¿Y si te murieras hoy? ¿Qué tal estaría el manto de tu alma? ¿Estarías preparado para enfrentar la justicia divina? Conoce la intercesión de la Virgen María
La dulce intercesión de la Virgen María: el manto de tu alma.
Alfonso, Rey de León y Galicia, en su juventud llevaba una vida no muy santa. Una noche tuvo un sueño espantoso que vino a cambiar su vida por completo. Alfonso vió que llegaba a la eternidad y al querer entrar al cielo se le impedía la entrada por no llevar el "traje de gracia y buenas obras" que se exige para poder salvarse. El manto de tu alma.
En ese momento apareció Nuestro Señor y ordenó que pesaran en una balanza las obras buenas y las obras malas de Alfonso para saber que destino le correspondía en la eternidad. Echaron al lado derecho de la balanza las obras buenas que había hecho y a la izquierda las malas, y estas resultaron mucho más numerosas que las buenas. Así que la balanza se inclinó a la izquierda y, mientras los diablos danzaban de alegría iba a ser dictada la sentencia de condenación contra él. Pero en ese momento apareció la Virgen María y colocando su rosario en el lado derecho hizo que la balanza se inclinara totalmente hacia las obras buenas.
Los demonios protestaban furiosos gritando que aquello era una trampa, y Nuestro Señor le preguntó a la Buena Madre Celestial:
- "¿Por qué has hecho esto?"
- "Es que este joven Alfonso ha rezado muchas veces mi rosario. Y yo con esto quiero pedirte que no lo dejes condenar porque es mi devoto", respondió María
Entonces Jesucristo vuelto hacia el pobre hombre que temblaba de susto, le dijo:
"¿Has visto?... Mi madre te ha salvado porque tú le rezas a Ella con frecuencia. Te dejo un poco más de vida: pero aprovecha este tiempo para quitar del manto de tu alma la mancha de tantos pecados, y dedícate a echar obras buenas al lado derecho de la balanza, no sea que al morirte encuentre que esas falto de ellas".
Cuando se despertó, el rey estaba sudando de tanto miedo. Desde ese día dejó amistades que le hacían ofender a Dios. Abandonó sus juegos de azar y sus chistes de mal gusto, y empezó una vida totalmente buena.
Confesó muy arrepentido sus pecados para que el manto de su alma quedara muy puro y limpio, y empezó cada día a echar obras buenas al lado derecho de su balanza; visitando enfermos, dando mercados a las familias pobres, ayudando a encarcelados, oyendo misas, visitando Iglesias y leyendo libros religiosos. Cuando murió era ya un verdadero convertido.
¿Si murieras hoy, que manto llevarías?
Amigo, ¿y si te murieras hoy? ¿Qué tal estaría el manto de tu alma?, ¿lleno de diamantes de buenas obras?, o ¿de manchas de pecados mortales?
¿Qué pesa más en la balanza: el número de tus buenas obras o el número de tus malas acciones? Tu lema debería ser como el de aquel Santo: "Mi afán principal será el de echar cada día muchas obras buenas al lado derecho de la balanza para que al presentarme al Trono del Juez Divino, no vaya a recibir sentencia de condenación para la eternidad, sino bienvenida en el cielo para siempre".
Qriswell Quero, Venezolano, esposo y padre de familia, servidor, ingeniero y misionero de la fe. Comprometido con el anuncio del Evangelio. Creyente sólido de que siempre existen nuevos comienzos. Quien a Dios tiene nada lo detiene.
