Estas personas no son de hecho excomulgadas, no están excomulgados y no deben ser absolutamente tratadas como tales, son parte de la Iglesia
En su catequesis de Audiencia General, realizada el 05 de agosto de 2015, el Papa Francisco ha continuado con sus reflexiones sobre el tema de la familia y en esa ocasión, centró su mensaje en el cómo, todos los miembros la Iglesia, debemos actuar y acoger a aquellas personas que, luego de un fracaso matrimonial, han optado por una nueva unión
La catequesis completa del Santo Padre la puedes leer aquí
En adelante, basándonos en el artículo de Jimmy Akin, publicado en National Catholic Register, te indicamos 7 cosas que debes saber y compartir sobre esta catequesis que nos ha dejado el Papa Francisco
1.- ¿Dijo el Papa Francisco que las parejas divorciadas y vueltas a casar no están excomulgadas?
¡Sí! El Papa Francisco ha dicho textualmente:
"Estas personas no son de hecho excomulgadas, no están excomulgados, y no deben ser absolutamente tratadas como tales: ellas forman parte siempre de la Iglesia"
2.- ¿Esto es correcto?
¡Así es! La idea de excomunión es muy comúnmente malinterpretada como "no poder comulgar" cuando no es así.
La Iglesia no permite que las parejas que se hayan divorciado y vuelto a casar sin una anulación, puedan recibir la comunión (a menos que están viviendo en plena continencia como hermano y hermana), y esto no es lo mismo que la excomunión.
(Leer : ¿Excomunión significa no recibir la comunión?)
La excomunión es una pena canónica que tiene varios efectos jurídicos, los cuales se describen en este enlace: vatican.va/archive/ESL0020/__P4V.HTM
La excomunión no anula la propia pertenencia a la Iglesia, es una sanción que se impone en forma "parcial", pastoral y de carácter medicinal ya que atrae al pecador al arrepentimiento, y este arrepentimiento hace posible la absolución de la excomunión (cf. CCC 1463).
Divorciarse y volverse a casar sin una anulación no incurre en la excomunión. Por lo tanto, las personas en esta situación no están excomulgados, e incluso si lo fuesen, ellos siguen siendo parte de la Iglesia. En consecuencia, deben ser tratados como tales.
¡El Papa está en lo correcto!
3.- Cómo Papa Francisco habla sobre el tema de divorciados y vueltos a casar
El Papa Francisco en su catequesis de audiencia general de los días miércoles dijo:
"Hoy quisiera detener nuestra atención sobre otra realidad: cómo cuidar a aquellos que, después del irreversible fracaso de su vínculo matrimonial, han comenzado una nueva unión
La Iglesia sabe bien que una situación tal contradice el Sacramento cristiano. De todos modos, su mirada de maestra viene siempre de un corazón de madre; un corazón que, animado por el Espíritu Santo, busca siempre el bien y la salvación de las personas.
He aquí porqué siente el deber, por amor a la verdad de "discernir bien las situaciones". Así se expresaba san Juan Pablo II, en la Exhortación apostólica Familiaris consortio (n. 84), dando como ejemplo la diferencia entre quien ha sufrido la separación y quien la ha provocado. Se debe hacer este discernimiento.
4.- ¿El Papa Francisco citó a San Juan Pablo II en su catequesis?
Así es, El Santo Padre, se ha referido a la exhortación apostólica de San Juan Pablo II «Familiaris Consortio» (1981) del capítulo dedicado a los Divorciados en nueva unión (Punto 84), el cual dice lo siguiente:
"Los pastores, por amor a la verdad, están obligados a discernir bien las situaciones. En efecto, hay diferencia entre los que sinceramente se han esforzado por salvar el primer matrimonio y han sido abandonados del todo injustamente, y los que por culpa grave han destruido un matrimonio canónicamente válido.
Finalmente están los que han contraído una segunda unión en vista a la educación de los hijos, y a veces están subjetivamente seguros en conciencia de que el precedente matrimonio, irreparablemente destruido, no había sido nunca válido."
