Santa María Rosa Julia Billiart, Religiosa fundadora: Biografía y vida

Santa María Rosa Julia Billiart, o también conocida como Santa Julia Billiart, Santa Julia o Santa Julia de Bélgica, fue una líder religiosa francesa fundadora de las Hermanas de Notre Dame. Ella tomó un voto virginidad cuando era muy joven y trabajó tan duro para los pobres que un día colapsó, permaneciendo lisiada hasta el año 1804, cuando fue milagrosamente sanada. En el momento de su muerte, existían quince conventos en funcionamiento.

Fiesta: 8 de abril.

Martirologio romano: En Namur, junto al Mosa, en Brabante, santa Julia Billiart, virgen, que, para asegurar la educación de las jóvenes, fundó el Instituto de Santa María y propagó la devoción al Sagrado Corazón de Jesús (1816).

Biografía de Santa María Rosa.

Santa María Rosa Julia Billiart nació el 12 de julio de 1751 en Cuvilly, Francia. Era hija de agricultores que poseían también un comercio, y gozaban de una buena posición económica. Tuvo siete hermanos; ella fue la penúltima.

Hizo su primera comunión a los 9 años, edad infrecuente en la época para recibir este sacramento, pero el párroco M. Dangicourt tomó la decisión de permitírselo al ver que se sabía el catecismo de memoria. En ese periodo consagró su castidad.

Muestras de santidad.

A los 16 años, Santa Julia Billiart se puso a trabajar en el campo para ayudar a su familia, que había venido a menos.

María Rosa Julia Billiart era una muy piadosa muchacha, se fortalecía en la oración y hacía todo el bien que estaba en sus manos, visitando a los enfermos. Algunos comenzaron a denominarla la santa de Cuvilly.

Fortaleza en la tribulación.

A la edad de 20 años, Santa María Julia Billiart fue testigo de un hecho trágico que marcó su vida. Se hallaba junto a su padre cuando un desalmado atentó contra él y falleció de un disparo. No está claro si ella fue herida también o simplemente quedó presa de un shock traumático.

La cuestión es que el impacto fue tal que perdió por completo la movilidad de sus miembros inferiores. Se enfrentó a la terrible pérdida y las consecuencias que llevó asociadas con admirable fortaleza.

Siguió haciendo su apostolado en tan penosas condiciones de limitación y no se cansaba de alabar a Dios en sus penalidades, diciendo: "Qu´il est bon le bon Dieu!" (Qué bueno es el buen Dios).

En torno a su lecho se reunían los niños para recibir el catecismo, bordaba manteles para la parroquia. Y, sobre todo, rezaba. Allí tuvieron lugar muchos de sus éxtasis. Todos los días le llevaban la comunión.

Santa María Julia Billiart: Valiente en la persecución.

La época del Terror que trajo consigo la Revolución francesa y el régimen de Napoleón hicieron de Santa María Julia Billiart una fugitiva que debía trasladarse de un lugar a otro. Y es que valerosamente había defendido a su párroco, suplantado impunemente por otro sacerdote impío, y buscó cobijo para otros perseguidos.

Un grupo que admiraba su virtud, en 1790 se ocupó de ponerla a salvo transportándola en un carro de heno a Compiègne. Un día manifestó: "Señor, en la tierra no hay posada para mí. ¿Quieres reservarme un rinconcito en el paraíso?".

Como consecuencia de tantas dificultades y trasiegos, durante unos meses enmudeció. Únicamente podía hacerse entender mediante gestos mímicos.

Santa María Julia Billiart recobró el habla en Amiens, al término de ese trágico periodo, en casa del vizconde Blin de Borbón. Trabó allí estrecha amistad con Francisca Blin, vizcondesa de Gézaincourt, un alma caritativa y luego colaboradora, que le prestó su ayuda.

Testimonio viviente de fe.

Las personas que se aglutinaron en torno a Santa María Julia Billiart en ese tiempo se impregnaron de su espíritu religioso y regidas por su testimonio hicieron una gran labor apostólica entre la gente del entorno.

En 1793, Santa María Julia Billiart tuvo una visión. A los pies de una cruz había un grupo de mujeres con vestiduras desconocidas para ella. Al tiempo, en una locución divina, se le hizo saber que serían las hijas que integrarían un Instituto que iba a estar marcado con la cruz.

Frutos de Santa María Julia Billiart.

Durante un tiempo, y como de nuevo estalló la persecución, convivió con la familia Doria en Bettencourt. Entonces conoció al P. Varin. Con su apoyo, Francisca y ella fundaron la congregación de Nuestra Señora (primeramente Instituto) orientada a la formación espiritual de niños y catequistas. Los quería para Cristo. No había distinción entre las religiosas y las legas, lo cual constituyó una novedad en la época.

Con el primer grupo de postulantes interesadas, abrieron el orfanato y comenzaron a formar a los catequistas. A Santa María Julia Billiart se le oía decir:  "Hijas mías, pensad cuán pocos sacerdotes hay actualmente y cuántos niños pobres se debaten en la ignorancia. Tenemos que luchar por ganarlos para Cristo".

Santa María Billiart y el Sagrado Corazón de Jesús.

En 1804, cuando llevaba veintidós años paralítica, Santa María Julia Billiart acudió a una misión popular. El Padre Enfantin le pidió que realizara junto a él una novena que quería efectuar por una intención particular.

Al quinto día, coincidiendo con la festividad del Sagrado Corazón, el sacerdote le dijo: "Madre, si tiene fe, dé un paso en honor al Sagrado Corazón de Jesús".  Lo hizo y vio que podía caminar.

Con otras condiciones de salud, Santa María Julia Billiart pudo dedicarse a viajar y extender la obra, abriendo nuevos conventos en Namur, Gante y Tournai. También ayudó a los Padres de la Fe en su labor misionera por diversas localidades hasta que su acción fue vetada por el gobierno.

Las fundaciones florecían cuando llegó la discordia de mano del sacerdote sustituto del P. Varin, el abad de Sambucy de St. Estève, quien primeramente pretendió reformular las constituciones, algo a lo que Julia se opuso, por lo cual alejó de ella a muchas personas y comenzó a sembrar dudas respecto a la Orden.

El obispo de Amiens, Mons. Demandolx, influenciado por el abad, instó a la fundadora a abandonar la diócesis, y se retiraron al convento de Namur, donde el prelado de la ciudad, Mons. Pisani de la Gaude las acogió.

Después, aunque el de Amiens reclamó su presencia, y Santa María Julia Billiart intentó reconstruir la fundación, al no hallar quien la secundase regresó a Namur para siempre.

Muerte de Santa María Julia Billiart.

Los últimos años de su vida siguió fundando nuevas casas y formando a las religiosas. 1816 constituyó el declive de su salud.

Y el 8 de abril de ese año, Santa María Julia Billiart recitando el Magníficat. El Papa Pío X la beatificó el 13 de mayo de 1906. Más tarde, el Papa Pablo VI la canonizó el 22 de julio de 1969.

Oración a Santa Julia Billiart.

Señor Dios todopoderoso, que de entre tus fieles elegiste a Santa Daria Rosa Julia Billiart, para que manifestara a sus hermanos el camino que conduce a ti, concédenos que su ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro Maestro, para que logremos así, junto con todos nuestros hermanos, alcanzar la gloria de tu Reino eterno.  Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén.