Papa Francisco: ¡Que no se deje de lado a los Ancianos!

Durante la misa celebrada el martes en el estadio de la Commonwealth en Edmonton, festividad de los Santos Joaquín y Ana, el Papa Francisco reflexiona sobre el importante papel de los abuelos en la transmisión de la fe, y subraya la necesidad de preservar la memoria de los que nos precedieron.

En el segundo día de su "Peregrinación Penitencial" de 5 días a Canadá, el Papa Francisco presidió la Santa Misa en el Commonwealth Stadium de Edmonton, con la presencia de los fieles.

En la homilía, el Santo Padre invitó a todos a pensar en sus propios abuelos, ya que la Iglesia celebra la fiesta de los Santos Joaquín y Ana, en cuyo hogar el Niño Jesús conoció a sus familiares y "experimentó la cercanía, el tierno amor y la sabiduría de sus abuelos."

Hijos de una historia que hay que preservar.

El Papa Francisco destacó que somos hijos de una historia que hay que preservar -no individuos aislados-, ya que nadie viene al mundo desvinculado de los demás. Así, nuestras raíces y las familias en las que hemos crecido forman parte de una historia única que nos ha precedido y nos ha dado vida.

Desde este punto de vista, "no elegimos esa historia", sino que "la recibimos como un regalo", que debemos valorar. Somos "descendientes" de los que nos precedieron y de su "herencia", que está "centrada en la justicia, la fidelidad a Dios y su voluntad".

"Estamos aquí gracias a nuestros padres, pero también a nuestros abuelos, que nos ayudaron a sentirnos acogidos en el mundo", dijo el Papa, añadiendo que son ellos los que nos aman incondicionalmente, sin esperar nada a cambio. Gracias a ellos, continuó, "recibimos una caricia de la historia que nos precedió: aprendimos que la bondad, el amor tierno y la sabiduría son las raíces sólidas de la humanidad".

Apreciando aún más a los abuelos, el Papa Francisco dijo que es en sus hogares donde muchos de nosotros "respiramos la fragancia del Evangelio", y descubrimos una fe "familiar", a través del afecto, el estímulo, el cuidado y la cercanía.

Así, el Papa Francisco señaló que es así como Joaquín y Ana amaron a María, y cómo María, a su vez, amó a Jesús, con un amor que "nunca lo asfixió ni lo retuvo", y el Papa invitó a todos a aprender a no presionar las conciencias de los demás, ni dejar de amar y respetar a quienes nos precedieron o están confiados a nuestro cuidado

Preservar la memoria.

El Papa Francisco instó a todos, en esta nota, a reservar un espacio digno para preservar la memoria, y recordar a quienes nos precedieron, insistiendo en que debemos "cultivar nuestras raíces, para rezar por y con nuestros antepasados, para dedicar tiempo a recordar y custodiar su legado". 

Nos animó a no perder su memoria, ni a olvidar la historia que dio origen a nuestras propias vidas. Al contrario, debemos recordar a aquellos cuyas manos nos acariciaron y que nos sostuvieron en sus brazos; "porque en esta historia podemos encontrar consuelo en los momentos de desánimo, una luz que nos guíe y valor para afrontar los retos de la vida."

"Preguntémonos: ¿somos nosotros, hijos y nietos, capaces de salvaguardar este tesoro que hemos heredado? ¿Recordamos las buenas enseñanzas que hemos recibido? ¿Hablamos con nuestros mayores y nos tomamos tiempo para escucharlos?"

Autores de una historia aún no escrita.

Además de ser hijos de una historia que hay que preservar, somos autores de una historia aún no escrita, dijo el Papa, señalando que estamos marcados tanto por las luces como por las sombras, y por el amor que recibimos o no.

Añadió que este es el misterio de la vida humana: somos hijos de alguien, pero también estamos llamados a dar la vida, como padres, madres y abuelos a otra persona. Por tanto, debemos preguntarnos qué tipo de sociedad queremos construir y legar a los que vengan después de nosotros, a la luz de lo mucho que hemos recibido de los que nos precedieron.

Utilizando la imagen de la savia vital que viaja desde las raíces hasta las ramas, las hojas, las flores y el fruto de un árbol, el Papa Francisco dijo que la auténtica tradición se expresa en esta dimensión vertical, de abajo hacia arriba. Por lo tanto, advirtió contra la caída en una "caricatura de la tradición" que no es vertical - de las raíces a los frutos, sino horizontal - hacia adelante y hacia atrás, diciendo que esto solo conduce a una cultura atrasada, atrapada en la mentalidad que dice "siempre lo hemos hecho así".

¿Qué estamos transmitiendo a los que nos siguen?

Reflexionando sobre la lectura del Evangelio del día, el Papa Francisco señaló que Jesús dice a sus discípulos que son dichosos porque pueden ver y oír lo que los profetas y los justos solo podían anhelar: el Mesías que los que pueden ver y oír están llamados a acoger y anunciar. Del mismo modo, los que nos precedieron nos transmitieron una pasión, una fuerza y una llama que nos corresponde a nosotros reavivar.

Asimismo, nuestros abuelos y mayores "quisieron ver un mundo más justo, fraterno y solidario, y lucharon para darnos un futuro" y nos corresponde a nosotros no defraudarles y dar fruto, porque "somos las ramas que deben florecer y esparcir nuevas semillas de historia".

Que no se deje de lado a los Ancianos.

Al concluir, el Santo Padre invocó la intercesión de los Santos Joaquín para que nos ayuden a valorar la historia que nos dio la vida y "nos recuerden nuestro deber espiritual de honrar a nuestros abuelos y a nuestros mayores, de valorar su presencia entre nosotros para crear un futuro mejor".

El Papa rezó, en este sentido, por un futuro en el que no se deje de lado a los ancianos porque ya no son útiles y no pueden producir, o que sea indiferente a la necesidad de los ancianos de ser atendidos y escuchados.

Además, rezó por un futuro en el que "no se repita la historia de violencia y marginación que sufren nuestros hermanos indígenas".

"Ese futuro es posible si, con la ayuda de Dios, no rompemos el vínculo que nos une a los que nos han precedido, y si fomentamos el diálogo con los que vendrán después", dijo el Papa. "Jóvenes y mayores, abuelos y nietos, todos juntos. Avancemos juntos, y juntos; soñemos".

Destacando el papel "único e insustituible" que todos tenemos en la historia, el Papa Francisco pidió a todos que se cuestionen qué estamos transmitiendo a los que vienen detrás de nosotros y qué tipo de huella estaremos dejando.

Añadió que el Señor no quiere que seamos meros críticos de nuestro sistema, cerrados y retrógrados, sino "artesanos de una nueva historia, tejedores de esperanza, constructores del futuro, artífices de la paz."

"La verdadera pregunta es: ¿estoy dando vida? ¿Estoy introduciendo en la historia un amor nuevo y renovado que antes no existía? ¿Estoy anunciando el Evangelio en mi barrio? ¿Estoy sirviendo libremente a los demás, como lo hicieron los que me precedieron? ¿Qué estoy haciendo por nuestra Iglesia, nuestra ciudad, nuestra sociedad?".