San Vicente Ferrer fue un fraile que predicó a muchos pueblos el evangelio del arrepentimiento, juicio final y venida del Señor: Ayudó a muchos matrimonios
San Vicente Ferrer: Salvador de los Matrimonios en Crisis.
San Vicente Ferrer fue un fraile Dominico valenciano que obtuvo aclamación como predicador y un gran misionero de la Iglesia. (23 de enero de 1350 - 5 de abril de 1419) Es el santo patrono de los constructores por su fama de "edificar" y fortalecer a la Iglesia: a través de su predicación, obra misionera, en sus enseñanzas, como confesor y consejero. San Vicente Ferrer También es invocado por los esposos que atraviesan por una crisis en su matrimonio.
Fiesta: 5 de abril.
Martirologio romano: San Vicente Ferrer, sacerdote de la Orden de Predicadores, de origen español, fue un misionero incansable que viajó de ciudad en ciudad predicando la paz y la unidad de la Iglesia. Predicó a innumerables pueblos el evangelio de arrepentimiento y de la venida del Señor, hasta que en Vannes, lugar de Bretaña Menor, Francia, entregó su espíritu a Dios.
Biografía de San Vicente Ferrer.
San Vicente Ferrer nació en la ciudad de Valencia, España, el 23 de enero de 1350. Su padre, Guillermo Ferrer, era notario y la casa natalicia de Vicente, a quien le fue impuesto ese nombre por haber nacido el día de San Vicente Mártir, estaba cerca del convento de los Padres Dominicos.
Alguien podía calificar su nacimiento de mal agüero, ya que nace cuando la llamada peste negra asolaba las ciudades y conventos. Pero él se salvó ya los 17 años, el 5 de febrero de 1367, vestía el hábito de dominico, emitiendo sus votos al año siguiente.
Otro gran problema que heriría casi mortalmente a la Iglesia en tiempos de San Vicente Ferrer sería el triste Cisma de Occidente en el que llegaría a haber dos obediencias o Papas y después tres. San Vicente se verá envuelto en lo más recio de la tormenta, pero siempre luchó para que brillara la verdad y la justicia.
Milagros de San Vicente Ferrer.
Muchos escritores concuerda que la vida de San Vicente Ferrer se encuentra llena de milagros, convirtiéndole, sin duda alguna, en el mayor obrador de ellos. Parece ser que estos ya empezaron en su mismo nacimiento, pues su buena madre, llamada Constancia, antes de darlo a luz recibió luces especiales de la santidad y fama que acompañarían a su hijo.
Y así fue, pues la historia confirma que sí, San Vicente Ferrer obró milagros, y que fue un valioso instrumento en las manos del Señor en este campo.
San Vicente Ferrer: el predicador.
San Vicente Ferrer se entregó de lleno a los estudios en los que sobresalió por su nada común inteligencia y, sobre todo, por su arrebatadora elocuencia que arrastraba a cuantos le oían.
Terminado sus estudios, fue nombrado catedrático en varios Conventos de Estudios Generales de su Orden: Valencia, Barcelona, Lérida y en universidades de diferentes poblaciones, llamando a todos la atención por su enseñanza, por su elocuencia y, sobre todo, por la santidad de su vida.
Los discípulos de San Vicente Ferrer aumentaban cada día y querían seguirles a todas partes para enriquecerse con sus enseñanzas y con sus ejemplos.
San Vicente y la visión mística del Señor.
San Vicente Ferrer será conocido en los siglos posteriores por su predicación arrebatadora. Son muchos los pueblos y ciudades de España y del extranjero que señalan una iglesia o un balcón desde donde el Santo dirigió su ardorosa palabra y donde realizó hechos prodigiosos.
