Papa Francisco: María, aparece en el Evangelio en momentos cruciales. Fue la voz de Dios la que guio su corazón y sus pasos donde su presencia era necesaria.
Papa Francisco: Rezar como María, con un corazón abierto.
"No hay mejor manera de rezar que como María, que abrió su corazón a Dios con humildad y confianza... No hay mejor manera de rezar que ponerse como María en una actitud de apertura con un corazón abierto a Dios", así lo expresó el Papa Francisco en un mensaje ofrecido durante su audiencia general semanal, que fue transmitida en vivo desde la biblioteca del Palacio Apostólico.
Continuando con su serie de charlas sobre la oración, el Papa Francisco reflexionó sobre María como modelo de oración.
Cuando hablamos con Dios en la oración "es poner nuestra vida en las manos del Señor, que sea él quien nos guíe. Todos podemos rezar así, casi sin palabras", indicó el Papa
María no orquestó su vida de manera autónoma, afirmó el Papa Francisco. "Ella espera que Dios tome las riendas de su camino y la guíe a donde quiera."
Al ser dócil y estar dispuesta a ser el instrumento de Dios, ella prepara el camino para "los grandes eventos en los que Dios participa en el mundo", dijo el Papa Francisco.
"No hay mejor manera de rezar que ponerse como María en una actitud de apertura con un corazón abierto a Dios, "Señor, lo que quieras, cuando quieras y como quieras", indicó el Papa Francisco
Aquellos cuyas vidas se inspiran en una actitud tan orante, dijo el Papa, "no se molestan cuando sus días están llenos de problemas", sino que se enfrentan a la realidad sabiendo que si se ofrecen con un amor humilde, "nos convertimos en instrumentos de la gracia de Dios".
El Papa Francisco expresó que "cuando el ángel Gabriel le contó a María el plan de Dios para ella, María sabía cómo rechazar el miedo, incluso sintiendo que su SÍ le traería pruebas tremendamente difíciles. Si en la oración entendemos que cada día dado por Dios es una llamada, nuestros corazones se ensancharán y aceptaremos todo.
La gente también debería rezar para que el Señor esté presente en cada paso del camino, "para que no nos deje solos, para que no nos abandone a la tentación, para que no nos abandone en momentos terribles", dijo el Papa.
María no solo acompañó toda la vida de Jesús en la oración, hasta su muerte y resurrección, sino que también acompañó los primeros pasos de la iglesia, rezando con "los hombres y mujeres que su hijo había llamado para formar su comunidad", expresó el Papa Francisco.
"María no es un sacerdote entre ellos. Es la madre de Jesús que reza con ellos en comunidad, como uno de la comunidad; reza con ellos y por ellos", afirmó el Papa.
Al respecto de María, el Papa Francisco afirmó que "ella no solo se convirtió en la madre de Dios, también se convirtió en la madre de la Iglesia por obra del Espíritu Santo.
Su "intuición femenina natural es exaltada por su más singular unión con Dios en la oración", dijo el Papa Francisco. "Por eso, leyendo el Evangelio, notamos que ella parece desaparecer a veces, solo para reaparecer en momentos cruciales: fue la voz de Dios la que guio su corazón y sus pasos donde su presencia era necesaria", dijo el Santo Padre.
El Papa Francisco concluyó su catequesis recordando cómo el corazón de María ha sido comparado con una perla de incomparable esplendor, formada y suavizada por la paciente aceptación de la voluntad de Dios a través de los misterios de Jesús meditados en la oración. "Qué hermoso sería si nosotros también pudiéramos ser un poco como nuestra Madre con un corazón abierto a la Palabra de Dios, con un corazón silencioso y obediente que deja crecer la palabra de Dios", dijo para finalizar el Papa Francisco.
El Papa Francisco y la oración de María.
[Fuente del video: Vatican News]. Resumen en video de la catequesis del Papa Francisco en audiencia general en su discurso sobre la Virgen María y la oración en la que nos enseña a seguir su ejemplo para rezar con el corazón.
Qriswell Quero, Venezolano, esposo y padre de familia, servidor, ingeniero y misionero de la fe. Comprometido con el anuncio del Evangelio. Creyente sólido de que siempre existen nuevos comienzos. Quien a Dios tiene nada lo detiene.
