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Categoría: Evangelio del día
Boletín diario del Evangelio de hoy por email

Evangelio de hoy Sábado 3 de abril 2021. Lecturas de hoy y oración del día reflexión del Papa Francisco. Marcos 16,1-7. Evangelio del día Sábado Santo

Lecturas de hoy Sábado Santo - Evangelio de hoy 3 de abril, 2021.

Santo Evangelio de hoy Sábado 3 de abril, 2021 y las Lecturas de hoy para reflexionar. Palabra diaria y reflexión sobre el Evangelio del día, en Marcos 16,1-7 - Meditación de la Palabra del Santo Evangelio de hoy por el Papa Francisco. "La resurrección de Cristo es para nosotros una resurrección personal interior, donde nacemos a una nueva vida en el Espíritu". Se propone las lecturas de hoy con la oración del día para tu vida en el Sábado Santo del Evangelio de hoy. Palabra diaria para crecer con Dios.

Índice de las lecturas de hoy.

Celebración del día:

Sábado Santo (Vigilia Pascual).


Lecturas de hoy Sábado.

Primera Lectura para el Evangelio de hoy en el Sábado Santo. Lectura del Libro del Éxodo 14,15-15,1: "Los hijos de Israel se adentraron en seco en el mar".

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: "¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha. Y tú, alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los israelitas entren en medio del mar a pie enjuto. Que yo voy a endurecer el corazón de los egipcios para que los persigan, y me cubriré de gloria a costa del Faraón y de todo su ejército, de sus carros y de los guerreros. Sabrán los egipcios que yo soy el Señor, cuando me haya cubierto de gloria a costa del Faraón, de sus carros y de sus guerreros." Se puso en marcha el ángel del Señor, que iba al frente del ejército de Israel, y pasó a retaguardia. También la columna de nube de delante se desplazó de allí y se colocó detrás, poniéndose entre el campamento de los egipcios y el campamento de los israelitas. La nube era tenebrosa, y transcurrió toda la noche sin que los ejércitos pudieran trabar contacto. Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este, que secó el mar, y se dividieron las aguas. Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto, mientras que las aguas formaban muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución, entrando tras ellos, en medio del mar, todos los caballos del Faraón y los carros con sus guerreros. Mientras velaban al amanecer, miró el Señor al campamento egipcio, desde la columna de fuego y nube, y sembró el pánico en el campamento egipcio. Trabó las ruedas de sus carros y las hizo avanzar pesadamente. Y dijo Egipto: "Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra Egipto." Dijo el Señor a Moisés: "Extiende tu mano sobre el mar, y vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes." Y extendió Moisés su mano sobre el mar; y al amanecer volvía el mar a su curso de siempre. Los egipcios, huyendo, iban a su encuentro, y el Señor derribó a los egipcios en medio del mar. Y volvieron las aguas y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del Faraón, que lo había seguido por el mar. Ni uno solo se salvó. Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar; las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda. Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios muertos, en la orilla del mar. Israel vio la mano grande del Señor obrando contra los egipcios, y el pueblo temió al Señor, y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo. Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este canto al Señor:

Éxodo 15,1b-2.3-4.5-6.17-18.

Himno de la victoria tras cruzar el Mar Rojo.

"Cantaré al Señor, que se ha cubierto de gloria: Él hundió en el mar los caballos y los carros. El Señor es mi fuerza y mi protección, él me salvó. Él es mi Dios y yo lo glorifico, es el Dios de mi padre y yo proclamo su grandeza.

El Señor es un guerrero, su nombre es "Señor". Él arrojó al mar los carros del Faraón y su ejército, lo mejor de sus soldados se hundió en el Mar Rojo.

El abismo los cubrió, cayeron como una piedra en lo profundo del mar. Tu mano, Señor, resplandece por su fuerza, tu mano, Señor, aniquila al enemigo.

Tú lo llevas y lo plantas en la montaña de tu herencia, en el lugar que preparaste para tu morada, en el Santuario, Señor, que fundaron tus manos. ¡El Señor reina eternamente!".

Salmo de hoy Sábado Santo.

Lecturas de hoy del Libro de los Salmos 103(104):1-2,5-6,10,12-14,24,35: "Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra". (R).

