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Categoría: Aprende sobre tu fe
Boletín diario del Evangelio de hoy por email

En la Eucaristía se encuentra realmente presente el Cuerpo, la Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo. No es un símbolo

La Eucaristía, instituida en la Última Cena, es el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Jesucristo. En el sexto capítulo del Evangelio de Juan, Jesús enseña que su presencia real en la Eucaristía es más que simbólica. Conocido como el Discurso del Pan de Vida, encontramos que, en el sexto capítulo de San Juan, el lenguaje de Jesús nos insiste en que dedemos creer en el hecho de que Él es el Pan de Vida, y no es un símbolo.

La Eucaristía es la fuente y la cumbre de nuestra fe católica. Sin embargo, algunos aún no creen (entre ellos, católicos mismos) que Jesús está realmente presente Jesús en sus sagradas formas en la Eucaristía.

Eucaristía: Sacramento de fe.

La sagrada Eucaristía es llamada el Sacramento de nuestra fe. No es un símbolo como algunas denominaciones "religiosas" quieren hacernos creer. Nosotros los católicos aceptamos, siguiendo las palabras del mismo Jesús, que durante la Misa bajo las especies de pan y de vino, tras la consagración por el sacerdote, se hace presente realmente Jesucristo, en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Cuando instituye este sacramento, dice:

"Esto es mi cuerpo... Esta es mi sangre" (Mateo 26,26-28; Marcos 14,22-25; Lucas 22,10-20; 1 Corintios 11,23-25).

En otras palabras, Jesús nos está diciendo que en el pan y el vino consagrados, se encuentra la plenitud de su Persona con sus dos naturalezas.

Como Jesús es Dios y hombre verdadero, entonces se encuentran presentes su Cuerpo, su Sangre, Alma y Divinidad. Esa es nuestra fe. Por eso también, cuando los sacerdotes terminan la consagración, la asamblea aclama: "Anunciamos tu muerte y proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús".

Además, en todas las Misas que se celebran a lo largo del mundo el sacerdote dice:

"Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. ¡Dichosos los invitados a la Cena del Señor!".

Para ratificar la verdad de esta celebración y realidad de la presencia de Cristo en la sagrada hostia y el vino, la santa Biblia dice:

"Al día siguiente [Juan el Bautista] vio venir a Jesús y dijo: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo"" (Juan 2,29).

Y para estar completamente seguros de que en la sagrada hostia y el vino está presente Cristo, dice:

"Mientras comían, Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y, dándoselo a los discípulos, dijo: Tomad y comed, éste ES mi cuerpo" (Mateo 26,26-27). "Y tomando un cáliz y dando gracias, se lo dio, diciendo: Bebed de él todos, que ésta ES mi sangre de la alianza, que será derramada por muchos para remisión de los pecados" (Marcos 14,22-24; Lucas 22,19-20).

Estos textos dicen claramente: "Éste ES mi cuerpo", "Esta ES mi sangre", por lo tanto no existe justificación alguna para decir que sólo "significa" su cuerpo y su sangre.

San Pablo, Cristo y la Eucaristía.

San Pablo dice en su primera Carta a los Corintios:

"Porque yo he recibido del Señor lo que os he transmitido, que el Señor Jesús, en la noche en que fue entregado, tomó el pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo, que se da por vosotros; haced esto en memoria mía. Y asimismo, después de cenar, tomó el cáliz, diciendo: Este es el cáliz de la Nueva Alianza en mi sangre: cuantas veces lo bebáis, haced esto en memoria mía. Pues cuantas veces comáis este pan y bebáis este cáliz, anunciáis la muerte del Señor hasta que Él venga. Así, pues, quien come el pan y bebe el cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y de la sangre del Señor. Examínese, pues, el hombre a sí mismo y entonces coma del pan y beba del cáliz, pues el que come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Corintios 11,23-29).

