Papa Francisco: Cuando el dinero se vuelve un ídolo para el hombre, controla sus decisiones y entonces lo arruina y lo condena
"La idolatría del dinero es el estiércol del demonio... Cuando el dinero se vuelve un ídolo, controla las del hombre Y entonces arruina al hombre y lo condena", fue lo expresado por el Papa Francisco en un encuentro con la Confederación de cooperativas italianas, extendiendo en su denso discurso una especial exhortación a todas las cooperativas del mundo
El Papa Francisco alertó sobre los peligros de poner el dinero por encima de la dignidad de la persona humana recordando que (citando a Basilio el Grande) el dinero es el estiércol del demonio. Y alentó a luchar contra las cooperativas deshonradas e inmorales. A continuación su exhortación:
Idolatría del Dinero: estiércol del demonio
No es fácil hablar de dinero. Dijo Basilio el Grande, Padre de la Iglesia del siglo IV, citado por San Francisco de Asís, que "el dinero es el estiércol del diablo"
Lo repito yo: ¡el dinero es el estiércol del diablo! Cuando el dinero se vuelve un ídolo, controla las decisiones del hombre y entonces lo arruina y lo condena. Hace que se vuelva un siervo.
El dinero al servicio de la vida puede ser gestionado de manera justa por la cooperativa, si ésta es una cooperativa auténtica, verdadera, donde no manda el capital sobre los hombres, sino los hombres sobre el capital.
Combatir y denunciar el mal.
Por ello les digo que hacen bien, y les digo que lo hagan cada vez más, en contrastar y combatir contra las falsas cooperativas, aquellas que prostituyen su propio nombre de cooperativa. Es decir, de una realidad tan buena, para engañar a la gente con objetivos de lucro contrarios a los de la verdadera y auténtica cooperación.
Les digo que hacen bien, porque pues las falsas cooperativas toman una fachada honrada y persiguen en su lugar propósitos deshonestos e inmorales, a menudo dirigidos a la explotación del trabajo, o la manipulación del mercado, e incluso al tráfico escandaloso de la corrupción y es una vergüenza y grave mentira que absolutamente no se puede aceptar.
¡Luchen contra esto! Pero, ¿cómo luchar? ¿Con solo palabras? ¿Con ideas? Luchen con la cooperación justa, la verdadera, la que siempre vence.
El Papa Francisco, al concluir su discurso, renovó sus llamamientos a globalizar la solidaridad
Esto es una vocación cristiana, un llamado a todos los cristianos. Los valores cristianos no son solo para nosotros, ¡son para compartir!
Y compartirlos con los demás, con los que no piensan como nosotros, pero que quieren las mismas cosas que queremos.
