Papa Francisco: El bien y el mal están entrelazados, es imposible separarlos y extinguir el mal por completo
Papa Francisco: No vean solo lo malo, vean también lo bueno del mundo.
El Papa Francisco recordó el domingo a los fieles la infinita paciencia de Dios y el hecho de que todos somos pecadores.
Dirigiéndose a los que se reunieron en la Plaza de San Pedro para el Ángelus, el Papa reflexionó sobre el Evangelio del día, señalando que la línea entre el bien y el mal recorre el corazón de cada uno de nosotros.
El bien y el mal están entrelazados.
La lectura en cuestión habla de cómo el trigo y las malas hierbas fueron sembrados en el mismo campo, ilustrando el problema del mal en el mundo y enfatizando la paciencia del Señor.
Dios siempre siembra semillas buenas, mientras que Satanás siembra malas hierbas.
En la parábola los esclavos del dueño de casa querían sacar las malas hierbas, pero el Señor les objeta y les dice que el trigo podría ser cosechado junto con las malas hierbas y los invita a dejar que crezcan juntos hasta la cosecha.
Con esta imagen Jesús nos dice que en este mundo el bien y el mal están entrelazados, es imposible separarlos y extinguir el mal por completo. Solo Dios puede hacer esto, y lo hará en el Juicio Final.
Así, en toda su ambigüedad y complejidad, la situación representa la realidad de la libertad cristiana en la que estamos llamados a ejercer el difícil discernimiento entre el bien y el mal.
La elección y la paciencia.
El Santo Padre exhortó a los fieles combinar dos actitudes aparentemente contradictorias: La elección y la paciencia.
La elección de ser buen trigo, distanciándose de las seducciones del mal. Mientras que la paciencia significa preferir ser parte de una Iglesia que no tiene miedo de ensuciarse las manos al estar cerca de sus hijos sucios, más que ser parte de una Iglesia justa que expresa juicio antes del tiempo.
Necesitamos perdonar nuestros pecados.
Los invito a reconocer que todos somos pecadores, recuerden que el bien y el mal no pueden ser encajonados en áreas definidas o en grupos de personas, porque la línea entre el bien y el mal recorre el corazón de cada persona.
Y recordando a los presentes que con su resurrección, Jesús nos ha liberado de la esclavitud del pecado y nos ha dado la gracia de caminar una nueva vida y que con el Bautismo también nos ha dado el sacramento de la Reconciliación porque siempre necesitamos perdonar nuestros pecados.
No vean solo lo malo, vean también lo bueno y lo bello del mundo que nos rodea, confiando siempre en la promesa de redención de Dios.
Después de rezar el Ángelus con los presentes en la Plaza, el Papa Francisco hizo un súbito llamado a la moderación y el diálogo tras el recrudecimiento de la violencia en Jerusalén.