Entregarnos a los demás nos hace más felices y los hijos tienen la capacidad de enseñarnos a sacrificarnos y a crecer en el amor profundo
Pregunta: Queridos Ángela y David, el mes pasado en la revista TIME había un artículo sobre como la vida sin hijos es satisfactoria. Estoy recientemente casada, y debo confesar que estoy asustada de tener hijos. ¿Está mal permanecer sin hijos si uno no usa anticonceptivos para hacerlo?
La respuesta de Ángela:
El artículo de la revista TIME se llamaba “La vida sin hijos.” Es un punto importante que los niños requieren muchos sacrificios y muchas personas no quieren sacrificarse. Estas personas han descubierto, como una de las entrevistadas dijo, que ser una madre requiere dar todo de ti, y ella simplemente no quiere dar tanto.
La realidad es que ninguna persona disfruta espontáneamente en sacrificarse (con excepción de Jesús y María). Yo me incluyo dentro de esas personas que no se regocijan en el sacrificio. Desde el pecado original, la gente ha encontrado de mal gusto el hecho de donarse a sí mismo. E incluso han necesitado ser arrastrados a hacerlo, gritando y pateando. Y los niños nos ayudan a hacer esto muy bien.
En otras palabras, todos encontramos poco satisfactorio entregarnos. Así que el artículo de TIME colocó a una mujer de 50 años sin hijos diciendo que “no solo está bien, sino que se siente plena”. Pero ¿bajo qué medida?, una visión consumista: ella puede gastar dinero, comer comida gourmet, viajar y hacer todas esas cosas que son igualmente “satisfactorias”. En realidad, todas esas son cosas estupendas en sí mismas y disfruto de ellas, cuando tengo el tiempo y el dinero para hacerlas, pero te aseguro que puedes sumarlas todas y no serán tan “satisfactorias” como los niños.
Nuestro problema es que la medida actual de la auto-realización es “¿cuánto tenemos y cuánto somos capaces de comprar y disfrutar?”, en vez de “¿somos suficientemente libres para amar?”. Pero si consideramos el consumismo como medida de plenitud, nos quedamos chapoteando en la orilla del mar de la vida, cuando en realidad hemos sido llamados a algo mucho más completo: las aguas profundas que nos invitan a aventurarnos al amor.
La sociología apenas ahora se está dando cuenta que, de hecho, donarnos en servicio a los otros nos hace mucho más felices. Los estudios ahora confirman que las personas abnegadas y generosas tienen relaciones más felices y son más agradables como compañeras de vida que las personas egoístas y tacañas. WOW, ¿quién lo diría?
El artículo considera desconcertante que “en Estados Unidos, al menos, la feminidad es igual a maternidad”. Realmente, preferiría esta visión limitada de las cosas que el paradigma que maneja la sociedad actual basada en la pornografía y en la mujer como objeto de consumo sexual. La feminidad ciertamente no es igual a la maternidad en un guión pornográfico. En el porno las mujeres son inexorablemente reducidas a objetos sexuales, y la maternidad sería lo último en ser considerado sensual. En nuestra cultura pornográfica de la muerte, los niños son el más grande inconveniente, después de todo, fuerzan a los hombres a ser más que consumidores sexuales de las mujeres, y los resultados no son buenos para las mujeres que tiene ese angustiante hábito de tener hijos.
Las mujeres no serán liberadas al “liberarse” de los niños, por dos razones: los niños no son el problema y el egocentrismo no es liberador. El único liberador es Jesucristo, que nos libera de nuestra prisión de egoísmo a través del amor que es Él mismo. Cuando nuestros horizontes están limitados a la búsqueda del placer y el confort, Él nos abre los ojos a la amplia extensión del plan de bondad y amor del Padre para nosotros.
La respuesta de David
Esta es la mayor ironía, el mundo piensa que ha alcanzado todo lo que necesita para satisfacer al mercado del placer sexual. Sin embargo, como señalan Santo Tomás de Aquino y San Agustín, el placer sexual fue mucho más intenso antes de la caída en el pecado original de lo que lo es ahora. ¿Por qué?, porque la cosa más sensual de todas es perderte en la verdadera y profunda intimidad del otro. Y para establecer esa intimidad debemos usar nuestro intelecto: prestar atención, hacer preguntas, estar listos para asombrarnos y descubrir al otro. El intelecto nos eleva al más intenso deleite.
El sexo involucra mucho de necesidades animales, especialmente en el varón. Eso está perfectamente bien, pero el hombre es un ser espiritual, y nuestras necesidades y deseos sexuales deberían estar completamente gobernadas por el amor verdadero. ¿Qué quieres realmente en el sexo?, quieres a la otra persona, pero a menos que el sexo sea una expresión de una comunión espiritual que exista previamente, no puede servir como una conexión íntima. Si se separa el sexo de la unión espiritual, del conocimiento y del amor, éste queda en algo superficial y vacío. Conocer y amar al otro es lo que hace sensual al sexo.
Es entendible que estés asustada con respecto a tu fertilidad: Ángela y yo también lo estábamos. Pero permite que el amor por tu esposo te saque de ese miedo que te ha sembrado la cultura actual. Crecer en el amor marital despierta en nosotros las emociones más reales, enciende el afán de lanzarnos con nuestro ser amado en un futuro más allá de nuestro control. Mientras te apegues a la planificación familiar natural, encontrarás, así como nosotros, que las razones para no tener hijos empiezan a perder fuerza. Comenzarás a ser menos estricta sobre evitar tu fertilidad y lo que Dios ha planeado para ustedes finalmente ganará.
El matrimonio es un paso decisivo para salir de la estrecha visión del consumismo, por supuesto, un hombre y una mujer se casan solo cuando están abiertos a ser instrumentos a través de los cuales Dios Padre pueda obrar su amorosa voluntad de traer niños al mundo.
Al final, es por eso que el deseo sexual fue puesto en nosotros. ¿Por qué es tan fuerte? Porque el Señor ama a los bebés, billones y billones y billones de ellos. Es ese anhelo de más personas que conozcan y amen en plenitud para que el mundo se maraville, la verdadera razón por la cual existe el deseo sexual humano. ¡Qué asombroso y maravilloso tenemos!
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Adaptación y traducción al español por Qriswell Quero para PildorasdeFe.net del artículo publicado en SpiritualDirection.Com, Autores: Dres. Angela y David Franks (teólogos y esposos)