A veces hay momentos en que ya no sentimos ganas de orar. Sentimos que retrocedimos. Aquí te mostramos cómo retomar la oración en esos momentos de desganos
Cómo retomar la Oración cuando no se tienen ganas de orar.
Muchas veces hemos logrado una relación tan profunda con Dios que nos sentimos como un guerrero de la oración. Pero luego de un tiempo parece que nos ocurre que perdemos el interés. Todos deseamos crecer en una vida de oración, tener una relación tan profunda con Jesús que jamás perdamos el ánimo de hablar con Él a través de la oración. Tenemos una lucha constante con el aburrimiento, es normal. A veces, cuando entramos en una rutina, solemos sentir eso. Cómo retomar la oración cuando ya no sentimos ganas de orar.
Cuando se pierde el ánimo por la oración.
Muchos de nosotros sabemos que la oración tiene poder y que puede cambiar vidas. Hemos visto grandes milagros en la Biblia sobre el poder de la oración. Pero cuando nos sentamos a orar, comienza la dificultad, la poca concentración. Después de algunos pocos minutos, la mente comienza a perderse en pensamientos no relacionados con la oración, Vienen también una lista de cosas pendientes que tenemos por hacer.
Rezar es un privilegio increíble. A través de palabras como estas en las escrituras, tenemos una invitación abierta del Dios del universo:
"Llámame y te responderé". (Jeremías 33,3a)
Tenemos la promesa de que Él nos escucha:
"Me invocarás y vendrás a rezar a mí, y yo te escucharé". (Jeremías 29,12)
A través de las grandes historias de la Biblia, hemos sido testigo del poder de Dios a través de los hombres que le rezaron de día y de noche. Incluso Jesús, el Hijo de Dios, oraba cada madrugada. Sabemos que nosotros también deberíamos hacerlo, pero para algunos de nosotros, parece un gran desafío, una lucha interminable por lograr la concentración. Si te pasa esto, no te preocupes, no estás solo. Son muchos cristianos que luchan hoy en día por saber cómo rezar y no perder el ánimo.
Cómo retomar la oración.
A veces pienso que nos castigamos demasiado con esto. Pensamos que tenemos que rezar mucho para que funcione de verdad. Nos medimos con grandes gigantes espirituales de la oración como San Juan Pablo II, la querida Doctora de la Iglesia, Santa Teresa de Ávila o la gran misionera que fue Santa Teresa de Calcuta y nos sentimos como algo indignos. La oración es algo que debe formar parte de nuestro estilo de vida.
"Dedíquense a la oración, siendo vigilantes y agradecidos". (Colosenses 4,2)
Pero ahora surge la pregunta: ¿cómo dedicamos tiempo a la oración para los mortales como nosotros, que tenemos que invertir tiempo en un trabajo, a veces pasado de horas, y además con una familia y niños que atender? Allí es donde siempre debemos buscar algún pequeño espacio para hacerla. La oración es una tendencia del corazón a volverse hacia Dios en cada momento de nuestro día.
Haciendo de la oración parte integral de tu día.
"Alégrense siempre, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda circunstancia" (1 Tesalonicenses 5,16-17)
Pasos para retomar la oración
¿Es realmente posible orar sin cesar con tantas ocupaciones? ¿Cómo retomar la oración cuando ya no tengo ganas de orar por el cansancio que tengo?
¿Qué tal si intentamos esto para volver a retomar la oración? Empieza y termina tu día con una oración, pequeñita para comenzar.
- Haga una oración corta, tantas veces como pueda a lo largo del día: "Gracias, Dios mío por tus bendiciones. Protégeme en todo momento".
- Haz esa breve oración en los espacios libres de tu horario.
- Ayuna de mirar noticias y distraerte con tu celular a lo largo del día.
- Reza una oración por tu cónyuge o hijo mientras le das un pequeño abrazo al regresar a casa. "Dios, te entrego mis seres queridos, cuidalos".
- Haga oración corta por esa persona con la que está hablando: "Dios, bendice con salud y fe a esta persona".
- Cuando se detenga en un semáforo. Pida a Dios por todos los conductores que tiene usted a su lado: "Dios, cuida a cada uno de estos, padres y madres de familia, llévalos con bien a su hogar".
Buscar momentos de oración a través de esas pequeñas cosas que le pasan en la vida diaria, hará que vuelva a animarse a orar en profundidad. Cuando vuelva a sentir esto, es hora de tomar la Biblia. La lectura de las Escrituras nos ayuda a volver a encontrarnos con el amor de Dios, y es el motor de nuestras oraciones.
Comienza con los Salmos.
Deja que las palabras de David en los Salmos animen tus oraciones. Luego de 1 mes de haber leído pequeños fragmentos de Salmo, salta ahora a un Evangelio. El que más recomiendo por su sencillez es el de Marcos. Invoca al Espíritu Santo con alguna corta oración como: "Ven Espíritu Santo a mi mente y mi corazón y ayúdame a amarte más". Ahora, lee el Evangelio poco a poco, y camina con Jesús a través de su historia de vida. Te aseguro que si haces esto, volverás a sentir esas ganas de orar que te faltaban. Retomar la oración te será más sencillo si sigues esos pasos. Dios te acompañe en este viaje.