esencial para la subsistencia humana, que si llega a faltar el pan en nuestra mesa, significa que carecemos de todo. Esta analogía entre el pan y nuestra propia existencia nos llega de la manera más profunda a medida que escuchamos a Jesús declarar: "Yo soy el Pan de Vida bajado del Cielo".

Carecer de Jesús en nuestra vida es carecer de la vida misma. Jesús aprovecha nuestra necesidad vital de alimentos con el fin de señalar nuestra necesidad crucial de Él mismo: ¡El Cristo! Solo consumiéndolo a Él, recibimos el sustento que no solo preserva nuestra vida, sino que además la llena de un gran significado, de reconciliación y bondad. Nos convertimos en lo que comemos: en Jesús.

Nuestro pan de cada día es la gracia de amar a Jesús tanto como se merece. Esa dinámica de una fe viva, nos alimenta más que ningún alimento terrenal, ya que nos introduce en la intimidad misma de la vida en comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

8 razones por la que Jesús es el Pan vivo bajado del Cielo

A continuación, para comprender mejor por qué Jesús es el Pan vivo bajado del Cielo, te indicamos 8 claves a meditar:

1. El discurso del Pan de vida.

¿Cómo preparó Jesús a los judíos para que escucharan su asombroso discurso sobre el pan de vida?

Esto les dijo después de dos milagros muy llamativos: la multiplicación de los panes, en que alimentó a cinco mil hombres, y después de que Jesús caminó sobre el agua. Luego de esto, Jesús aprovecha este momento glorioso para decir:

"Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan, vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo".

2. Jesús es maná que nunca perece.

¿Cómo reaccionan los judíos ante un mensaje tan fuerte como el que les ha dado Jesús?

Los judíos fariseos murmuraban contra Jesús diciendo: "¿Cómo puede Él decir: Yo soy el pan vivo? Si su padre es José (v. 2),  un carpintero normal y corriente, no un panadero de pan celestial. Y ¿cómo puede Él darnos a comer su carne?".

Y luego de esto, los fariseos le piden a Jesús una señal, que demuestre que Él es ese pan vivo. Así como Moisés hizo que todas las mañanas apareciera el maná durante 40 años en el desierto, exigen que Jesús haga algo similar. Pero Jesús responde:

"Los que comieron el maná murieron. El que come este pan vivirá para siempre".

3. ¿Por qué Jesús se compara con un pan?

¿Por qué quiso Jesucristo, el Rey de reyes, compararse con el pan? ¿Qué tenía el pan de especial?

El pan es algo sagrado. Los pobres lo saben. En muchas partes de América Latina es también el maíz, el casabe. "Cuando yo era pequeño, en mi casa no había mucho que comer, y se apreciaba mucho cada trozo de pan. Cuando se caía un pedazo de pan al suelo, mi mamá me lo hacía recoger con mucho cuidado, me decía que lo besara, pues el pan es un regalo de Dios, que no podemos despreciar".

Además, Jesús se comparó con el pan, porque los dos mueren para dar vida. El pan empezó con un grano de trigo metido en la tierra, en la oscuridad. Jesús recuerda: "Si el grano de trino no muere, no da fruto". Allí germinó, y de él brotaron espigas de trigo. Pero estas espigas tuvieron que ser segadas. En ellas se hallaban nuevos granos de trigo, que tuvieron que ser triturados, amasados y cocidos para llegar a ser un pan compartido, que da la vida a los demás.

Así es Jesús: Fue perseguido por los judíos, que no creyeron en su Palabra, en su Sabiduría, que no querían comer del PAN que Él les ofrecía. Pero, a pesar de todo, Jesús siguió su misión de ser pan, compartido por los demás, entregado por la vida del mundo, dado para dar vida a todos. Él murió y fue sepultado bajo tierra. Pero Él resucitó y nos da nueva vida divina

4. Jesús es Pan Vivo bajado del Cielo.

¿Por qué Jesús se llama a sí mismo pan vivo? Primero, porque Jesús da la vida. Jesús es el pan de la vida. Él me alimenta con su Palabra, con su Sabiduría, con su ejemplo de amor. Más aún, Jesús me invita a ser un pan como él, para los demás, sobre todo para los que están a mi alrededor.

