Mi esposo es maravilloso y es todo para mi, pero no me completa. No se supone que lo haga. Una persona no puede completarte, solo Dios puede
¿Mi esposo me completa? A muchos de nosotros nos resulta familiar la icónica frase "Tú me completas" de la famosa película "Jerry Maguire". Amo ver la escena llena de lágrimas en la que el personaje de Tom Cruise, Jerry, profesa su inmortal necesidad de volverse uno solo con el personaje de Rene Zelleweger, Dorothy. Parece que hace todo el sentido del mundo, dos mitades que se vuelven una sola. Pero eso no es para nada como el matrimonio ha sido descrito en la Biblia.
En Génesis 2,24, la unión del matrimonio se describe así:
"Por eso el hombre deja a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y pasan a ser una sola carne".
Así que, si. El matrimonio es una parte física, la unión sexual entre esposo y esposa, pero me encanta como el evangelio de San Marcos nos presenta a Jesús describiendo esta conexión más allá:
"Y por eso dejará el hombre a su padre y a su madre para unirse con su esposa, y serán los dos una sola carne. De manera que ya no son dos, sino uno solo". (Marcos 10,7-8)
Jesús describe al hombre y la mujer como "dos", no "mitades". El describe a dos individuos convirtiéndose en una mente, cuerpo y espíritu. Cuando nos casamos con nuestro cónyuge, nos estamos uniendo con el otro y procediendo a vivir la vida como DOS personas con UN pacto y una misión. Esto puede ponerle los pelos de punta a muchos, pero para mí significa algo.
Cuando era tan solo una niña, deseaba tanto casarme y siendo una adolescente, oraba todos los días por mi futuro esposo.
Yo verdaderamente creo que Dios sobrepaso todas mis expectativas cuando me entrego el mayor regalo en mi esposo, Dave. Él es mi mejor amigo, mi amante, mi alegre descanso, mi compañero de abrazos, el mejor padre posible y mucho, mucho más. Él es todo para mí, pero no me completa. Y es que no se supone que lo haga.
Antes de conocernos y eventualmente casarnos, éramos dos, personas COMPLETAS y solteras. Ambos deseábamos estar casados, pero no nos veíamos como la mitad de una persona.
Una persona no puede completarte pero Dios si puede. El vacío que a veces sentimos en el fondo de nuestros corazones viene de nuestra naturaleza pecadora el abandono de Dios que Adán y Eva cometieron hace tanto tiempo.
Pero Dios no nos abandonó a nosotros. Él envió a Jesús a morir en la cruz por nuestros pecados. El tendió un puente entre nosotros. Solo Cristo puede llenar el vacío en nuestro corazón. Solo Jesús puede completarnos.
Si sientes que algo hace falta en tu corazón, no esperes que tu cónyuge lo complete. Si, necesitamos muchísimo amor y apoyo de nuestra pareja todos los días y debemos ofrecerlo cada día el uno al otro.
¿Quién me completa?
Nuestro cónyuge no puede completarnos. Él o ella no tienen que tener el poder de completarnos. Sólo Dios lo tiene.
Como esposos y esposas, jugamos un rol esencial en la vida del otro. Con quién nos casamos es una de las más importantes decisiones que tomaremos alguna vez. Y sin embargo, nuestro cónyuge no puede completarnos.
Nuestro cónyuge tiene el poder de elevar nuestro espíritu dándonos aliento o bajar nuestro ánimo con duras críticas. Él/ella es nuestra compañía en las buenas y en las malas. Él/ella es el hombro en el cual lloramos, la mejor persona para hacernos reír y más.
Pero, él/ella no tiene que tener el poder de llenar un vacío del tamaño de Dios en nuestros corazones. Y esto no hace nuestros matrimonios menos románticos o íntimos. Esto realmente son buenas noticias para mí porque nos coloca en el mismo nivel, en lugar de frágiles pedestales de cristal.
Entrégate con confianza a Dios.
Como seres humanos, tenemos debilidades y a veces caemos, y cuando no tenemos una relación con Jesucristo nuestro vacío se hace inmenso. Así que si estamos tratando de llenar ese vacío con el corazón de nuestra esposo/a, o si esperas que tu cónyuge llene el rol de Dios en tu vida, te motivo a buscar a Dios.
Si aún no conoces al Señor, trata de hablar con Él. No necesitas usar palabras sofisticadas o tratar de ser alguien que no eres en realidad. Cierra tus ojos y ora.
Dios te creó. Él te conoce. Él te ama y cuando realmente te rindes a Él y aceptas el maravilloso regalo de su amor que nos salva través de la muerte y resurrección de Su Hijo Unigénito, nuestro Señor Jesucristo, presente completamente en la Santa Eucaristía, finalmente encontrarás la plenitud que has estado buscando.
Esto no quiere decir que nunca te sentirás solo o triste, pero significa que tendrás una relación con tu Creador El único que conoce como realmente sanar tus heridas. Él es el Único que te puede completar.
"Den, y les será dado; medida buena, apretada, remecida y rebosante, vaciaran en sus regazos. Porque con la medida con que mida, se les volverá a medir" (Lucas 6,38)