Papa Francisco: El Espíritu Santo da testimonio en nuestros corazones de la verdad consoladora de las promesas de Dios
"La esperanza es a la vez un ancla que nos da seguridad en medio de las tormentas de la vida, y una vela que nos lleva hacia el puerto seguro de la vida eterna", así lo dijo el Papa Francisco durante su catequesis de la Audiencia General que realiza cada miércoles en la Plaza de San Pedro
El Papa Francisco continuó su catequesis sobre la esperanza cristiana, tomando como punto de partida una lectura de la Carta de San Pablo a los romanos que nos dice así:
"Que el Dios de la esperanza los llene de alegría y de paz en la fe, para que la esperanza sobreabunde en ustedes por obra del Espíritu Santo. Por mi parte, hermanos, estoy convencido de que ustedes están llenos de buenas disposiciones y colmados del don de Ciencia, y también de que son capaces de aconsejarse mutuamente". (Romanos 15,13-14)
Queridos hermanos y hermanas: Mientras nos preparamos para celebrar el derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés, nuestra catequesis sobre la esperanza cristiana se dirige ahora al Espíritu y a su obra salvadora.
La esperanza: Ancla y Vela
Como don del Espíritu, la esperanza es a la vez un ancla (Heb 6,18-19) que nos da seguridad en medio de las tormentas de la vida, y una vela que nos lleva hacia el puerto seguro de la vida eterna.
El Papa Francisco se centró en las palabras "Dios de la esperanza", diciendo
Dios no es simplemente el objeto de la esperanza; Él también nos hace gozosos en la esperanza, dándonos aquí y ahora la alegría de esperar, no sólo la esperanza de tener alegría en el futuro.
El Espíritu Santo nos da esperanza
Esta alegría viene de saber que somos hechos hijos de Dios, y Sus herederos.
La esperanza no defrauda, porque el Espíritu está dentro de nosotros, siempre empujándonos hacia adelante.
Pero el Espíritu Santo no sólo nos da esperanza, sino que también nos hace capaces de ser "sembradores de esperanza".
El Espíritu Santo da testimonio en nuestros corazones de la consoladora verdad de las promesas de Dios y de la herencia que nos espera como sus amados hijos e hijas (Romanos 8:16)
Un cristiano puede difundir amargura y desesperanza, pero quien hace eso no es un buen cristiano.
El Espíritu nos inspira amor y respeto por el mundo
Lleno de esta esperanza, podemos llegar a ser, en las palabras del cardenal Newman, "consoladores en la imagen del Paráclito ... defensores, ayudantes y portadores de consuelo" para los demás.
El Espíritu, que trae esperanza a toda la creación (Rom. 8, 20-22), sino que también inspira en nosotros el amor y el respeto por este mundo en el que vivimos.
El Papa Francisco concluyó su reflexión señalando una vez más la Solemnidad de Pentecostés, el "cumpleaños de la Iglesia".
Que esta Fiesta de Pentecostés nos encuentre, como María y los Apóstoles, reunidos en oración, y que el don del Espíritu Santo nos haga abundar en esperanza.