Cuando Jesús instituye la Eucaristía no habla en sentido figurado o simbólico, como dicen equivocadamente algunos hermanos de otras religiones. Jesús dice claramente: "Esto ES mi cuerpo... Esta ES mi sangre...". No dijo: "esto significa...". Nuestro Señor habla con claridad, sin dejar lugar a dudas: "ES", no tan sólo "SIGNIFICA".

Para evitar malos entendidos, nuestro Señor Jesucristo es muy claro al decir:

"En verdad, en verdad os digo que, si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre está en mí y yo en él. Así como me envió mi Padre que vive, y yo vivo por mi Padre, así también el que me come vivirá por mí" (Jn 6,53-57).

¿Crees que Cristo está en la Eucaristía?

Para nosotros los católicos, la Eucaristía es la presencia real de Cristo y no un mero símbolo, como creen los que están fuera de nuestra Iglesia. Y todavía más importante es que nuestro Señor Jesucristo nos señala que, si no comemos y bebemos su cuerpo y su sangre, no tenemos vida en nosotros.

Debemos creer que Cristo está realmente presente en la Eucaristía, no por el uso de nuestra razón humana, sino porque el mismo Cristo nos lo ha dicho.

Citas bíblicas sobre la Eucaristía.

"El cáliz de bendición que bendecimos, ¿no es acaso la comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es la comunión con el cuerpo de Cristo? Porque el pan es uno, somos muchos un solo cuerpo, pues todos participamos de ese único pan" (1 Corintios 10,16).

Recordemos también que para recibir el Cuerpo y la Sangre del Señor, hemos de hacerlo en gracia de Dios, pues como ya hemos leído de San Pablo, que "quien come el pan y bebe el cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y de la sangre del Señor. Examínese, pues, el hombre a sí mismo y entonces coma del pan y beba del cáliz; pues el que come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Corintios 11, 27-29).

En el discurso del Pan de Vida:

"Yo soy el pan de vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás". (Juan 6,35)

"Les aseguro que el que cree, tiene Vida eterna. Yo soy el pan de Vida". (Juan 6,47-48)

"Yo soy el pan vivo bajado del cielo; quienquiera que coma este pan vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo". (Juan 6,51)

"Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre
permanece en mí y yo en él". (Juan 6,53-56)

Oración para unirse al Cuerpo de Cristo.

Padre celestial, venimos ante ti para magnificar y glorificar tu Santo Nombre. Creemos verdaderamente que estás presente en todas tus formas en la Sagrada Eucaristía. Y nosotros, como el cuerpo de Cristo, te damos toda la alabanza y el honor que mereces, cuando nos unimos a ti en estas especias Sagradas.

Rogamos hoy que siempre seamos uno con Tu Cuerpo y con tu Sangre. Bendícenos, oh Padre celestial, para que, encontrando la comunión contigo en la Eucaristía, podamos encontrar la unidad entre nosotros, para que trabajemos juntos para cumplir tu palabra.

Oh Padre Amoroso; amable, compasivo, amoroso, generoso, perdonador y humilde. Abandonamos toda acción maligna, renunciamos a Satanás presente en las mentiras, en el engaño, en la corrupción, en el robo, en la indiferencia. Que seamos una bendición para los demás, al esforzarnos por ser más como Cristo Eucaristía.

Mientras trabajamos juntos para construir tu Reino, déjanos ser la luz que guíe al mundo hacia ti. Enséñanos a ser buenos modelos a seguir para los demás. Que cuando nos vean, puedan verte a Ti y a tu amor dentro de nosotros, y quieran conocerte más y más en el Sacramento precioso de la Eucaristía. Amén.

Recursos sobre la Eucaristía.

Adaptación y contenido agregado: Andrea Pérez, PildorasdeFe.net | Con información de extraída de: NotiDiocesis.com

pildorasdefe andrea perez de quero firmaAndrea Pérez, Venezolana viviendo en Ecuador, hija de Dios, mujer de fe, madre y esposa. De profesión ingeniera, y de corazón misionera. Trabajando día a día en mi crecimiento espiritual y buscando la coherencia, tomando como guía la frase de San Pablo: Cambia tu manera de pensar y cambiará tu manera de vivir (Ro 12,2)

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