Pero, sobre todo, Jesús es el pan de la entrega. Jesús se entrega a la muerte por nosotros. De esa forma nos comunica la misma vida de Dios. Y Él ha querido que podamos comulgar y recibir su cuerpo en la eucaristía de pan y vino para alimentarnos también con su carne y con su sangre.

De esa forma nos unimos a Él en esta entrega, que Él hace para la vida del mundo.

5. Pan bueno como Jesús.

El pan es siempre bueno. ¿Es así Jesús? El pan es comida familiar. En casa no habrá comidas exóticas, pero estará el pan o el maíz preparado con amor, es el maíz de la familia, de la mamá, del papá, de la igualdad, del servicio mutuo, de la comunidad, de la alegría, de la sinceridad.

Nosotros, reunidos, formamos el pueblo de Dios y compartimos los dones que Dios nos da para el viaje de la vida. Nosotros necesitamos amor verdadero y hermanos verdaderos con los que reír, llorar, rezar. Podemos tener lo mejor de todo lo que existe, pero si no nos sabemos amados por Dios y los hermanos, nos secamos y morimos.

Cuando comemos el cuerpo y bebemos la sangre de Cristo junto con otros, nos hacemos un poco más cristianos, es decir, más hermanos.

6. Jesús es alimento y sabiduría.

¿Hay ejemplos en la Biblia de alimentos de sabiduría? Sí lo hay.

Primero: el profeta Ezequiel comió el rollo de papel de entonces, donde estaba escrita la Palabra de Dios, que él debía anunciar a la casa de Israel. Y, al comerlo, él experimentó un sabor dulce como la miel (Ez 3, 1-3). El salmo 19 (18) (v. 11) dice también: "Los mandatos del Señor son más dulces que la miel".

Segundo: en Isaías 55 la Palabra desciende de la boca de Dios como lluvia y nieve, regando la tierra y posibilitando su producción de pan (v. 10)

Tercero: a menudo las Escrituras se refieren a la salvación de Dios como comida y bebida.

7. Jesús: Palabra y Carne.

¿Hay alguna relación entre Palabra y Carne? En el Prólogo del evangelio de San Juan se dice: "La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros". La Palabra es Jesús, que se hizo carne en Belén, en Egipto y en Nazaret. Y Él se hizo alimento de todos por la fe en la Última Cena.

Eso ocurre también en la Misa o Eucaristía: comenzamos con la Palabra, que está en las primeras Lecturas y en el Evangelio, y seguimos con la Consagración del pan y del vino, que se convierten en el Cuerpo y Sangre de Cristo, que recibimos en la Comunión.

Los primeros cristianos decían: "no podemos vivir sin celebrar el día del Señor".

8. Compartir el Pan Vivo el Domingo.

¿Por qué era tan importante para los Apóstoles el día del Señor, es decir, el domingo?

Cuando celebramos el día del Señor y compartimos su mesa, nos comprometemos a mejorar nuestras vidas, crear unidad, compartir nuestro pan. También, nos comprometemos a amar a los hermanos, especialmente a los más necesitados. A luchar por la justicia y la paz, abrir nuestros corazones a todo lo que es bueno, discernir la sabiduría de la propaganda. Jesús es pan vivo bajado del Cielo que se ofrece a sí mismo como fuente de vida, de sanación y de Sabiduría. Comiendo el Cuerpo y la Sangre de Cristo, nos alimentaremos para lograr la vida eterna.

Redacción y edición: Padre José Martínez de Toda, S.J., PildorasdeFe.net

pildorasdefe padre jose todaPadre José Martínez de Toda, S.J., Coordinador del Sector Comunicación de la CPAL (Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina) Venezuela

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