Algunas veces, lo único que necesitamos es un momento para respirar y llenarnos con la vida locamente hermosa que dan los hijos
¿Has tenido alguna vez uno de esos días en los que has pensado, o incluso has pronunciado: “Es-toy ren-di-da”? Bien, pues esto es muy recurrente en mí desde que soy mamá. Estoy cansada, y me siento como si nunca tuviera tiempo suficiente para… bueno…. Todo… o más bien, nadie… por ser mamá. Pero a la vez recuerdo estas tres simples palabras que escuché el día de hoy…
¡Esto también pasará!
Eso es. Estas tres simples palabras resuenan en mis oídos como las campanas de la Iglesia por la mañana. Las escuché en un programa de cocina en la televisión, pero sentí como si Dios utilizara esta frase para recordarme que ésta loca época de mamá va a pasar rápidamente. Estas tres palabras son tan reconfortantes y tan convincentes al mismo tiempo.
Apenas estaba saliendo de la frenética rutina matutina de levantar a mis dos niños mayores, darles desayuno y dejarlos listos para la escuela antes de escuchar esta frase.
Y luego en cuanto me senté a tomar un respiro y a la vez un sorbito de café mientras doblaba montañas de ropa que debí doblar hace ya varios días, entonces, el bebé llora porque trae el pañal mojado…
Justo para complicar las cosas, recibo un mensaje del consultorio del doctor que si faltamos a otra cita más, ya no nos volverá a atender... ¿Cuántas citas habré dejado pasar? ¿Muchas? ¿Es en serio?
Apenas vuelvo al presente y me doy cuenta que mi pequeño hijo de cuatro años se me salió por la puerta principal... ¡NECESITO AYUDA!
Pero en cuanto abro la puerta para salir a buscarlo, lo sorprendo en calzoncillos llorando y gritando porque quería su triciclo… Justo en ese momento es que escucho estas tres simples palabras.
En efecto, necesitaba escuchar estas palabras. Y, probablemente las necesite mañana también.
¿Así te sientes mamá? ¿Estás exhausta? ¿Te sientes abrumada? Permíteme decirte que no estás sola.
Mantener a los niños es duro, sin mencionar aparte las otras muchas ocupaciones que mamá hace: trabajar, limpiar la casa, cocinar, atender actividades de la familia, ser voluntaria en la Iglesia, y la lista sigue y sigue… Es una temporada muy loca. Pero es locamente bella también.
Las mamás podemos cambiar pañal tras pañal, pero nada es mejor que una involuntaria sonrisa del bebé mientras se limpian esas hermosas mejillas regordetas.
Podemos también correr y correr por las mañanas, pero algunos mimos extras hacen que todo valga la pena.
Y, honestamente, una cita médica se puede reprogramar. O, podría ser mejor si las anoto en un calendario, como quiera hay solución.
Algunas veces, lo único que necesitamos es un momento para respirar y llenarnos con la vida locamente hermosa que dan los hijos. Y esto no significa que no sepamos reconocer lo mucho que esta etapa representa en cuanto a estrés, frustración, suciedad; lo que sí tiene significado es que necesitamos recordarnos frecuentemente “Esto también pasará” antes de que esta época se convierta en tan solo recuerdos.
-
Adaptación y traducción al español por Rafael Ruiz, para PildorasdeFe.net, de artículo publicado en: Ashley Willis´s Blog, autor: Ashley Willis
-------------------
Rafael Ruiz, mexicano, psicoterapeuta, casado, padre de tres hijos; catequista y defensor de la vida intrauterina. Amar a Dios es mi tesoro escondido, tocar los corazones es mi vocación y evangelizar es mi deber.
