Papa Francisco: El espíritu del mundo te hace confundir entre lo bueno y lo malo y aleja suavemente, lentamente del Señor
"Los cristianos deben estar en guardia contra el espíritu mundano que confunde y difumina las líneas entre lo que es bueno y lo que es malo", así lo exhortó el Papa Francisco durante su reflexión de la homilía de la Santa Misa celebrada en el Vaticano.
En su homilía, el Papa Francisco hizo su reflexión sobre la lectura de la primera carta de San Juan (1 Juan 3,22-4:6), en la que el apóstol anima a la comunidad cristiana primitiva a "no confiar en todo espíritu, sino a probar los espíritus para ver si pertenecen a Dios" o al mundo.
El Espíritu del mundo te lleva a la corrupción.
Mientras que el Espíritu Santo da a los hombres y mujeres la fuerza para permanecer en el Señor, todavía hay cristianos que aún hoy identifican al Espíritu Santo sólo con la paloma.
El Espíritu Santo te lleva a Dios y si pecas, el Espíritu Santo te protege y te ayuda a levantarte. Pero el espíritu del mundo te lleva a la corrupción, hasta el punto de que no puedes distinguir entre lo que es bueno y lo que es malo; todo es igual, todo es igual.
Examinar el corazón y la conciencia.
¿Qué es lo que pone a prueba al espíritu? Es simplemente esto: Cuando sientes algo, cuando quieres hacer algo o tienes una idea, un juicio sobre algo, pregúntate:
"¿Este sentimiento viene del espíritu de Dios o del espíritu del mundo?"
Demasiados cristianos hoy en día, viven sin saber lo que está pasando en sus propios corazones y no saben cómo examinar lo que está pasando en su interior.
El Papa Francisco animó a todos los fieles de la Iglesia a examinar sus conciencias y a tomarse un momento durante el día o antes de irse a la cama para reflexionar sobre lo que ha pasado hoy en el corazón.
¿Cuál es el espíritu que se ha movido dentro de mi corazón? El Espíritu de Dios, el don de Dios, el Espíritu Santo que me lleva siempre al encuentro con el Señor, o el espíritu del mundo que me aleja suavemente, lentamente del Señor y es una pendiente muy, muy lenta y resbaladiza.
Pidamos esta gracia de permanecer en el Señor, y oremos al Espíritu Santo para que permanezcamos en el Señor y que nos dé la gracia de distinguir los espíritus, es decir, lo que se mueve en nuestro interior.