7 cosas que debemos hacer por el bien de nuestra alma

Dios nos llama constantemente a una amistad íntima con Él. En este hermoso proceso de encuentro con el amor, debemos de limpiar nuestros corazones para dirigirnos a este encuentro. Por el bien de nuestra alma y por agradar más a Dios, deberíamos hacer las siguientes cosas que nos empujan directamente a un amor más puro y limpio con el Señor.

Debemos aprender a desarrollar una amistad con Dios incluso en medio de las preocupaciones y distracciones de la vida, de pensar en ÉL en cada instante, de conversar con Él íntimamente. Tu alma se despertará a la presencia de Dios de muchas maneras a medida que aprendas cómo puedes vivir con Dios en cada momento haciendo uso de las cosas visibles y comunes a tu alrededor

Vamos a trazar un camino espiritual para bien de todos los lectores a quienes verdaderamente siento como hermanos, padres y también hijos.  Así es, son ustedes mis padres espirituales y yo a la vez lo soy de ustedes. Nos cuidamos mutuamente sin protagonismos con el único propósito de caminar como un rebaño de un mismo pastor. Con el privilegio de tener también a la Virgen Santísima como nuestra vigilante pastora.

7 cosas que debemos hacer por el bien de nuestra alma

Vamos a hacer ciertos propósitos, seguros que nuestra vida se pondrá en orden, nuestros problemas encontraran solución, y la paz que hemos perdido por causa de nuestros pecados, la vamos a recuperar. Encontraremos rápidas respuestas a nuestras plegarias y consuelo en nuestras dificultades.

1. Confesión frecuente.

Si queremos el bien de nuestra alma, debemos, al menos, confesarnos ante un sacerdote mínimo una vez al mes.

Pero si perdemos la gracia por alguna caída en particular que nos prive de recibir la santa Comunión, nos confesaremos inmediatamente, para tratar de no vivir ni un solo día de nuestras vidas fuera de la gracia de Dios.

2. Comulgar con mayor frecuencia.

Trataremos de comulgar no tan solo el Domingo sino también entre semana.  Aunque sea una o dos veces más, hasta que la sagrada Comunión nos haga falta.

Eso de ir a misa porque nos toca, es cosa del pasado. Para nosotros comulgar tiene que ser un honor y un regalo que no vamos a desaprovechar.

3. Rezar el Rosario en familia.

Vamos a proponernos, por el bien de nuestra alma y la de los nuestros seres queridos, rezar el rosario aunque sea una vez a la semana en familia.

Y si no puedes con tu familia porque están lejos, que sea con tus amigos. Haremos pequeños grupos de oración, sin necesidad de hablar mucho o armar grandes discusiones teológicas, tan solo rezar juntos un grupo de misterios, sea dolorosos, gloriosos, de gozo o luminosos.

4. Leer más la Biblia.

Procuremos que la Biblia no siga siendo jamás un adorno para nosotros, una cosa más de la estantería.

Todos los días vamos a leer un poquito de la palabra de Dios. Pongamos la Biblia al lado de las cosas que más frecuentamos, puede ser en la mesa de noche, el escritorio de la oficina, al pie del computador, un mueble de la cocina etc. No pasaremos de largo un solo día de nuestras vidas sin meditar en un pequeño texto de las Sagradas Escrituras.

Y quienes no la conocen, empiecen leyendo algo de proverbios, eclesiástico o eclesiastés. O podría ser empezando por el nuevo testamento. Les aconsejo que sea una Biblia Católica.

5. Compartir y ser generosos.

Vamos a trabajar juntos en el orden y la caridad. Esto consistirá en sacar de nuestros hogares todo lo que no usamos y a otros les falta.

Vamos a compartir de nuestros bienes con los demás, alimentos, medicinas, etc y haremos el propósito de sumarnos a una obra de caridad (la que Dios nos inspire) y le dedicaremos un rato a la semana. Si no sabemos por donde empezar, preguntemos en nuestra parroquia que podemos hacer, pero por lo general en ella, hay muchas necesidades.

6. Establecer un lugar de oración.

Después de haber organizado un poco nuestro desorden, buscaremos en nuestra casa, un lugar de oración.

Tendremos en ese lugar nuestro pequeño altar, con una imagen de la Virgen, un Cristo y un cirio, o una vela eléctrica para evitar incendios, podría ser también el lugar en el cual pongamos la bíblia. Que sea un lugar que frecuentemos y cuidemos.

Ojalá le pongamos flores a la Virgencita y se las cambiemos con frecuencia. Que sea un lugar de visitas diarias y nuestro rincón preferido.

7. Jesús de la Misericordia o el Sagrado Corazón.

Por ultimo, vamos a poner la imagen de Jesús de la Misericordia, o la antigua imagen del Sagrado Corazón de Jesús en nuestra casa.

A mi personalmente me gusta grandota. Esa estampa que sea bendecida por un sacerdote y ocupe un lugar especial en nuestro hogar. 

Digamos con frecuencia y con fe, estas jaculatoria:

• "Jesús, yo confío en ti"
• "Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío".

Estoy seguro por los miles de testimonios que he conocido, que la confianza en Nuestro Señor, es el camino por excelencia hacia nuestra salvación. Nada agrada más a Dios que nuestro abandono en su confianza. Implementa desde ya estas cosas sigamos unidos en este amor fraterno. Que nuestro Señor limpie nuestros corazones de todo aquello que no venga de El y nos aparte del pecado y las ocasiones de pecar. Este burro, los lleva en su corazón y sus oraciones.

Hay que procurar enamorarse de Dios: por qué tal amo,r entre Dios y el hombre, no es sólo un deseo, sino que es parte de la llamada que cada cristiano posee en su alma.

Esfuérzate por tener un alma buena y limpia con estas cosas que todos los cristianos deberíamos hacer. Un alma buena es hermosa no solo para ti y agradable para Dios, sino también para los demás. Puede que no recuerdes a la persona con el rostro más bello del mundo, pero aquella alma hermosa la recordarás para siempre en tu corazón. Siguiendo todo esto, te ayudará a caminar continuamente, y con alegría, en la presencia de nuestro amado Dios.