Papa Francisco: Cuando llevemos a cabo una buena acción, Dios nos dará una buena medida, repleta hasta el tope, en abundancia
"El amor que siente Dios por nosotros no tiene límites, mientras que los seres humanos a menudo carecemos de generosidad y tenemos una cierta tendencia a calcular las situaciones." Explicó el Papa Francisco durante su homilía de la Santa Misa realizada en la Capilla de Santa Marta.
Dios no se detiene, sino que sale en la búsqueda de cada uno de nosotros. A menudo, nuestro amor carece de esa generosidad y está demasiado acostumbrado a medirlo y racionarlo cuando tomamos la decisión de donar algo que nos pertenece. Nuestra salvación, radica en esta amistad entre nosotros y Él.
Dios da en abundancia
De la misma manera, Dios nos da la amistad, en este caso, y a todos nosotros, nuestra salvación. Él nos da, y lo que nos dará cuando llevemos a cabo una buena acción: Él nos dará una buena medida, repleta hasta el tope, lleno hasta el borde, desbordante...
Y todo esto nos hace pensar en la abundancia, y esta palabra "abundancia" se repite tres veces en la Carta a los Romanos (5,12-21) que escribió San Pablo. Dios da en abundancia hasta el punto que San Pablo escribió en su último resumen:
"...Pero donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia. Porque así como el pecado reinó produciendo la muerte, también la gracia reinará por medio de la justicia para la Vida eterna, por Jesucristo, nuestro Señor"
Dios celebra nuestro regreso
El corazón de Dios no está cerrado, sino que siempre permanece abierto y su amor no tiene límites al igual que la historia de aquel padre en el Evangelio, que todos los días miraba el horizonte para ver si su hijo regresaca con él. Y cuando llegamos, al igual que el hijo, Él nos abraza, nos besa y celebra nuestro regreso.
Dios no es un Dios mezquino, Él no sabe de mezquindad. Él lo da todo. Dios no es alguien que se queda quieto: Él permanece mirando y esperando que nos convirtamos.
Dios es un Dios que sale, Él sale a buscar a cada uno de nosotros. Pero, ¿es esto cierto? Cada día Él nos busca, él está buscándonos. Como ya lo ha hecho, y como ya lo ha dicho, en la parábola de la oveja perdida o la moneda perdida: él está buscando. Él siempre está haciendo eso.
Comprender el misterio del amor de Dios
Recordemos que hay más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierte que por cada cien personas que permanecen en el bien. Sin embargo, no es fácil para nosotros los seres humanos, entender el amor de Dios.
Es debido a una «gracia» que los entendemos, tal como lo hizo una hermana religiosa de edad 84 años que conocí en mi diócesis, quien todavía va a visitar a los enfermos en el hospital y habla a ellos con una sonrisa sobre el amor de Dios. Esta hermana ha recibido la gracia de comprender el misterio de amor infinito de Dios, una gracia que la mayoría no puede ver.
Es cierto, nosotros siempre tenemos la mala costumbre de medir las situaciones o las cosas con las medidas que tenemos y nuestras medidas son pequeñas.
Por esta razón, nos haría bien pedir al Espíritu Santo por esta gracia, orar al Espíritu Santo, la gracia de acercarnos, al menos un poco, con el fin de entender este amor y tener el deseo de ser abrazado y besado con ese amor sin límites.