La Muerte explicada desde el Punto de Vista de una Niña con Cáncer

Una niña con cáncer terminal nos explica la muerte desde otro enfoque, y muy posiblemente uno muy distinto al que conoces, con palabras llenas de esperanzas y al mismo tiempo, con mucha sabiduría. El Cáncer podrá ser una terrible enfermedad, pero a veces, suele ser un peldaño para algo más grande, algo más allá de esta vida pasajera.

¿Qué es el cáncer?

El cáncer es una enfermedad en la que las células, casi en cualquier parte del cuerpo, comienzan a dividirse de manera incontrolable. Se convierte en un tumor cuando este crecimiento incontrolado ocurre en un tejido sólido como un órgano, músculo o hueso.

Los tumores se pueden propagar a los tejidos circundantes a través de la sangre y los sistemas linfáticos. El tratamiento del cáncer tiene como objetivo erradicar estas células anormales, o retardar o detener su propagación.

El Cáncer y las emociones.

El cáncer se refiere al crecimiento anormal del tejido celular. Los tumores suelen dividirse en benignos y malignos. Un tumor benigno se localiza, se desarrolla lentamente y no suele provocar la muerte del paciente. Los tumores malignos o cancerosos se desarrollan más rápidamente. No están localizados y a menudo son fatales para el paciente, provocando cambios en sus emociones.

Lo más común es que, después de un diagnóstico de cáncer, la persona tenga una serie de sentimientos que incluyen miedo, tristeza, ansiedad y depresión. El miedo, la ansiedad, la culpa, el enojo y el pánico son sentimientos difíciles de manejar, es por ello que un paciente con Cáncer siempre debe tener el apoyo de familiares y amigos cercanos. 

Ahora, ya conociendo un poco de lo que es el cáncer, a continuación, de una publicación extraída del Blog Pensador, te presentamos este hermoso testimonio ofrecido por el Dr. Rogério Brandão, oncólogo brasileño, sobre cómo una niña con cáncer terminal te explica la muerte de una forma muy peculiar:

El testimonio de una niña con Cáncer.

Como médico oncólogo, ya endurecido con largos 29 años de actuación profesional, puedo afirmar que he crecido y he cambiado con los dramas vividos por mis pacientes. No conocemos nuestra verdadera dimensión hasta que, golpeados por la adversidad, descubrimos que somos capaces de ir mucho más allá.

Me acuerdo con emoción del Hospital del Cáncer de Pernambuco, donde di mis primeros pasos como profesional... Empecé a frecuentar la enfermería infantil y me apasioné por la oncopediatría. Viví los dramas de mis pacientes, niños víctimas inocentes del cáncer. Con el nacimiento de mi primera hija, comencé a asustarme al ver el sufrimiento de los niños.

Niña con cáncer terminal explica la muerte.

Hasta el día en que un ángel pasó a por mí. Mi ángel vino en forma de una niña de 11 años de edad, ya probada por dos largos años de tratamientos diversos, manipulaciones, inyecciones y todas las incomodidades que provocan los programas químicos y las radioterapias.

Pero nunca vi a este pequeño ángel flaquear. La vi llorar muchas veces; también vi miedo en sus pequeños ojos; al fin y al cabo, esto es humano.

Un día llegué al hospital muy temprano y encontré a mi pequeña angelita sola en la habitación. Pregunté por su madre. La respuesta que recibí, aún hoy, no consigo contarla sin experimentar una profunda emoción. Ella me dijo:

- "Señor, a veces mi madre sale del cuarto para llorar a escondidas en el pasillo... Cuando yo muera, creo que ella va a sentir mucha nostalgia. Pero, yo no tengo miedo a morir, tío. ¡Yo no nací para esta vida!"

Entonces, le pregunté:

- "¿Y qué es la muerte para ti, querida mía?"

Ella me respondió algo hermoso:

- "Escuche, Señor, cuando la gente es pequeña, a veces, nos vamos a dormir a la cama de nuestro padre, y al día siguiente nos despertamos en nuestra propia cama, ¿no es así?"

(En ese momento yo recordé a mis hijas, en la época en que eran niñas de 6 y 2 años, con ellas yo hacía exactamente lo mismo). Entonces ella prosiguió:

- "Un día yo me dormiré y mi Padre vendrá a buscarme. Me despertaré en la casa de Él, ¡en mi verdadera vida!".

Me quedé estupefacto, no sabía qué decir. Me impactó la madurez con que el sufrimiento había acelerado la visión y la espiritualidad de aquella niña... Entonces la niña agregó:

- "¡Y mi madre me va a recordar con mucha nostalgia!".

Emocionado por ese grado de sabiduría de la niña, y conteniendo una lágrima y un sollozo en mi pecho, le pregunté:

- "¿Y qué significa la nostalgia para ti, querida mía?".

Ella me respondió:

- "¡La nostalgia es el amor que permanece!".

Hoy, a los 53 años de edad, desafío a quien quiera a dar una definición mejor, más directa y simple de la palabra nostalgia: ¡es el amor que permanece!

Mi angelito ya se fue hace muchos años. Pero me dejó una gran lección que ayudó a mejorar mi vida, a intentar ser más humano y cariñoso con mis pacientes, a revisar mis valores. Cuando la noche llega, si el cielo está limpio y veo una estrella, para mí es "mi ángel", que brilla y resplandece en el cielo. Imagino que ella es una estrella fulgurante en su nueva y eterna casa.

Gracias, angelito, por la vida bonita que tuve, por las lecciones que me enseñaste, por la ayuda que me diste. ¡Qué bueno que existe la nostalgia! El amor que queda es eterno.

La actitud lo es todo.

Sea más humano y agradable con la gente. Cada una de las personas con las que vives o tienes algún tipo de relación, está luchando algún tipo de batalla en su interior y quizás tú no lo sepas, por eso:

- Vive con sencillez.
- Ama generosamente.
- Cuídate intensamente.
- Habla con amabilidad.
- Y sobre todo, deja los reclamos y sé feliz.

Esperamos que esta sabia definición de lo que es la muerta, que nos dejó esta pequeña niña que sufrió la terrible enfermedad del cáncer, pueda hacernos reflexionar sobre cómo llevamos nuestra vida, y hacia dónde estamos apuntando. ¡Apunta alto!, ¡apunta al cielo!

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