Papa Francisco: Aprendí tanto sobre el amor incondicional y la esperanza viendo a madres que nunca dejan de apoyar y luchar por sus hijos
Ciudad del Vaticano, 01/01/17.- "Si el nuevo año es bueno o no, depende de que escojamos hacer el bien todos los días”, así lo expresó el Papa Francisco el 1 de enero, día que la Iglesia conmemora la fiesta de María, Madre de Dios y la Jornada Mundial de la Paz
Hablando ante unos 50,000 peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro para el primer rezo del Ángelus del 2017, el Papa se refirió a su mensaje de la paz, en el cual pidió que la gente adopte el "estilo" de negar violencia para edificar una política para la paz.
Construir la paz
"La paz se construye diciendo ¡NO! - con hechos -, al odio y A la violencia, y ¡SÍ! a la fraternidad y a la reconciliación", afirmó el Santo Padre
Lamentando el brutal acto de terrorismo que azotó Estambul durante una noche de "buenos deseos y esperanzas", el Papa Francisco ofreció sus oraciones por toda la nación de Turquía, así como por los heridos y muertos.
Un tirador abrió fuego durante una celebración de Año Nuevo en un club nocturno popular temprano el primero de enero, asesinando por los menos a 39 personas e hiriendo por lo menos a otras 70.
Al respecto, el Papa Francisco dijo:
"Pido al Señor que sostenga a todos los hombres de buena voluntad que se ponen valientemente en marcha para hacer frente a la plaga del terrorismo y a la mancha de sangre que envuelve al mundo en una sombra de miedo y desconcierto".
Anteriormente ese día, el Papa habló de cómo la ternura maternal, la esperanza y la abnegación son el "antídoto más fuerte" contra el egoísmo, la indiferencia y la "falta de apertura" en el mundo de hoy día.
"Aprendí tanto sobre el amor incondicional, la esperanza y la pertenencia observando a madres que nunca dejan de abrazar, apoyar y luchar por lo que sea mejor para sus hijos encarcelados en prisiones, enfermos en los hospitales, esclavizados por las drogas o sufriendo por la guerra", expresó el Papa
María es madre protectora
Donde está la madre, hay unidad, hay pertenencia, pertenencia de hijos
Como todas las madres del mundo, María, madre de Dios, protege de la corrosiva enfermedad de la orfandad espiritual, que hay cuando el alma se siente sin madre y le falta la ternura de Dios… cuando se nos va apagando el sentido de pertenencia a una familia, a un pueblo, a una tierra, a nuestro Dios".
Tal actitud de orfandad espiritual es un cáncer que silenciosamente corroe y degrada el alma, por la cual pronto nos olvidamos que la vida ha sido un regalo - que se la debemos a otros - y que estamos invitados a compartirla en esta casa común
Cuidar al corazón
Una cultura fragmentada empeora las cosas, llevando a sentimientos de vacío y de soledad.
La falta de contacto físico (y no virtual) va cauterizando nuestros corazones haciéndolos perder la capacidad de la ternura y del asombro, de la piedad y de la compasión, así como haciéndonos perder la memoria del valor del juego, del canto, de la risa, del descanso, de la gratuidad.
Recordar que Jesús nos entregó a su madre vuelve a dibujar en el rostro la sonrisa de sentirnos pueblo, de sentir que pertenecemos y podemos crecer, no somos meros objetos para consumir y ser consumidos, no somos "mercancía" para ser intercambiada, ni receptáculos pasivos de información. Somos hijos, somos familia, somos Pueblo de Dios.
María demuestra que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles, sino de los fuertes, y no tenemos que maltratar a los demás para sentirnos importantes.