Y más adelante, en este mismo capítulo, San Juan Pablo II, diría:
"La Iglesia, no obstante, fundándose en la Sagrada Escritura reafirma su praxis de no admitir a la comunión eucarística a los divorciados que se casan otra vez. Son ellos los que no pueden ser admitidos, dado que su estado y situación de vida contradicen objetivamente la unión de amor entre Cristo y la Iglesia, significada y actualizada en la Eucaristía.
Hay además otro motivo pastoral: si se admitieran estas personas a la Eucaristía, los fieles serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio.
La reconciliación en el sacramento de la penitencia -que les abriría el camino al sacramento eucarístico- puede darse únicamente a los que, arrepentidos de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo, estén sinceramente dispuestos a una forma de vida que no contradiga la indisolubilidad del matrimonio"
5.- ¿Qué dijo Benedicto XVI en su pasaje que fue citado por el Papa Francisco?
El Papa Francisco dijo que Benedicto XVI ha intervenido sobre esta cuestión de los divorciados en nueva unión, solicitando un discernimiento atento y un sabio acompañamiento pastoral, sabiendo que no existen "recetas simples" (Discurso al VII Encuentro Mundial de las Familias, Milán, 2 junio 2012, respuesta n. 5)
Y así fue, en ese discurso, Benedicto XVI dijo:
"A los divorciados vueltos a casar tenemos que decirles que la Iglesia los ama, tienen que verlo y sentir que realmente hacemos todo lo posible para ayudarles...
Que los divorciados vueltos a casar encuentren consolación en una vida de fe y que, con la ayuda de la comunidad, su sufrimiento no sea un tormento físico y psicológico. Su sufrimiento, si lo aceptan interiormente, es un don para todos...
La cuestión de los divorciados vueltos a casar sigue siendo uno de los grandes problemas de la Iglesia de hoy en día: el sufrimiento es grande, tenemos que ayudar a estas personas para que vivan su sufrimiento y empeñarnos en la prevención, profundizar desde el principio, con los jóvenes, el tema del enamoramiento, acompañarles durante el noviazgo y durante el matrimonio" (Fiesta de los testimonios de las familias, Parque de Bresso, Milán, 02 de Junio de 2012)
6.- Cómo deben ser recibidas estas personas
Sobre la base de las declaraciones de Juan Pablo II y Benedicto XVI, en Santo Padre Francisco, dijo lo siguiente:
De ahí la reiterada invitación de los Pastores a manifestar abiertamente y coherentemente la disponibilidad de la comunidad a acogerlos y a animarlos, para que vivan y desarrollen cada vez más su pertenencia a Cristo, y a la Iglesia: con la oración, con la escucha de la Palabra de Dios, con la frecuencia a la liturgia, con la educación cristiana de los hijos, con la caridad y el servicio a los pobres, con el compromiso por la justicia y la paz.
El ícono bíblico del Buen Pastor resume la misión que Jesús ha recibido del Padre: la de dar la vida por las ovejas. Tal actitud es un modelo también para la Iglesia, que acoge a sus hijos como una madre que dona su vida por ellos.
A continuación, cita a su propia exhortación apostólica Evangelii Gaudium:
"La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre […] Ninguna puerta cerrada. Todos pueden participar de alguna manera en la vida eclesial, todos pueden integrar la comunidad.
La Iglesia […] es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas" (Exhortación Apostólica Evangelii gaudium, n.47)
7.- Significado de las declaraciones del Papa sobre este tema
Ellos no parecen tener una importancia decisiva, de una manera u otra.
Por un lado, el Papa Francisco no menciona este tipo de propuestas. De hecho, él ha sido muy franco al decir que "esta situación contradice el sacramento cristiano."
Él Santo Padre también realizó un hincapié en la continuidad con sus predecesores, Juan Pablo II y Benedicto XVI, y cita los pasajes donde ambos predecesores explícitamente rechazan dar la Sagrada Comunión a personas en estas situaciones si no están viviendo como hermano y hermana.
Por otra parte, el Papa Francisco no cita esas partes específicas de esos pasajes, y también es claro que él quiere encontrar formas de ayudar a esas personas para que tengan más relación con la Iglesia, particularmente a la luz de los efectos que su situación puedan tener sobre sus niños.
