Oración del Papa Francisco en honor a la Solemnidad de la Inmaculada Concepción invocando la protección maternal de María
El papa Francisco, en la celebración realizada a la Inmaculada Concepción, en 2014, se trasladó a la basílica de Santa María la Mayor, el principal santuario mariano de Roma, en donde se encuentra un cuadro muy hermoso de María Inmaculada llamado: "María Salus Populi Romani".
El Santo Padre depositó allí un ramo de rosas blancas y amarillas a los pies de la imagen de la Virgen. A continuación rezó algunos minutos y encendió un cirio.
Tras la lectura del Evangelio, el Papa Francisco recitó una hermosa oración para invocar el auxilio maternal de María y que puede servirnos a todos y cada uno de los fieles para invocar también su protección
Oración del Papa para invocar la protección maternal de María Inmaculada
"Oh María, Madre nuestra, hoy el pueblo de Dios en fiesta te venera Inmaculada, preservada desde siembre del contagio del pecado.
Recibe el homenaje que te ofrezco en nombre de la Iglesia que está en Roma y en el mundo entero. Saber que tú, que eres nuestra madre, que eres totalmente libre del pecado nos conforta.
Saber que sobre ti el mal no tiene poder, nos llena de esperanza y de fortaleza en la lucha cotidiana que debemos realizar en la lucha contra las amenazas del maligno.
Pero en esta lucha no estamos solos, no somos huérfanos, porque Jesús, antes de morir en la cruz, nos ha dado a ti como madre.
Nosotros por lo tanto, a pesar de ser pecadores, somos tus hijos, hijos de la Inmaculada, llamados a aquella santidad que en ti resplandece por la gracia de Dios desde el inicio.
Animados por esta esperanza, nosotros hoy invocamos tu materna protección para nosotros, para nuestras familias, para esta ciudad, para el mundo entero.
La potencia del amor de Dios, que te ha preservado del pecado original, por tu intercesión libere a la humanidad de todo tipo de esclavitud espiritual y material, y haga vencer, en los corazones y en los eventos, el designio de salvación de Dios.
Haced que también en nosotros, tus hijos, la gracia prevalga sobre el orgullo y podamos volvernos misericordiosos como es misericordioso nuestro Padre Celeste.
En este tiempo que nos conduce a la fiesta de la Navidad de Jesús, enséñanos a ir contracorriente: a desvestirnos, abajarnos, donarnos, escuchar, hacer silencio, a descentrarnos de nosotros mismos, para dejar espacio a la belleza de Dios, fuente de la verdadera alegría.
¡Oh Madre nuestra Inmaculada, reza por nosotros!
Amén"
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