Papa Francisco: ¿por qué surge la corrupción en las personas? Todos somos pecadores y podemos caer en la corrupción.
"Siempre han existidos jueces corruptos, y es obvio que todavía existen jueces corruptos en el mundo. Pero, ¿por qué surge la corrupción en las personas?". La corrupción ha sido el tema central que eligió Papa Francisco mientras reflexionaba sobre las lecturas del día, en la homilía llevada a cabo en la capilla de la Casa Santa Marta
Dando la homilía sobre el Evangelio del día, en el cual se proclamó el relato de San Juan, que trata de la misericordia de Nuestro Señor hacia la mujer que había sido culpada por adulterio, y relacionándolo con un fragmento del Libro del Profeta Daniel, que relata la historia de Susanna, una mujer casta e inocente, buena esposa, que falsamente fue acusada de adulterio por hombres que fueron nombrados jueces del pueblo de Dios, y por los cuales el Señor declaró a Daniel como su profeta, para así asegurar justicia para Susana y castigar a sus falsos acusadores, el Papa comentó lo siguiente
La corrupción es un pecado más profundo
Siempre han existidos jueces corruptos, y es obvio que todavía existen jueces corruptos en el mundo. Pero, ¿por qué surge la corrupción en las personas?
El pecado es una cosa, uno se dice: "He pecado, he tropezado, he sido infiel a Dios", pero luego trato de no hacerlo de nuevo, trato de arreglar las cosas con el Señor o, al menos, admito que las cosas no está bien.
La corrupción, sin embargo, es cuando el pecado va más profundo, y cada vez más profundo, formando un peso en la conciencia, uno tan grande que no deja ni espacio para respirar.
Todos somos pecadores y podemos caer en la corrupción.
El corrupto cree con impunidad está haciendo el bien. En el caso de Susana, los jueces estaban corrompidos por los vicios de la lujuria, por esto amenazaban con dar falsos testimonios contra ella.
Tampoco es el primer caso de falsos testimonios registrados en las Escrituras. El Papa recordó el caso de Jesús, con respecto a su condena, que fue llevada a cabo por falsos testimonios.
La corrupción del legalismo
En el caso de la mujer que sí era adúltera y fue llevada ante él por jueces que estaban mal de la cabeza... Y sí, estaban mal de la cabeza por haber permitido crecer en sus mentes una interpretación de la ley que era tan rígida que no dejaba espacio para el Espíritu Santo, es decir, la corrupción del legalismo, aquella que va en contra de la gracia.
Y allí se encontraban, frente a Jesús, el verdadero maestro de la Ley, aquel que va primero que todos aquellos de corazón pervertido, que oprimen inocentes y absuelven malhechores, y dijo:
"El que esté libre de pecado, que lance la primera piedra".
Y a la mujer se le dirige y le dice:
"Yo tampoco te condeno. Vete y no peques más".
Esto es la plenitud de la ley, no la de los escribas y fariseos que habían corrompido sus mentes haciendo leyes. Tantas leyes que no dejaban ni un espacio para la misericordia. Jesús es la plenitud de la ley y Dios juzga con misericordia.
En el caso de la esposa casta, dejó a la mujer libre, la cual Jesús llamó: "madre" porque según el Papa Francisco: "Su madre es la única inocente". Y a esos jueces corruptos no se les reservaban buenas palabras de la boca del profeta, así que se les tildó como: "Viejos viciosos".
¿Somos corruptos también nosotros?
Nosotros también juzgamos a los demás en nuestros corazones: ¿Somos también corruptos? Pues, debemos detenernos. Detengámonos, y veamos a Jesús, que siempre juzga con misericordia.
"Yo tampoco los condeno. Vayan en paz y no pequen más".