Cuando se presentan esas situaciones de vida en que nos sentimos confundidos, pidamos la ayuda inmediata de nuestra Madre María, Madre del Buen Consejo
Oración para pedir guía y consejo a María, Madre del Buen Consejo.
María, Madre de Dios, también es invocada bajo el nombre de María, Madre del Buen Consejo, o Madre de Sabiduría. Ella fue el Trono de la Sabiduría, quien cargó en su seno al Divino Maestro y fue siempre la llena de gracia y de la Sabiduría de Dios.
Oración a María, Madre del Buen Consejo.
Esta es una pequeña oración para invocar a María, Madre del Buen Consejo, y nos ayude e inspire en todas nuestras decisiones de vida.
María, Madre del Buen Consejo,
alcánzame la gracia de cultivar
la paz y la paciencia, aun en
medio de las dificultades que
vivo, para que así, pueda reflejar
el amor y la misericordia de Dios
en el mundo, y sea un verdadero
testigo de su obra maravillosa.
Confío, querida Madre, en que
me sostienes y me libras de todas
mis angustias. Confío en que me
señalarás el camino para librarme
de las trampas del enemigo.
Ayúdame a atravesar las crisis
que se me presentan, y que no
pierda la fe en el camino. Ayúdame
a proceder con rectitud y que los
miedos que pueda sentir, no me
devoren cuando se presente
la calamidad.
Dulce Madre del Buen Consejo,
hazme entender aquellas palabras
santas del salmista: "Espera en
el Señor, sé fuerte, ten ánimo,
espera en el Señor" (Salmo 27,14)
Como buena Madre, guíame,
consuélame, fortaléceme. Tú, que
eres la Madre del Buen Consejo,
inspírame para que pueda tomar
buenas decisiones de vida para
mí y para los míos.
Te ofrezco, querida Madre del
Buen consejo, esta humilde
oración, pidiendo tu maternal
intercesión, en unión con El
Espíritu Santo, y por El Santo
Nombre de Jesús, nuestro Señor.
Amén.
Que María, Madre del Buen consejo, te ofrezca siempre guía, consuelo, fortaleza y sabiduría.
Qriswell Quero, Venezolano, esposo y padre de familia, servidor, ingeniero y misionero de la fe. Comprometido con el anuncio del Evangelio. Creyente sólido de que siempre existen nuevos comienzos. Quien a Dios tiene nada lo detiene.
