Papa Francisco: Un cristiano que en el momento de las pruebas, de las enfermedades o de tantas dificultades, pierde la paz, le falta algo
"Un cristiano sin alegría no es cristiano. Un cristiano que continuamente vive en la tristeza, no es cristiano. Y a un cristiano que en el momento de las pruebas, de las enfermedades o de tantas dificultades, pierde la paz, le falta algo.", fue parte de la reflexión del Papa Francisco que ha realizado durante la homilía de la Misa celebrada en la capilla de Santa Marta.
El Santo Padre centró su reflexión sobre dos palabras que nos invitan a meditar en nuestro interior y que una de ellas debe identificarnos como cristianos, las palabras "miedo y "alegría".
1.- ¿Qué es el miedo?
El miedo es una actitud que hace mal. Porque nos debilita, nos achica y también nos paraliza. De ahí que una persona que tiene miedo no hace nada, no sabe qué hacer. Está concentrada sobre sí misma, para que no le suceda algo malo.
El miedo te lleva a un egocentrismo egoísta y te paraliza. Por esta razón un cristiano temeroso es una persona que no ha entendido cuál es el mensaje de Jesús.
Por esto Jesús dice a Pablo: «No tengas miedo». Sigue hablando. El miedo no es una actitud cristiana. Es la actitud -podemos decir- de un alma encarcelada, sin libertad, que no tiene la libertad de mirar hacia adelante, de crear algo, de hacer el bien… no, siempre: «No, pero está este peligro, está aquel otro, aquel otro…» Y esto es un vicio. Y el miedo hace mal.
No tener miedo es pedir la gracia del coraje, del valor que nos envía el Espíritu Santo.
Hay comunidades temerosas, que van siempre a lo seguro: «No, no, no hacemos esto, no, no, esto no se puede, esto no se puede…» Parece que sobre la puerta de entrada hemos escrito "¡prohibido!", todo está prohibido por el miedo. Tú entras en esta comunidad y el aire está viciado, porque es una comunidad enferma. El miedo enferma a una comunidad. La falta de coraje enferma a una comunidad.
Hay que distinguir el miedo del temor de Dios, que es santo, es el temor de la adoración ante el Señor y el temor de Dios es una virtud. Pero el temor de Dios no achica, no debilita, no paraliza, lleva hacia adelante, hacia la misión que el Señor da.
2.- ¿Cuál es la verdadera alegría cristiana?
«Nadie podrá quitarles su alegría», dijo Jesús. Y en los momentos más tristes, en los momentos del dolor, la alegría se convierte en paz. En cambio, una diversión en el momento del dolor se vuelve oscuridad, se hace oscura.
Un cristiano sin alegría no es cristiano. Un cristiano que continuamente vive en la tristeza, no es cristiano. Y a un cristiano que en el momento de las pruebas, de las enfermedades o de tantas dificultades, pierde la paz, le falta algo.
La alegría cristiana no es una simple diversión, no es una alegría pasajera; la alegría cristiana es un don, es un don del Espíritu Santo. Es tener el corazón siempre alegre porque el Señor ha vencido, el Señor reina, el Señor está a la derecha del Padre, el Señor me ha mirado y me ha enviado, y me ha dado su gracia y me ha hecho hijo del Padre… Esa es la alegría cristiana. Un cristiano vive en la alegría.
También una comunidad sin alegría es una comunidad enferma, tal vez sea una comunidad divertida, pero enferma de mundanidad. Porque no tiene la alegría de Jesucristo.
De modo que cuando la Iglesia es miedosa y cuando la Iglesia no recibe la alegría del Espíritu Santo, la Iglesia se enferma, las comunidades se enferman, los fieles se enferman.
Elévanos, Señor, hacia Cristo sentado a la derecha del Padre, eleva nuestro espíritu. Quítanos todo miedo, y danos la alegría y la paz
