La boda puede ser planificada en 5 días. La fiesta... ¡es una fiesta! Simplemente diviértanse y olvídense del resto
Emily Hardman se casaría dentro de 24 horas y todavía no tenía su vestido. ¡Y eso no le importaba!
El recuerdo más vívido que tengo de mi cena de ensayo previo a mi boda es estar sentada en un columpio de madera en el patio delantero de la casa de los padres de mi prometido con lágrimas corriendo por mi cara, rogándole a mi prometido subirnos al carro y viajar hacia Las Vegas.
Si bien es cierto, nuestra relación no fue exactamente del tipo del que usualmente tiene una boda llena de blanco, el estrés de ese día no tenía nada que ver con nuestro pasado ni con nuestra hija de 1 año. Tenía todo que ver con el infierno que es planear una boda.
Les presento a Emily Hardman, la visionaria quien planeó su boda en 5 días... Sí, leíste bien CINCO días:
"Rob me decía a lo largo de los cinco días de planeación "¿En qué puedo colaborar?’" yo le decía que en realidad no había mucho que hacer ya para terminar de planificar la boda y aquí les explico por qué:
Con cada expectativa social de las bodas que me tocaba enfrentar, me preguntaba a mí misma: "¿Esto ayuda a que la gente que asiste a mi boda se sienta amada y apreciada por el papel que juegan en mi vida? ¿Fortalecerá esto mi matrimonio y las promesas que nos hacemos el uno al otro?" Si la respuesta era no, no perdía mi tiempo".
Esto es brillante amigos. Mi reticencia a planificar una boda se debía en partes iguales a pereza y miedo de las flores, pero esta mujer tiene una razón tan sólida como una piedra para que mandar esa locura de planificación de bodas a la que estamos acostumbrados muy muy lejos.
Sus dos preguntas son la manera perfecta para evaluar todos y cada uno de los aspectos al planificar una boda y para concentrarse solamente en lo verdaderamente importante. ¿Le mostrará esto nuestro amor a nuestros familiares y amigos, y le hablará y fortalecerá el amor del uno por el otro? Si no es así, ¡deshazte de ello!
Ciertamente nunca fui del tipo de planificar una boda. De niña, mi sueño era nunca tener una boda. No pasé años planificando colores y flores, y lo que en realidad terminó pasándome la cuenta cuando quise decidirme por rojo y naranja (dos colores que aparentemente no son muy comunes) y tuve que sentarme horas a escoger flores aprendiendo los nombres y cómo diferenciarlas.
Otras sugerencias impredecibles que realicé de igual manera fueron rechazadas. No, loncheras personalizadas para comerlas al estilo picnic no es una buena idea. No, serpentinas en aerosol en lugar de arroz no va a suceder.
No, no podíamos esperar que todos los invitados jugaran póker en la recepción porque nosotros dos odiásemos bailar.
Se darán cuenta que todos estos detalles forman parte de la recepción. Y esa era justamente la parte que odiaba planear.
Amé planear la boda en sí, escribir las oraciones, escoger los versículos, las canciones, los extractos adecuados del poema Little Gidding de T.S. Eliot para imprimirlos en los programas… ésos eran los detalles que me interesaban.
Esa era la parte de la boda que me importaba, la parte de la que recordaría cada segundo, la parte que hace un nosotros de dos yos.
La recepción no es más que una fiesta. Pero no es del tipo divertida con bebidas, música y mucha gente. Es del tipo formal, con códigos de etiqueta y apretones de mano y diez mil tenedores.
Y cuando me estaba matando intentando planearla, supe que debía haber una mejor manera. Las dos preguntas de Emily son indudablemente la mejora manera.
Con esto no quiero decir que las flores perfectas o los pasteles coordinados del novio y la novia no importan – para algunas parejas, y para algunos de sus familiares, esto es muy importante.
Mi suegra es experta en jardinería y las flores son muy importantes para ella. Le hablan a su alma de la misma forma en la que la poesía le habla a la mía.
Para mí, el pastel del novio era un asunto importante, ya que tendría la forma de una pila de libros cuyos títulos habrían sido cuidadosamente seleccionados (ambos estudiamos Literatura y somos grandes nerds).
Pero en cuanto a cultura, deberíamos permitir que estas diferencias en gusto y preferencias abandonen la idea de LA GRAN BODA en favor de recordar que el punto es el sacramento, no la fiesta.
La boda puede ser planificada en 5 días. La fiesta… ¡es una fiesta! Simplemente diviértanse y olvídense del resto. Créanme, estarán agradecidos cuando lo hagan.
María Mercedes Vanegas, es nicaragüense viviendo en Alemania, soltera, ingeniera y -a ejemplo de San Francisco Javier- misionera en esta era tecnológica. Identificación evangelizadora: «Y es que "Ay de mí si no predico el Evangelio", pues "muchos cristianos se dejan de hacer…, por no haber personas que se ocupen en la evangelización"»