Su actividad se intensificó en 1398, y estando en Aviñón cayó muy enfermo, y en la agonía de su enfermedad tiene una visión en la que el Salvador se le aparece acompañado por Santo Domingo y San Francisco. En la que, El Señor, tocando su mejilla, le dice: "Levántate y ve a predicar mi evangelio por todos lados y conquista muchas almas para mí, avisa a los hombres del peligro en que viven y anuncia el día del Juicio. Yo seré siempre contigo"
Desde entonces, San Vicente Ferrer intensifica su camino de predicación, recorre la mayor parte de Europa como Legado del Papa Benedicto XIII, y predica incansablemente el amor de Jesucristo y la vivencia de los preceptos del Señor.
Dones y carisma de San Vicente Ferrer.
A San Vicente Ferrer solo le interesa una cosa: Llevar las almas a Cristo. Y esta sociedad desgarrada y materialista, en que le ha tocado vivir, que vuelva a Jesucristo para que se viva de acuerdo con el Evangelio.
A todos hablaba en valenciano y todos le entendían. Parece que también gozó del don de la bilocación, ya que simultáneamente estaba en Valencia y en París o Londres. A pesar de este trabajo abrumador, aún le quedaba tiempo para escribir preciosos tratados de vida espiritual, que nos ha legado.
Entre los apostolados de San Vicente Ferrer, había uno que sobre todo tenía muy hondo en su corazón: el trabajar por la conversión de los judíos. Dicen que solo en Valencia bautizó más de diez mil.
San Vicente Ferrer: abogado de los matrimonios en crisis.
San Vicente Ferrer fue un gran apoyo para las mujeres que tenían problemas con sus esposos, y que en sus matrimonios abundaban las discusiones y gritos.
Como protección, él les regalaba un frasco que contenía agua bendita y les daba y le daba la siguiente instrucción: "Cuando su esposo llegue a su casa y comience a discutir con usted, a gritarle u ofenderle, agarre un poco de esta agua bendita y póngala dentro de su boca, pero sin beberla. Conténgala hasta que su esposo no tenga más insulto que decirle y se quede callado. Entonces se la toma".
A San Vicente Ferrer le seguían multitudes de hombres y mujeres detrás del Crucifijo y de la imagen de María que él cargaba consigo en todas sus correrías apostólicas.
San Vicente Ferrer, humildemente, exclama: "Todos acuden a la luz, sin importarles la lámpara".
La profecía del Señor iba a cumplirse. En una visión, Jesús le dijo un: "Allá en el extremo de Europa morirás santamente".
Era el 5 de abril de 1419, en Bretaña, cuando San Vicente Ferrer partió a la patria celestial.
Oración a San Vicente Ferrer.
San Vicente Ferrer, glorioso apóstol y poderoso intercesor, que en tu vida convertiste a tantos pecadores predicando sobre el Juicio Final. Concédenos a nosotros también, meditando sobre las cuatro últimas cosas, la muerte, el juicio, el Cielo y el infierno, obtener de Dios Todopoderoso, por tu intercesión, la curación de todas nuestras enfermedades espirituales. Extiende tu mano sobre nosotros, y alcánzanos esas gracias para el bienestar del alma y el cuerpo, que sabes que necesitamos tan fervientemente. Te pedimos que recibas nuestra humilde oración por.
- Pedir la gracia que se desea obtener.
Y por tus poderosos méritos, intercede por nosotros ante el trono de Dios Todopoderoso para que por su gracia y bendición podamos trabajar siempre por la recuperación y restauración de nuestra verdadera fe católica en la doctrina, liturgia, moral, devociones y prácticas espirituales, para el aumento de la realeza social y universal de Cristo y para la preparación del glorioso triunfo del Inmaculado Corazón de María.
Oración.
Oh Dios, que respondiste de glorificar a tu Iglesia por los méritos y la predicación de San Vicente Ferrer, tu confesor: concédenos a nosotros, tus siervos, para que seamos enseñados por su ejemplo, y liberados de todas las adversidades. Oh Señor, date prisa en socorrerme. Tú me has redimido, oh Dios de la verdad. Amén. San Vicente Ferrer, ruega por nosotros que acudimos a ti.
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