  • Bendice, alma mía, al Señor; ¡Dios mío, qué grande eres! Te vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto. (R).
  • Asentaste la tierra sobre sus cimientos, y no vacilará jamás; la cubriste con el manto del océano, y las aguas se posaron sobre las montañas. (R).
  • De los manantiales sacas los ríos, para que fluyan entre los montes; junto a ellos habitan las aves del cielo, y entre las frondas se oye su canto. (R).
  • Desde tu morada riegas los montes, y la tierra se sacia de tu acción fecunda; haces brotar hierba para los ganados, y forraje para los que sirven al hombre. (R).
  • Cuántas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con sabiduría; la tierra está llena de tus criaturas. ¡Bendice, alma mía, al Señor! (R).

Segunda Lectura de hoy.

En la segunda lectura para el Evangelio de hoy, es tomada de Romanos 6, 3-11: "Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos, no volverá a morir".

Hermanos: Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo fuimos incorporados a su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva. Porque, si nuestra existencia está unida a él en una muerte como la suya, lo estará también en una resurrección como la suya. Comprendamos que nuestra vieja condición ha sido crucificada con Cristo, quedando destruida nuestra personalidad de pecadores, y nosotros libres de la esclavitud al pecado; porque el que muere ha quedado absuelto del pecado. Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir para Dios. Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.

Lecturas del Salmo.

Lecturas del Salmo 117(118):1-2,16-17,22-23: "Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo". (R)

  • Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. (R)
  • La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor. (R)
  • La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. (R)


Evangelio de hoy - Marcos 16,1-7.

Evangelio del día:  - Lecturas de hoy para el Santo Evangelio de hoy Sábado 3 de abril (No debemos tener miedo, el Señor ha resucitado): "Pasado el sábado, María Magdalena, María, la madre de Santiago, y Salomé compraron perfumes para ungir el cuerpo de Jesús. A la madrugada del primer día de la semana, cuando salía el sol, fueron al sepulcro. Y decían entre ellas: "¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?" Pero al mirar, vieron que la piedra había sido corrida; era una piedra muy grande. Al entrar al sepulcro, vieron a un joven sentado a la derecha, vestido con una túnica blanca. Ellas quedaron sorprendidas,  pero él les dijo: "No teman. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado. Ha resucitado, no está aquí. Miren el lugar donde lo habían puesto. Vayan ahora a decir a sus discípulos y a Pedro que él irá antes que ustedes a Galilea; allí lo verán, como Él se lo había dicho". Palabra del Señor.


Reflexión del Evangelio de hoy por el Papa Francisco.

Papa Francisco: La Resurrección de Cristo abre nuestro corazón a la felicidad.

Sobre el Evangelio de hoy, vemos que en el Credo repetimos esta expresión: "El tercer día resucitó según las Escrituras." Es precisamente el evento que estamos celebrando: la Resurrección de Jesús, el centro del mensaje cristiano, que resonó desde el principio y ha sido transmitió para llegar hasta nosotros.

San Pablo escribe a los cristianos de Corinto: "Les he transmitido en primer lugar, lo que yo mismo recibí: Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escritura. Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la Escritura. Se apareció a Pedro y después a los Doce." (1 Corintios 15:3-5)

[...] Es precisamente la Resurrección la que nos abre a la esperanza más grande, porque abre nuestra vida y la vida del mundo al futuro eterno de Dios, a la felicidad plena, a la certeza de que el mal, el pecado y la muerte pueden ser derrotados. Y ello, lleva a vivir con mayor confianza las realidades cotidianas, a afrontarlas con valentía y con empeño. La Resurrección de Cristo ilumina con una luz nueva estas realidades cotidianas ¡la Resurrección de Cristo es nuestra fuerza!

[...] Hoy, quisiera centrarme en los testimonios que toman la forma de un relato, que encontramos en el Evangelio de hoy. Sobre todo observamos que los primeros testigos de este evento fueron mujeres. Al amanecer, ellas van al sepulcro para ungir el cuerpo de Jesús, y encontraron el primer signo: el sepulcro vacío. Sigue después el encuentro con un Mensajero de Dios que anuncia: "Jesús de Nazaret, el crucificado, no está aquí, ha resucitado". Las mujeres son llevadas por el amor y saben acoger este anuncio con fe: creen, y de inmediato lo transmiten, no lo tiene para sí mismas. Lo transmiten. La alegría de saber que Jesús está vivo y la esperanza que llena el corazón no se pueden contener. Esto debería suceder también en nuestra vida. Sintamos la alegría de ser cristianos.

