A continuación encontrará la oración que dirigió el Papa Francisco por la coronación de la imagen de la Santísima Virgen de Guadalupe
Al concluir la Santa Misa en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, el Papa Francisco introdujo inmediatamente a los fieles en el rito de la coronación de la imagen de la Santísima Virgen. Además, también realizó una oración que le dedicó a la Virgen de Guadalupe
La milagrosa imagen se remonta al año 1531, cuando la Virgen María se le apareció a San Juan Diego Cuauhtlatoatzin, un humilde indígena perteneciente a la baja clase del Imperio Azteca; según el Nican Mopohua, era un "macehualli", que quiere decir "pobre indio".
Desde ese momento, la Santísima Virgen, bajo el título de Nuestra Señora de Guadalupe, ha sido proclamada como Patrona de México, Patrona y Emperatriz de las Américas y Patrona de Filipinas. También se le conoce como la Protectora de los Niños no Nacidos.
El santuario de Nuestra Señora de Guadalupe es uno de los lugares de peregrinación más visitados del mundo, con millones de peregrinos que vienen cada año para venerar la sagrada imagen.
A continuación encontrará la oración que dirigió el Papa Francisco por la coronación de la imagen de la Santísima Virgen de Guadalupe
Oración del Papa Francisco a la Virgen de Guadalupe.
Bendito eres, Señor, Dios del cielo y de la tierra, que con tu misericordia y justicia dispersas a los soberbios y enalteces a los humildes.
De este admirable designio de tu providencia nos has dejado un ejemplo sublime en el Verbo encarnado y en su Virgen Madre: tu Hijo, que voluntariamente se rebajó hasta la muerte de cruz, resplandece de gloria eterna y está sentado a tu derecha como Rey de reyes y Señor de señores;
Y la Virgen que quiso llamarse tu esclava, fue elegida Madre del Redentor y verdadera Madre de los que viven, y ahora, exaltada sobre los coros de los ángeles, reina gloriosamente con su Hijo, intercediendo por todos los hombres como abogada de la gracia y reina de misericordia.
Mira, Señor, benignamente a estos tus siervos que, al ceñir con una corona visible la imagen de la Madre de tu Hijo, reconocen en tu Hijo al Rey del universo e invocan como Reina a la Virgen.
Haz que, siguiendo su ejemplo, te consagren su vida y, cumpliendo la ley del amor, se sirvan mutuamente con diligencia; que se nieguen a sí mismos y con entrega generosa ganen para ti a sus hermanos; que, buscando la humildad en la tierra, sean un día elevados a las alturas del cielo, donde tú mismo pones sobre la cabeza de tus fieles la corona de la vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
