Un cadáver humano no es basura y una sepultura anónima o dispersión de cenizas no es compatible con la fe cristiana
¿Qué es la cremación? La cremación es un proceso en el que se utiliza un calor intenso para transformar el cuerpo en polvo o cenizas. El cuerpo que es elegido para la cremación, se encierra y se coloca en una cámara de cremación. El tejido blando se vaporiza. Quedando entonces las cenizas y además los fragmentos de hueso con un peso de tres a nueve libras en promedio.
Profesar la creencia en la resurrección de los muertos y la afirmación de que el cuerpo humano es una parte esencial de la identidad de una persona, la Iglesia Católica insiste en que los cuerpos de los difuntos deben ser tratados con respeto y enterrados en un lugar consagrado.
Prohibido mantener las cenizas en el hogar
Mientras que la Iglesia Católica sigue prefiriendo el entierro en el suelo, se acepta la cremación como una opción, pero prohíbe la dispersión de las cenizas y la creciente práctica de mantener los restos cremados en el hogar, así lo afirmó el cardenal Gerhard Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
"En el cuidado de los cuerpos de los difuntos, la Iglesia confirma su fe en la resurrección y se separa, asimismo, de las actitudes y ritos que ven a la muerte como la destrucción definitiva de la persona, una etapa de un proceso de reencarnación o la fusión del alma con el universo", dijo el cardenal Müller a la prensa el 25 de Octubre
¿Qué hacer con las cenizas del cuerpo cremado?
En 1963, la congregación emitió una instrucción que permite la cremación, siempre que no se haya hecho como un signo de negación de la creencia básica cristiana en la resurrección de los muertos.
El permiso se incorporó en el Código de Derecho Canónico en 1983 y el Código de cánones de las Iglesias orientales en 1990.
El Cardenal Müller dijo que, sin embargo, la ley de la Iglesia no había especificado exactamente lo que debe hacerse con las cenizas, y varias conferencias episcopales habían pedido a la congregación que proporcionara una orientación eficaz
Con aprobación del Papa Francisco
El resultado, aprobado por el Papa Francisco, después de consultar con otras oficinas del Vaticano y con conferencias y obispos de Iglesias orientales, y el sínodo de obispos, es "Ad resurgendum cum Christo" (Resucitar con Cristo), una instrucción en relación con el entierro de la persona fallecida y la conservación de las cenizas en el caso de la cremación.
"Al presentar la instrucción, a corto plazo y en muchos países, la cremación será considerada la forma ordinaria para tratar con los cuerpo fallecidos, incluyendo a los católicos", afirmó Müller
La cremación, de por sí, no constituye una negación de la creencia en la inmortalidad del alma y la resurrección del cuerpo, dice la instrucción. Tampoco "impide a Dios, en su omnipotencia, la elevación del mismo cuerpo fallecido a una nueva vida
Sin embargo, la Iglesia Católica de todo corazón recomienda continuar la práctica piadosa de enterrar a los muertos. Se considera una de las obras de misericordia corporales y, refleja el entierro de Nuestro Señor Jesucristo, manifestando más profundamente la esperanza en la resurrección, cuando se reúna el cuerpo y el alma de la persona.
Además, cuando una persona está enterrada en el subsuelo - y, al menos hasta cierto punto - cuando la urna de las cenizas de la persona se coloca en un columbario o tumba, el lugar de descanso final está marcado con el nombre de la persona, el mismo nombre con el que fue bautizado y por el cual la persona es llamada por Dios.
Esparcir las cenizas no es compatible con la fe
La creencia en la resurrección de la carne es fundamental. Un cadáver humano no es basura y una sepultura anónima o dispersión de cenizas no es compatible con la fe cristiana.
El nombre, la persona, la identidad concreta de la persona es importante porque Dios creó a cada individuo y llama a cada individuo hacia Él
¿Qué hacer para revertir el hecho de haber esparcido las cenizas?
Cuando se le preguntó al cardenal Muller si había alguna manera de rectificar la situación cuando las cenizas de una persona ya se habían esparcido, sugirió hacer un monumento en una Iglesia local u otro lugar apropiado y en el que se incluya el nombre del difunto
Es más, etiquetando una urna o tumba en un lugar público es una expresión de la creencia en la comunión de los santos, la unidad sin fin en Cristo de todos los bautizados, vivos y muertos.
Otros creyentes tienen derecho a rezar en la tumba y recordar los difuntos de la Iglesia Católica en la fiesta de Todos los Santos y de los Difuntos.
Mantener las cenizas en casa es negar el fallecido a la comunidad de fe
Mantener las cenizas en casa en la repisa de la chimenea, es un signo no sólo de amor y el dolor, sino también de no entender cómo el ser querido pertenecía a toda la comunidad de fe y no sólo a sus parientes más cercanos.
Sólo en casos graves y excepcionales, dice la instrucción, los obispos locales pueden dar permiso para que las cenizas puedan ser mantenidas en un hogar privado. El cardenal Muller dijo que eso no depende de él, sino de las conferencias episcopales locales y nacionales para determinar cuáles de aquellas circunstancias puedan ser "excepcionales" o "graves".
La colocación de las cenizas en un lugar sagrado también evita que a los fieles difuntos sean olvidados o que a sus restos les sean demostrados una falta de respeto, lo cual es más probable que suceda con el paso del tiempo y las personas más cercanas a los fallecidos, también olviden la formalidad, acotada en la instrucción.
Los entierros en bosques
Al Cardenal Muller se le preguntó específicamente acerca de la tendencia cada vez mayor en su Alemania natal, del "enterramientos en bosques", donde las personas pagan por tener sus cenizas en urnas enterrados en la base de un árbol en un cementerio de un área designada de un bosque, respondiendo que los obispos alemanes no estaban encantados con la idea, pero esto era aceptado con la condición de que el árbol fuese marcado con el nombre de la persona enterrada en su base.
En los Estados Unidos y en otros países, un número cada vez mayor de cementerios católicos tienen a un lado, unas secciones de "entierros verdes" para los cuerpos que no han sido embalsamados y están colocados en ataúdes de madera simples que con el tiempo se van a deshacer junto con el cuerpo.
"Creemos en la resurrección del cuerpo y esto debe ser el principio de nuestra comprensión y práctica" dijo el cardenal Muller dijo a Catholic News Service, señalando que hay una diferencia entre lo que permite la descomposición natural del cuerpo mientras protege al medio ambiente y viendo el cuerpo del difunto principalmente como fertilizante para las plantas y árboles.
El documento completo de la Congregación para la Doctrina de la Fe, de la Instrucción «Ad resurgendum cum Christo» acerca de la sepultura de los difuntos y la conservación de las cenizas en caso de cremación, pueden leerlo a continuación:
Qriswell Quero, Venezolano, esposo y padre de familia, servidor, ingeniero y misionero de la fe. Comprometido con el anuncio del Evangelio. Creyente sólido de que siempre existen nuevos comienzos. Quien a Dios tiene nada lo detiene.