Nosotros creemos en un Cristo Resucitado que venció el mal y la muerte. Tengamos la valentía de salir para llevar esta alegría y esta luz a todos los lugares de nuestra vida. La Resurrección de Cristo es nuestra mayor certeza; es el tesoro más precioso. Cómo no compartir con los demás este tesoro, esta certeza. No es solo para nosotros, es para transmitirla, para darla a los demás, compartirla con los demás. Es nuestro testimonio

[...] Después de las apariciones a las mujeres, siguen otras: Jesús se hace presente de un modo nuevo: es el Crucificado, pero su cuerpo es glorioso; no ha vuelto a la vida terrenal, sino en una nueva condición. Al principio no lo reconocen, y solo a través de sus palabras y sus gestos los ojos se abren: el encuentro con el Resucitado transforma, da un nuevo vigor a la fe, un fundamento inquebrantable.

También para nosotros, hay muchos signos con los que el Resucitado se da a conocer: la Sagrada Escritura, la Eucaristía y los demás Sacramentos, la caridad, los gestos de amor que llevan un rayo del Resucitado. Dejémonos iluminar por la Resurrección de Cristo, dejémonos transformar por su fuerza, para que, también a través de nosotros, en el mundo los signos de muerte dejen lugar a los signos de la vida.

He visto que hay tantos jóvenes en la plaza, chicos y chicas, aquí están. Les digo: "lleven adelante esta certeza, el Señor está vivo y camina a nuestro lado en la vida. Esta es la misión de ustedes. Lleven adelante esta esperanza. Estén anclados a esta esperanza, esta ancla que está en el cielo. Sujétense fuerte a la cuerda, queden anclados y lleven adelante la esperanza. Ustedes, testimonios de Jesús, testimonien que Jesús está vivo y ello nos dará esperanza y dará esperanza a este mundo algo envejecido por las guerras, por el mal y por el pecado... Adelante jóvenes" (Reflexión para el Evangelio de hoy. Plaza de San Pedro, 3 de abril de 2013.)


Oración del día para el Evangelio de hoy.

Señor, creo ciegamente que estás vivo y resucitado. Me uno 
al coro de ángeles para cantarte alabanzas, pues mi corazón estalla de alegría al saber que has vencido la muerte con tu sacrificio de amor y has abierto el Cielo para todos los que te amamos. Amén. (Extraído de nuestro devocional diario de la oración del día para las lecturas de hoy)


Propósito del Evangelio de hoy.

Rezaré 1 Padre nuestro pidiendo a Jesús Resucitado el arrepentimiento de los que pecan recibiendo la comunión estando en pecado mortal.

¿Por qué Jesús descendió a los infiernos?


Frase de reflexión.

"El amor de Cristo y su amistad no son una ilusión. Jesús en la cruz nos ha mostrado hasta qué punto son reales". Papa Francisco.


Video reflexión del Evangelio de hoy.

Al meditar las lecturas de hoy Sábado y después de haber leído el texto de Evangelio del día, escucha ahora la reflexión correspondiente a las lecturas de hoy con la meditación del Santo Evangelio de hoy Marcos 16,1-7, en audio. Palabra de Dios comentada para la vida diaria. "Cristo ha resucitado de forma gloriosa y ha despertado a los corazones dormidos". Reflexión de las lecturas y el Evangelio de hoy.

Pulsa en el ícono de Play para comenzar a escuchar la reflexión de las lecturas del día para el Evangelio de hoy Sábado.

Intenciones del Evangelio de hoy.

Rige tu vida con la Palabra de Dios. Al meditarlas lecturas de hoy con el Santo Evangelio del día en Marcos 16,1-7, profundizas en tu relación personal con Dios. La oración del día expresa una petición de transformación en el Evangelio de hoy. "Cristo resucitado nos llena el corazón de esperanza y quema el interior con su fuego sagrado. Su resurrección es la fuerza que venció las tinieblas y ha hecho que todos recibamos la luz de la eternidad". Con la lectura de hoy Sábado, pidamos por esas intenciones que quieres expresar. Escribe en los comentarios tus peticiones a través de las lecturas de hoy y su Palabra diaria en el Evangelio de hoy 3 de abril, 2021. Paz y bien a tu vida.

Otros Evangelios del día.

Audio Evangelio: Fray Nelson Medina, O.P.

Redacción y edición: Qriswell Quero, PildorasdeFe.net

pildorasdefe qriswell quero firma autorQriswell Quero, Venezolano, esposo y padre de familia, servidor, ingeniero y misionero de la fe. Comprometido con el anuncio del Evangelio. Creyente sólido de que siempre existen nuevos comienzos. Quien a Dios tiene nada lo detiene.

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